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Imperdonable oportunidad desperdició River

Pasó el superclásico, y en medio de opiniones cruzadas, lo único que queda es un punto para cada lado. Boca sumó, por eso lo festeja, su posición en la tabla lo demuestra. River restó, por eso se fue masticando bronca. “Me sorprende ver a Boca festejando empates” dijo Ramón Díaz, “Jugamos mejor que River” declaró el Virrey. Imperdonable oportunidad desperdicio el conjunto “millonario”. De plantarse como candidato a ganar el título, no solo a pelearlo; de ganarle al rival de toda la vida, en su propia cancha, después de dos años.

A penas rodó la pelota, el equipo “Xeneize” llegó hasta el área de River, de esa misma jugada nació el gol de “La Banda”. Una pelota dividida de que peleó Iturbe, en la que Burdisso falló el rechazo habilitando a Sánchez, para que este metiera el centro que “Manu” Lanzini conectó de manera sobresaliente con la cabeza. Un bife, un balde de agua fría, no se había jugado ni un minuto del superclásico y River ya se imponía 1 a 0 en el marcador.

A partir de ahí, el partido que se habló en la semana, no sucedió. El equipo del “Riojano” no salió a presionar a Boca, lo esperó en la mitad de la cancha, y a través del contragolpe pudo estirar la diferencia. Un tiro de Funes Mori que controló Orión sin problemas, y una de Sánchez, también imperdonable. Solo, con el arquero “Xeneize” entregado y la defensa desacomodada, quiso definir como Cavenaghi, y definió como él, Sánchez. Esas jugadas, en estos partidos, con esta camiseta, no se pueden fallar.

Ponzio demostró que no estaba para jugar, lento, impreciso, sin ganas, salió a los 10 minutos del segundo tiempo, quizás ni debería haber ingresado como titular. Tras un lateral, perdió la marca de Ervitti, y éste habilitó a Silva, que definió cruzado lejos de Barovero para que  los locales llegaran al empate.

El segundo tiempo fue tiempo perdido, con imprecisiones de los dos lados, se vio poco futbol. El árbitro Delfino, de regular arbitraje, expulsó a Ramón Díaz sin un motivo claro. En ese momento, comenzó la vergüenza “Xeneize”. Sacando el partido de contexto, como pidiendo que se termine, lo metieron en un freezer. Demostraron que no querían que se siga jugando el partido.

River se aleja de la punta, pero no de los de arriba. Si alguno mantenía la ilusión del campeonato, debe darse cuenta que está muy difícil. Lo importante es seguir en búsqueda de generar una identidad de juego, un funcionamiento colectivo aceitado, un equipo. Hay que mantenerse en el pelotón y ser protagonista igualmente. Pero para salir campeón, en La Boca había que ganar.

Pasó el superclásico, y en medio de opiniones cruzadas, lo único que queda es un punto para cada lado. Boca sumó, por eso lo festeja, su posición en la tabla lo demuestra. River restó, por eso se fue masticando bronca. “Me sorprende ver a Boca festejando empates” dijo Ramón Díaz, “Jugamos mejor que River” declaró el Virrey. Imperdonable oportunidad desperdicio el conjunto “millonario”. De plantarse como candidato a ganar el título, no solo a pelearlo; de ganarle al rival de toda la vida, en su propia cancha, después de dos años.

A penas rodó la pelota, el equipo “Xeneize” llegó hasta el área de River, de esa misma jugada nació el gol de “La Banda”. Una pelota dividida de que peleó Iturbe, en la que Burdisso falló el rechazo habilitando a Sánchez, para que este metiera el centro que “Manu” Lanzini conectó de manera sobresaliente con la cabeza. Un bife, un balde de agua fría, no se había jugado ni un minuto del superclásico y River ya se imponía 1 a 0 en el marcador.

A partir de ahí, el partido que se habló en la semana, no sucedió. El equipo del “Riojano” no salió a presionar a Boca, lo esperó en la mitad de la cancha, y a través del contragolpe pudo estirar la diferencia. Un tiro de Funes Mori que controló Orión sin problemas, y una de Sánchez, también imperdonable. Solo, con el arquero “Xeneize” entregado y la defensa desacomodada, quiso definir como Cavenaghi, y definió como él, Sánchez. Esas jugadas, en estos partidos, con esta camiseta, no se pueden fallar.

Ponzio demostró que no estaba para jugar, lento, impreciso, sin ganas, salió a los 10 minutos del segundo tiempo, quizás ni debería haber ingresado como titular. Tras un lateral, perdió la marca de Ervitti, y éste habilitó a Silva, que definió cruzado lejos de Barovero para que  los locales llegaran al empate.

El segundo tiempo fue tiempo perdido, con imprecisiones de los dos lados, se vio poco futbol. El árbitro Delfino, de regular arbitraje, expulsó a Ramón Díaz sin un motivo claro. En ese momento, comenzó la vergüenza “Xeneize”. Sacando el partido de contexto, como pidiendo que se termine, lo metieron en un freezer. Demostraron que no querían que se siga jugando el partido.

River se aleja de la punta, pero no de los de arriba. Si alguno mantenía la ilusión del campeonato, debe darse cuenta que está muy difícil. Lo importante es seguir en búsqueda de generar una identidad de juego, un funcionamiento colectivo aceitado, un equipo. Hay que mantenerse en el pelotón y ser protagonista igualmente. Pero para salir campeón, en La Boca había que ganar.