Escrito por Gonzalo Costa. Edición: Alejandro Giordano (@AleGiordano11).– Destrozar al campeón italiano como lo hicieron los muchachos de Jupp Heynckes es una muestra cabal de que algo cambió en la cabeza del legendario conjunto bávaro. El Bayern perdió las finales de 2010 (Inter) y 2012 (Chelsea, en su propio estadio) con un equipo bastante parecido al que hoy se destaca otra vez entre los poderosos del Viejo Continente, aunque la mayor diferencia radica actualmente en la solidez lograda por el equipo. Ahora, doce años después del último éxito continental, ¿podrán volver a los tiempos de gloria?
Fue noticia el primer fin de semana de abril. El Bayern salió campeón con veinte puntos de diferencia sobre el otro cuco alemán de la Champions, el sorprendente Dortmund, luego de haberle cedido dos campeonatos y una copa nacional (ésta última con un recordado baile por 5-2). Todo esto, logrado seis fechas antes. Estamos hablando de un conjunto que tiene 23 títulos ligueros, 15 de copas nacionales, y 4 coronas europeas. Un monstruo, un verdadero gigante del planeta fútbol. Entonces, ¿qué llevó a los multicampeones germanos a no perder la línea pese a la desgracia y recuperar lo suyo? Esta oportunidad, su éxito residió en hacer grandes inversiones como el Málaga o el PSG, ambos con destacada participación en Champions. Sí, exactamente lo que no hicieron el Manchester City que ya está alejado de todo, el Chelsea del papelón europeo o el Inter que hoy sufre para clasificarse a las copas.
No era fácil la tarea para el exitoso Jupp, de igual glorioso pasado como jugador. Heredó del controvertido Louis Van Gaal un equipo obsesionado con la posesión, que incluso había perdido con el Dortmund pese a superar el 70% de tenencia. Además, si los únicos con libertades creativas eran los ciclotímicos Ribery y Robben, que para colmo se mantuvieron peleados un buen rato, no llegaría muy lejos. Fueron dos los fichajes clave para Heynckes. Primero, la llegada del español Javi Martínez por 40 millones de euros, cifra récord para la Bundesliga, era necesaria para que Schweinsteiger pueda explotar su talento ofensivo con las espaldas bien guardadas. Aunque terriblemente criticada, su adquisición probó ser imprescindible para el funcionamiento que pretendía. Además, el DT tuvo un gran acierto a la hora de remendar los problemas ofensivos de su escuadra con una verdadera ganga. El brasileño Dante le salió sólo 4.7 millones de euros y le salvó la vida. Proveniente del Monchengladbach, donde era un verdadero ídolo, el zaguero bahiano hizo efecto inmediato, y sólo estuvo en el banco una vez en toda la temporada de liga.
Para llegar a este punto, los bávaros enfrentaron a Valencia, BATE Borisov y Lille en fase de grupos. Con trece puntos, quince goles a favor y siete en contra, pasaron casi en piloto automático junto a los españoles, eliminados por PSG en octavos. Los muniqueses, en cambio, tuvieron una prueba de carácter frente al alicaído Arsenal inglés, que sacó espíritu copero pese al 1-3 adverso en Inglaterra y casi clasifica con un sorpresivo 0-2 en el Allianz Arena. El conjunto de Wenger quedó afuera por la regla de goles de visitante. Luego de rozar la derrota con un rival inferior, más de un hincha se habrá lamentado cuando la renacida Juventus fue sorteada como rival de cuartos de final, así como ni el más optimista hubiera imaginado un 4-0 de global. Para sorpresa de todos, tanto de local y visitante, atendió 2-0 a la Vecchia Signora. Ahora, llega el turno de enfrentar al Barcelona más “humano” que se haya visto. Las debilidades azulgranas quedaron al descubierto frente al Milan y PSG, pese a que se pudo recuperar con categoría de sus tropiezos de la mano de un imponderable Messi, que destroza todos los récords antes tildados de inalcanzables. Como si de una broma del destino se tratase, Pep Guardiola, el técnico que llevó a los catalanes a la cima del mundo, está esperando tomar la posta del conjunto alemán cuando finalize la temporada. Por si las dudas, la cúpula dirigencial muniquesa negó entrar en contacto con el español para que los aconseje de cara a la semifinal.
Resumiendo, se podría decir que este es el momento exacto para que el Bayern recupere el lugar que leyendas del calibre de Beckenbauer, Müller y Maier supieron conseguir (nada más que tres Champions consecutivas), con la posta retomada por bestias como Oliver Kahn y Mehmet Scholl hace ya doce años. Este es el punto de quiebre, donde deberá jugar a toda máquina para poder derrotar a los rivales más complicados que pudieron tocarle para volver a portar los laureles que tanto ansía volver a tener. Porque es en las batallas más adversas donde los verdaderos campeones surgen.
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