San Lorenzo rompió el mercado de pases. Por nombres, por inversión, por la velocidad en que se dio todo. Cauteruccio, Más, Álvarez y Elizari ya fueron presentados en la pretemporada de Cardales, en tanto Fontanini lo hará mañana y esperan arreglar todo con el juvenil Cavallaro. Se dio vuelta la torta: ahora todos quieren venir a Boedo.
Es impresionante el giro que ha dado el Ciclón. Ni salió campeón ni se desendeudó de todo lo que debe, pero el cambio de aire es altamente llamativo. El Cuervo convivió con años en que las negociaciones eran un dolor de cabeza, porque las arcas estaban vacías, nadie quería jugar en el club y todo se resolvía a último momento, incluso con el campeonato empezado.
Esos tiempos quedaron atrás. El impulso de la vuelta a Boedo, el Cuervomóvil y los 50 mil socios, una dirigencia que borró los problemas de todos los días y ordenó lo que parecía inmanejable. Todo ese combo hizo que el hincha de San Lorenzo recuperara la confianza en una comisión y un proyecto institucional. Y a pesar de las deudas existentes, el abogado de la entidad azulgrana pidió el levantamiento del concurso de acreedores en el que el Santo está sumergido desde 2002. Las inferiores volvieron a dar frutos, se le renovó contrato a un técnico después de seis años, el Matador entendió que no hay mejor presente que un buen futuro.
En cuanto a refuerzos, la política fue clara: salvo el arquero, se gestionó lo mejor del fútbol local, todo en pesos y adquiriendo parte de los pases para una futura venta. No se busca sólo que la pelota entre, también que lo hagan algunos billetes si los que vinieron luego se tienen que ir. Ninguno de los que llegó supera los 27 años, y todos ellos, en palabras del presidente Lammens, “se atan a las posibilidades del club”. Fundamental para que el proyecto no se hunda solo.
Al Ciclón le puede ir mal, regular o bien con los jugadores. No hay dudas que los apellidos prometen, y que si se quieren pelear los tres frentes hay que tener recambio, pero nadie puede asegurar que el Cuervo vaya a pelear el campeonato, o a superar a River y Gimnasia de Concepción en las copas que afronta. Sin embargo, el hecho de que se presupueste un gasto en refuerzos y se cumpla (a pesar de algún exceso, que puede salvarse con alguna venta), es una señal de que hay un modelo que respalda a este nuevo San Lorenzo.
Entre tantos que llegaron, hay otros que podrían irse. Alvarado y Kalinski esperan novedades de Colo Colo y el fútbol brasilero respectivamente, en tanto aun resuena el supuesto interés del Manchester City por Buffarini, la gran carta de venta que tiene el Azulgrana. El otro vendible era Alan Ruiz, pero el zurdo repitió hasta el hartazgo que está cómodo y piensa en marcharse. Sí, en el Ciclón 2013 no sólo muchos ajenos quieren estar, sino que los que ya estaban no se quieren ir.
San Lorenzo cambió, se reordenó, de a poco se está refundando. Parte de ese cambio son las renovaciones de Gentiletti y Piatti, que ya se sumaron a la pretemporada. Al Ciclón se le viene un semestre movido: tres competiciones, elecciones, seguir sumando metros para el regreso al barrio y la obligación de no desatender los asuntos institucionales, que de tan maltratados aun siguen dañados. Pero el buen clima trajo olor a optimismo.
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