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Enemigos intimos

Juan Román Riquelme y Martín Palermo se vuelven a enfrentar, para protagonizar otro capítulo de esta historia. Ahora con el 10 como capitán en cancha, y con el Titán como entrenador de Godoy Cruz. Rock N' Ball te recuerda la historia de su tensa relación

Ya termina. Por suerte para Boca, este domingo se termina un semestre oscuro desde los resultados obtenidos cuando enfrente a Godoy Cruz en Mendoza. Justo después de una semana donde se volvió a hablar de los problemas dentro del vestuario de Boca, la última fecha del Torneo Final nos presenta a los dos máximos exponentes de aquel vestuario dividido. Juan Román Riquelme y Martín Palermo, uno como capitán y 10 de Boca, y el otro como entrenador de Godoy Cruz, volverán a verse las caras en otro capítulo de esa relación irreversible.

Si bien nunca llegaron a ser verdaderos amigos, la convivencia había resultado más que positiva durante la primera etapa. Compartieron planteles desde mediados de 1997 hasta fin de 2000, cuando tuvieron algún encontronazo previo a la final de la Copa Intercontinental frente al Real Madrid. En esa época, la relación no salía a la luz debido a la campaña plagada de títulos bajo el mando de Carlos Bianchi, el padre futbolístico de ambos. Apertura 1998 y 2000, Clausura 1999, Copa Libertadores 2000, y Copa Intercontinental 2000; fueron los títulos obtenidos por aquel Boca tremendo que tenía como máximas figuras a Román y a Palermo.

Luego de siete años, Riquelme regresó a Boca en el primer semestre de aquella temporada para jugar la Copa Libertadores bajo la conducción técnica de  Miguel Ángel Russo. Con un Román en estado de gracia, y con un nivel tremendo durante toda la competencia, Boca obtuvo aquel certamen y la relación entre el Titán y el 10 no tenía inconveniente alguno.

Pero no paso mucho tiempo para que esa relación tensa comience a sacar verdaderos chispazos. El episodio que hizo que la bomba explotara ocurrió en la Copa Libertadores del 2008. Boca llegó a semifinales bajo la dirección técnica de Carlos Ischia, y el rival fue el Fluminense. Suspendido Mauricio Caranta, Pablo Migliore, íntimo amigo de Martín, cometió un grueso error en el encuentro de ida que finalizó 2 a 2 y que luego sentenció las ilusiones xeneizes en aquella Libertadores. El 10 le reprochó duramente el error y el 9 saltó en defensa de su amigo y le endilgó falta de compromiso. Luego de eso, la relación se pudrió pero no llegó a plasmarse por completo en el terreno de juego. Román se fue a Pekín con la selección olímpica y Martín sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.

El Apertura 2008 se jugó bajo la batuta de Román. Goles de tiro libre, asistencias y liderazgo futbolístico lo convirtieron en uno de los pilares de aquel título obtenido luego del triangular con Tigre y San Lorenzo. Pero antes del Superclásico, Julio César Cáceres lanzó una frase desde Paraguay en contra de Riquelme que volvió a encender la mecha. A esa altura, los grupos ya estaban divididos. El grupo del 10 estaba conformado por Hugo Ibarra, juveniles como Javier García y Nicolás Gaitán, y su amigo Luciano Figueroa, justamente contratado para reemplazar a Martín. Por otro lado, el grupo del 9 contaba con Sebastián Battaglia, Rodrigo Palacio, Claudio Morel Rodríguez y Julio Cáceres como figuras representativas.

La interna permanecía solo en el vestuario. Pero cuando regresó el Titán al terreno de juego, las diferencias se trasladaron y no hubo dialogo futbolístico que lo pueda disimular. Luego de la eliminación frente a Defensor Sporting por la Copa Libertadores del 2009, Martín salió a declarar y expresar todo su descontento con la situación: “Así no podemos seguir. Hay que cambiar muchas cosas”, dijo el goleador, caliente en los pasillos de la Bombonera.

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Luego de una pequeña primavera, con goles y elogios futbolísticos entre ambos, la relación llegó a su fin luego de casi un año. En esa oportunidad, la interna volvió a manifestarse en el campo de juego. Román le dio el pase para el gol 219 del Titán, y después le dio la espalda en el festejo. “Lo dije siempre. No soy amigo (de Riquelme), no tengo relación. Lo único que nos une es salir el domingo y defender la camiseta del Boca”, declaró Martín, tras aquel desplante.

Convivieron en el plantel un año más, hasta el retiro de Palermo a fines de junio del 2012. Los resultados no ayudaban y Martín manifestaba sus diferencias con el 10 cada vez con mayor asiduidad. Este domingo, la historia tendrá otro capítulo. Pera esta vez, será completamente distinto a los anteriores, con Román en el campo y con Martín en el banco de suplentes rival.