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El problema no es Rogelio

Sin ánimos de defender al delantero que Ramón Díaz propició que fuera a sacar goleador, y al día de hoy tiene tan solo un gol en los últimos 300 minutos que jugó, hay que destacar que la culpa del infantil empate de ayer no es toda de Funes Mori. River empató porque, como ya demostró en varios partidos, le está costando cerrar los resultados. Algo que ya se viene sufriendo desde hace tiempo. El encuentro de anoche, se cerraba con un gol más, no con un volante central más. Si esa diferencia hubiese existido, la pifia de Rogelio, hoy sería una anécdota. Los “millonarios” recibían a Quilmes,  sabiendo que Newell´s ya le había ganado a Racing, y para no desprenderse en la lucha por el título, había que ganar si o si. Esa fue la actitud con la que salió a la cancha. Presionando, con mucha entrega, y yendo siempre al ataque, fue a buscar la victoria. Un cabezazo de Mercado en el travesaño, y otro de Lanzini que paso muy cerquita, podrían haberle dado la diferencia antes de la primera mitad. Aunque Quilmes también tuvo la suya. Luego de una muy buena jugada individual, Elizari definió solo ante la salida de Barovero y el arquero le ahogó el grito provocando la ovación de todo el estadio. Cuando se jugaban 9 minutos de la segunda parte, Lanzini metió un centro perfecto para que Eder Álvarez Balanta, la figura del “millo”, conectara de cabeza y marcara su segundo gol consecutivo en la primera de River. La diferencia a favor, parecía convertirse en la confianza necesaria para que River vaya por más. Pero no fue así. A River le cuesta generar juego asociado, y recae siempre en el desborde de sus volantes y los centros. Había que hacer mínimo un gol más, pero el equipo de Ramón no hizo los meritos suficientes para conseguirlo. Con un “monumental” explotado cantando canciones contra Boca, cuando aun no se había terminado este partido, el triunfo se escapó. [youtube LpC9Y-4dDnk] En una buena jugada asociada, con un pase al medio rasante que Cauteruccio recibió solo, llego el empate de Quilmes, cuando solo faltaban dos minutos para que finalice el encuentro. El árbitro Maglio, de regular rendimiento, adicionó 4 más. En el último minuto, en la última jugada, Funes Mori tuvo un mano a mano increíble. Gambeteó al arquero visitante y definió de derecha, casi cayéndose, con la pelota pegando en la red, pero del lado de afuera. Era el gol agónico, era el triunfo en la última jugada, era la posibilidad del “Mellizo” de hacerse grande, era la victoria. Victoria que no fue. Pero no por una jugada errada de Funes Mori. River no ganó, porque no muestra un volumen de juego que le permita ganar los partidos con más tranquilidad. No tiene un nivel de creación que lo posicione como superior a los rivales.  Cuando se encontraba 1 a 0 a favor, parecía que con eso le alcanzaba, que solo restaba esperar por el superclásico. Con la pobreza técnica en la elaboración que ya caracteriza a este equipo, no se fue a buscar una diferencia mayor que permita consolidar la victoria, y así Quilmes se llevó su tercer empate consecutivo jugando como visitante en el “monumental”. El vaso medio vacío, dice que hace 3 partidos que no gana de local. El vaso medio lleno, dice que lleva 11 partidos sin perder en esa condición. Newell´s, único puntero hasta que hoy juegue Lanús, se escapó a cuatro puntos. Seguimos en el pelotón de los de arriba, eso es lo positivo. Y la verdad que con este plantel, a Ramón Díaz no se le puede pedir mucho más. Se viene el superclásico, una semana "calentita", de mucho trabajo. La defensa del Boca de Bianchi es “una invitación a pasar”, River deberá trabajar concentrado en el ataque si quiere traerse un triunfo de la bombonera. Son clásicos, “partidos aparte” que le dicen, en los que  no importa cómo llegan. No importa que River llegue peleando el torneo, y Boca hundido en el fondo de la tabla. Boca necesita imperiosamente un triunfo que le traiga un poco de agua a ese incendio. Y River, si realmente pretende pelear hasta el final del campeonato, tiene que volver a sumar de a 3, y ¿qué mejor ocasión que el superclásico para hacerlo?

