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Igual que River: Lamela + 10

La selección argentina sub – 20 de Perazzo le ganó a México 1 - 0 en el debut del Mundial, a quien en la previa pintaban como el cuco del campeonato pero que tampoco mostró nada. Ahora, contra Inglaterra. Mamita! Lo que es ver a esta selección! Aún no se sabe como clasificó a este mundial (evitando el hecho de no haber llegado a los Juegos Olímpicos) y menos se sabe cómo logró una victoria en el debut. Un milagro, eso es lo que se espera. Un milagro, o una genialidad de Lamela. Pasa que el equipo de Perazzo no se siente cómodo en su ¿estilo? de juego. ¿Cuál es ese estilo? No jugar, no presionar, dejar que el rival se venga e intentar alguna contra desde los pies de Lamela (el único rescatable en el primer tiempo y totalmente perdido en el segundo). Este equipo (por llamarlo de alguna forma) no puede darse dos pases seguidos. Es pelotazo o dársela a Lamela y que haga magia (cualquier parecido con River no es pura coincidencia). Ni Pereyra por la izquierda, ni Ferreira por la derecha pudieron asociarse con el 10 de la Argentina, quien espera con ansias que comience el Calcio para poder concretar una pared con un compañero. Perazzo para el equipo demasiado atrás, no presionaron jamás la casi mecánica salida de los mexicanos, quienes salían tranquilos hasta llegar casi a la mitad de cancha. Ojo, México es mas prensa que realidad. Con demasiadas falencias de juego, el equipo centroamericano prácticamente no le generó peligro al arquero Andrada. Recién con el ingreso de Iturbe en el entretiempo (¡¿cómo puede no ser titular?!) cambió un poco el partido. El delantero de Cerro Porteño debía arrancar su juego en mitad de cancha, lo cual lo desconectaba de Lamela y la Argentina perdía la única sociedad que intentó generar el DT. Pero Iturbe y Lamela aprovecharon una merma en el rendimiento defensivo de los mexicanos y, tras dos disparos desde afuera del área de Iturbe, la tercera fue la vencida y Erik Lamela pudo encontrar el gol, punteando la pelota desde el borde del área. Después del gol, el partido se terminó. La Argentina salió un poco, más obligado por el desconcierto mexicano que por intención propia, pero solo generó una jugada clara de gol: un bombazo desde afuera del área de Martinez que reventó el travesaño y un mano a mano de Lamela que cortó a tiempo un defensor mexicano. Que la victoria no tape lo que fue el funcionamiento del equipo y la poca intención de juego que hay. El fútbol argentino está hundido en una mediocridad que no excede a las divisiones menores. Una mediocridad donde importa ganar, pero no cómo.

La selección argentina sub – 20 de Perazzo le ganó a México 1 – 0 en el debut del Mundial, a quien en la previa pintaban como el cuco del campeonato pero que tampoco mostró nada. Ahora, contra Inglaterra.

Mamita! Lo que es ver a esta selección! Aún no se sabe como clasificó a este mundial (evitando el hecho de no haber llegado a los Juegos Olímpicos) y menos se sabe cómo logró una victoria en el debut.

Un milagro, eso es lo que se espera. Un milagro, o una genialidad de Lamela. Pasa que el equipo de Perazzo no se siente cómodo en su ¿estilo? de juego. ¿Cuál es ese estilo? No jugar, no presionar, dejar que el rival se venga e intentar alguna contra desde los pies de Lamela (el único rescatable en el primer tiempo y totalmente perdido en el segundo).

Este equipo (por llamarlo de alguna forma) no puede darse dos pases seguidos. Es pelotazo o dársela a Lamela y que haga magia (cualquier parecido con River no es pura coincidencia). Ni Pereyra por la izquierda, ni Ferreira por la derecha pudieron asociarse con el 10 de la Argentina, quien espera con ansias que comience el Calcio para poder concretar una pared con un compañero.

Perazzo para el equipo demasiado atrás, no presionaron jamás la casi mecánica salida de los mexicanos, quienes salían tranquilos hasta llegar casi a la mitad de cancha. Ojo, México es mas prensa que realidad. Con demasiadas falencias de juego, el equipo centroamericano prácticamente no le generó peligro al arquero Andrada.

Recién con el ingreso de Iturbe en el entretiempo (¡¿cómo puede no ser titular?!) cambió un poco el partido. El delantero de Cerro Porteño debía arrancar su juego en mitad de cancha, lo cual lo desconectaba de Lamela y la Argentina perdía la única sociedad que intentó generar el DT.

Pero Iturbe y Lamela aprovecharon una merma en el rendimiento defensivo de los mexicanos y, tras dos disparos desde afuera del área de Iturbe, la tercera fue la vencida y Erik Lamela pudo encontrar el gol, punteando la pelota desde el borde del área.

Después del gol, el partido se terminó. La Argentina salió un poco, más obligado por el desconcierto mexicano que por intención propia, pero solo generó una jugada clara de gol: un bombazo desde afuera del área de Martinez que reventó el travesaño y un mano a mano de Lamela que cortó a tiempo un defensor mexicano.

Que la victoria no tape lo que fue el funcionamiento del equipo y la poca intención de juego que hay. El fútbol argentino está hundido en una mediocridad que no excede a las divisiones menores. Una mediocridad donde importa ganar, pero no cómo.