Goles son amores, dice el viejo dicho futbolístico. Y en San Lorenzo los mismos se buscan, muchas veces, del otro lado del Río de La Plata. En los últimos trece años, el Cuervo apostó en ocho ocasiones por un charrúa buscando cambiar su suerte en el arco contrario. Un repaso del desempeño de cada uno de ellos.
El primero en abrir este período fue Sebastián Abreu, que ya había tenido un primer ciclo entre los años 1996-98. El Loco tuvo su segunda chance entre los años 2000 y 2001, donde si bien no jugó siempre de titular pudo convertir goles importantes y redondear 42 en 72 encuentros entre ambas etapas, donde además se alzó con el Clausura 2001. La hinchada le guardaba mucho cariño al ex Nacional, pero un gol de penal que gritó en la Libertadores 2008, jugando para River, echó por la borda toda buena relación con el delantero.
Para el año 2004, la apuesta oriental del Ciclón era Juan Manuel Olivera. Mojó en su debut con Olimpo y desató el “uruguayo, uruguayo” de la popular local, pero todo quedó en en eso: fue su único gol en todo el campeonato, por lo que abandonó el club cuando este terminó. Otros seis escasos meses (2009) fueron la suerte de Bruno Fornaroli, que alguna vez mostró movimientos interesantes pero en 15 partidos sólo se amigó con la red con un doblete en Jujuy.
El pasar de los uruguayos en San Lorenzo empezaba a ser poco feliz, y el 2010 no sería ajeno a eso: Emiliano Alfaro arribó en enero como la revelación del fútbol charrúa, pero su incesante entrega nunca le trajo a San Lorenzo los goles que necesitaba. Para tapar esa falencia llegó a mitad de año su compatriota Sebastián Balsas, que se quedó con el puesto de Alfaro y la atención de todos, luego de marcarle dos importantes goles a Boca y Racing. Pero su rendimiento bajó e hizo sólo un gol en lo que quedó del campeonato. A fin de año, ambos se habían vuelto al fútbol uruguayo.
Juan Manuel Salgueiro tuvo su chance a partir del 2011, y si bien no es centrodelantero, sólo ocho goles en tres torneos acabaron con su ciclo. Compartió el primer semestre de 2012 con su coterráneo Carlos Bueno, que fue la excepción a lo que ya era una regla, convirtiendo ocho tantos en 17 partidos. Entre ellos, dos importantes dobletes en dos cotejos trascendentales: con San Martín de San Juan y días después en la Promoción con Instituto. Se fue junto con Salgueiro luego de la épica salvada, más por su mala relación con Caruso Lombardi que por su desempeño, que había sido aceptable.
Hoy, un año después de aquella partida doble, Martín Cauteruccio hará el aporte yorugua en la delantera azulgrana. Llega en un contexto distinto, porque tendrá que pelear por un puesto que en los anteriores casos estaba ganado desde la estampa de la firma. Caute viene de hacer muy buenos campeonatos en Quilmes, pero se encontrará con una camada de pibes con un gran presente que lo harán sudar si quiere jugar.
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