Sin ánimos de defender al delantero que Ramón Díaz propició que fuera a sacar goleador, y al día de hoy tiene tan solo un gol en los últimos 300 minutos que jugó, hay que destacar que la culpa del infantil empate de ayer no es toda de Funes Mori. River empató porque, como ya demostró en varios partidos, le está costando cerrar los resultados. Algo que ya se viene sufriendo desde hace tiempo. El encuentro de anoche, se cerraba con un gol más, no con un volante central más. Si esa diferencia hubiese existido, la pifia de Rogelio, hoy sería una anécdota.

Los “millonarios” recibían a Quilmes,  sabiendo que Newell´s ya le había ganado a Racing, y para no desprenderse en la lucha por el título, había que ganar si o si. Esa fue la actitud con la que salió a la cancha. Presionando, con mucha entrega, y yendo siempre al ataque, fue a buscar la victoria. Un cabezazo de Mercado en el travesaño, y otro de Lanzini que paso muy cerquita, podrían haberle dado la diferencia antes de la primera mitad. Aunque Quilmes también tuvo la suya. Luego de una muy buena jugada individual, Elizari definió solo ante la salida de Barovero y el arquero le ahogó el grito provocando la ovación de todo el estadio.

Cuando se jugaban 9 minutos de la segunda parte, Lanzini metió un centro perfecto para que Eder Álvarez Balanta, la figura del “millo”, conectara de cabeza y marcara su segundo gol consecutivo en la primera de River. La diferencia a favor, parecía convertirse en la confianza necesaria para que River vaya por más. Pero no fue así. A River le cuesta generar juego asociado, y recae siempre en el desborde de sus volantes y los centros. Había que hacer mínimo un gol más, pero el equipo de Ramón no hizo los meritos suficientes para conseguirlo. Con un “monumental” explotado cantando canciones contra Boca, cuando aun no se había terminado este partido, el triunfo se escapó.

En una buena jugada asociada, con un pase al medio rasante que Cauteruccio recibió solo, llego el empate de Quilmes, cuando solo faltaban dos minutos para que finalice el encuentro. El árbitro Maglio, de regular rendimiento, adicionó 4 más. En el último minuto, en la última jugada, Funes Mori tuvo un mano a mano increíble. Gambeteó al arquero visitante y definió de derecha, casi cayéndose, con la pelota pegando en la red, pero del lado de afuera. Era el gol agónico, era el triunfo en la última jugada, era la posibilidad del “Mellizo” de hacerse grande, era la victoria.

Victoria que no fue. Pero no por una jugada errada de Funes Mori. River no ganó, porque no muestra un volumen de juego que le permita ganar los partidos con más tranquilidad. No tiene un nivel de creación que lo posicione como superior a los rivales.  Cuando se encontraba 1 a 0 a favor, parecía que con eso le alcanzaba, que solo restaba esperar por el superclásico. Con la pobreza técnica en la elaboración que ya caracteriza a este equipo, no se fue a buscar una diferencia mayor que permita consolidar la victoria, y así Quilmes se llevó su tercer empate consecutivo jugando como visitante en el “monumental”.

El vaso medio vacío, dice que hace 3 partidos que no gana de local. El vaso medio lleno, dice que lleva 11 partidos sin perder en esa condición. Newell´s, único puntero hasta que hoy juegue Lanús, se escapó a cuatro puntos. Seguimos en el pelotón de los de arriba, eso es lo positivo. Y la verdad que con este plantel, a Ramón Díaz no se le puede pedir mucho más.

Se viene el superclásico, una semana “calentita”, de mucho trabajo. La defensa del Boca de Bianchi es “una invitación a pasar”, River deberá trabajar concentrado en el ataque si quiere traerse un triunfo de la bombonera. Son clásicos, “partidos aparte” que le dicen, en los que  no importa cómo llegan. No importa que River llegue peleando el torneo, y Boca hundido en el fondo de la tabla. Boca necesita imperiosamente un triunfo que le traiga un poco de agua a ese incendio. Y River, si realmente pretende pelear hasta el final del campeonato, tiene que volver a sumar de a 3, y ¿qué mejor ocasión que el superclásico para hacerlo?