Finalmente, distinto de lo que se estipulaba hoy en horas del mediodía, Vélez y San Lorenzo recuperarán los 84 minutos que restan jugarse de su partido este miércoles a las 17, pero la sede será La Bombonera y no el Antonio V. Liberti.
Se optó además, debido a los distintos tipos de incidentes que hubo en el partido, decidir que no concurran hinchas de ningún equipo para este partido. Pero ojo, no hay que dejar de recordar y analizar todo lo ocurrido en aquel encuentro que comenzó el 20 de marzo.
Primer conflicto: dos micros de hinchas de San Lorenzo llegaban al estadio desde el oeste del Conurbano, acercándose por la Avenida Juan B. Justo. Dicha zona, se encuentra en cada partido disputado en el Amalfitani, con una cobertura policial importante y sus respectivas vallas para que las parcialidades no se choquen; más aun, si es un partido donde se prevé una concurrencia masiva como lo fue aquella vez.
¿El error? Mínima cantidad de efectivos policiales y zona liberada para que un grupo de hinchas de Vélez sorprendieran a sus pares Cuervos y los ataquen desprevenidamente a pedradas. ¿La Policía? Bien, gracias. Todo da a pensar que existió algún arreglo entre La Pandilla y la Comisaría 44 (encargada de la seguridad en los partidos de Vélez), pero no queremos sospechar de mala fe y preferimos pensar que fue un defecto en la organización y que por suerte no trajo tragedias. Total, los operativos policiales no son costosos para los adinerados clubes del Fútbol Argentino.
Segundo conflicto: Ramón Aramayo, hincha y socio de San Lorenzo, es esposado por los policías tras resistirse a un cacheo. Hasta aquí, perfecto. Ahora, ¿era necesario seguir golpeándolo después de haberlo reducido, cuando ya no tenía cómo liberarse y su entrada al estadio nunca se lograría? Piénselo usted, estimado lector, pero sepa que esos golpes posteriores a la puesta de esposas le causaron edemas que provocaron su muerte.
Tercer conflicto: hinchas de Vélez, ya comenzado el partido, arrojan rollos de papel a Pablo Migliore mientras acomodaba la barrera en un tiro libre. Uno de ellos lo golpeó en un hombro. El uno del Ciclón exageró el golpe y recriminó a Pezzotta el maltrato que estaba sufriendo y exigió condiciones mínimas de seguridad para seguir atajando.
Cuarto conflicto: simultáneamente al tiro libre en donde Migliore era agredido, los hinchas de San Lorenzo se enteran del deceso de Aramayo fuera del estadio, y deciden descolgar sus banderas y romper el alambrado hasta suspender el partido bajo el justificativo “nos mataron a uno, este partido no se juega”. Misma situación que en el 2008, cuando los hinchas de Vélez se percataron de la muerte de Emmanuel Álvarez mientras se dirigía al Nuevo Gasómetro e hicieron lo propio. Y hay que resaltar, que los Fortineros aquella vez suspendieron el partido y pudieron concurrir a su reanudación.
Uno no es necio, y entiende que acá no hubo sólo roturas, sino que una persona falleció aquel trágico domingo un mes atrás. Pero también pretende que se haga justicia con los que se debe, y no un lavado de manos para que terminen pagando los que fueron ajenos al conflicto y hoy se pierden la continuación del espectáculo.
Dicho esto es imposible no pensar en el nulo castigo que hasta ahora recibió la institución policial, y principalmente la Comisaría 44, con un prontuario de anomalías que llevaría otra nota mencionar y describir.
Lo que uno verdaderamente se pregunta es: ¿Qué hicieron los hinchas de San Lorenzo para que la AFA les prohiba concurrir su ingreso a la continuación del partido? Repasemos: fueron atacados por sorpresa por un grupo de hinchas de Vélez, sufrieron el deceso de un compañero en manos de la sobria y eficiente Policía Federal y acto seguido deciden suspender el partido por tal motivo (sin herir a nadie), y vieron cómo agredía la parcialidad visitante a su arquero (aunque no de gravedad, eso está claro).
Distinta es la situación de la parcialidad velezana, que se ve inhabilitada a entrar a la Bombonera con el antecedente de haber agredido a hinchas de San Lorenzo fuera del estadio y a Pablo Migliore dentro de él; ah, y en el Clausura 2008 cuando provocaron la suspensión del partido por la muerte de uno de los suyos pudieron concurrir a la segunda parte. Algo totalmente lógico y comprensible.
De todos modos, es obvio que todo el alboroto y la causa que desemboca en la consecuencia de la no concurrencia de hinchas a la continuación del match es por la muerte de Aramayo, donde quedan exentos tanto los Cuervos como los del Fortín. Dicho esto, no queda muy clara la resolución final. Si Ramón fue víctima de la Policía, ¿por qué se quedan sin ir los hinchas que fueron a ver un partido de fútbol, ya sea de Vélez o de San Lorenzo?
La situación es esa. Piense cada quién, si la sanción final de la AFA es pertinente o no. ¿Es injusta? ¿Es razonable viendo que falleció un hincha? ¿Es entendible sabiendo que es un partido con antecedentes? Allá los que saquen sus propias conclusiones y estén en desacuerdo, difícilmente serán escuchados.
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