La foto no es del lunes, pero grafica perfectamente lo insufrible que está una buena parte de los hinchas de San Lorenzo. El Ciclón hace un año estuvo a punto de irse al Nacional B, sin embargo, en la tribuna se ve un disconformismo propio de un equipo que trae un andar próspero desde hace un tiempo.
Si algún desprevenido fue a ver San Lorenzo ante Unión o Argentinos, seguramente esté muy confundido. En los papeles se ve un Matador resurgido de las cenizas, lejos de su mejor versión, pero mucho más airoso institucional y futbolísticamente. Sin embargo, casi olvidando todo lo sufrido, muchos simpatizantes se la pasaron insultando y renegando en los dos cotejos en cuestión.
El fana cuervo reniega por todo. No tolera un pase atrás para empezar una jugada colectiva, tampoco que al equipo le cueste vulnerar a un rival que se defiende con once. Enseguida empieza a especular: que Prósperi jugó sin ganas, que Mercier va al bombo y que Gentiletti no se movió. Pero instantáneamente, y sin fundamentos, esas sospechas se transforman en verdades irrefutables, y el que las discute es un traidor a la patria sanlorencista.
Las tribunas mostraron hinchas calientes, sentimentalmente traicionados, furiosos incluso con los pibes que recién arrancan y que se están ganando el valor de su futuro. San Lorenzo terminó en el primer pelotón de un campeonato y jugará un torneo internacional después de cuatro años; pero no hay perdón ni tolerancia para nadie. Parece que la debacle institucional, los jugadores mercenarios y los técnicos por cinco meses nunca existieron. Quien desconoce la realidad azulgrana y estuvo atento al ambiente en el Nuevo Gasómetro, piensa que San Lorenzo se está por ir a la B ahora, y no que casi se fue hace un año.
El malestar sanlorencista no distingue tribunas: tanto las dos plateas como la popular tienen gente disconforme. Ojo, no son todos ni están cerca de serlo, pero fueron los suficientes como para que, por ejemplo, Prósperi y Mercier tuvieran que salir enojados a aclarar sus partidos. El Oveja jugó mal y Pichi alternó errores y aciertos, como le pasó más de una vez, pero sólo se sospecha por sus pasados en Argentinos. Ambos han tenido partidos similares, pero sólo los reprobaron por éste.
El hincha está tan susceptible y sin razones que hasta se la agarra con Pizzi. El DT alejó al equipo del descenso, encontró una base y pregonó, con errores y aciertos, una identidad futbolística. Le salió en unas mejor que en otras, y a pesar de que lo ha hecho más mal que bien, no hay condescendencia para el error. El hincha de San Lorenzo no se aguanta a sí mismo, va a la cancha a descargar contra todos sus resentimientos. Se olvidó que los Matadores fueron y murieron en el ´68, y más todavía que hace un año los colores estaban descendidos, como equipo y como club.
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