Aunque el frío rompía los huesos en el norte del continente aquella noche de noviembre de 1946, poco les importó a un grupo de personas que emprendían un viaje hacía Canadá para jugar un partido de básquet. Los muchachos que venían de New York y se hacian llamar los Knickerbockers – más adelante acortaron el nombre a Knicks – intentaban cruzar a Toronto cuando un empleado fronterizo los frenó: “¿Baloncesto? Aquí conocemos a los New York Rangers que juegan al hockey sobre hielo, pero pasen si quieren. No creo que haya mucha gente que muestre el más mínimo interés por eso que dicen”.
Poca visión tuvo aquel hombre que no creía ni en el básquet ni en el partido que se iba a dar en horas. Nada más ni nada menos que 7.090 espectadores en el Maple Leafs Arena de Toronto presenciaron el primer juego en la historia de la NBA, que en ese momento era conocida como Basketball Association of America, entre los locales Huskies y el rival proveniente de la Gran Manzana. Entre las filas del equipo visitante se encontraban Sonny Hertzberg, Stan Stutz, Hank Rosenstein, Ralph Kaplowitz, Jake Weber, Leo Gottlieb y un tal Oscar Benjamin Schectman.
Hijo de una familia judía proveniente de las heladas tierras rusas, Schectman comenzó su viaje con la pelota naranja en los Philadelphia Sphas de la American Basketball League donde consiguió dos títulos para luego de un par de años regresar al lugar donde había nacido uniéndose a los Knickerbockers. El hombre, que podía desempeñarse tanto de alero como de ala pivot, inscribió su apellido en los orígenes de la liga aquel 1 de noviembre tras anotar los dos primeros puntos de la NBA con una bandeja en contraataque. Esa caricia que la pelota naranja le entregó por dentro a la red fue inmortalizada en la eternidad. “Recuerdo la bandeja, pero no recuerdo quien fue el que me dió el pase”, comentó años atrás en una entrevista a ESPN. El partido finalizó con un triunfo de los neoyorquinos sobre los Toronto Huskies por 68 a 66 en lo que era un marcador altísimo para un deporte que aun no contaba con la regla de los 24 segundos de posesión.
Ese equipo de los Knicks terminó la temporada regular con 33 victorias y 27 derrotas, cayendo en las semifinales de conferencia con el futuro campeón, los Philadelphia Warriors. Schectman promedió 8,1 puntos y 2 asistencias en sus 54 partidos en la NBA. Es que luego de aquella temporada decidió abandonarla para regresar a la NBL y terminar su corta carrera deportiva en los Paterson Crescents. Alejado del deporte, el tipo de los primeros puntos se dedicó a la industria textil.
No fue hasta que se formó la National Basketball Association en 1949, reconociendo a la BAA como parte de ella, que la canasta con la que el alero de New York marcó la piedra fundacional de esa futura constelación de estrellas terrestres fue reconocida como la primera en la historia. Sin embargo, él no lo supo hasta 1988 cuando las autoridades de la liga investigaron la cantidad de puntos ya que el jugador de Utah Jazz, Rick Green, había anotado el punto 5 millones. “Crecí con él y nunca lo mencionó. Probablemente no se concentraba en eso. Era el capitán del equipo y quería ganar partidos. Nunca le dio mucha importancia, pero cuando salió todo esto a la luz, fue emocionante para él”, reconoció su hijo Peter a la página de la NBA.
El martes Oscar Schectman falleció a los 94 años tras un viejo problema respiratorio el cual no fue detallado por la familia. El comisionado David Stern lo recordó como un “verdadero pionero, quien con esos dos puntos se inscribió en la historia de los libros de la NBA”. Casi dos décadas atrás tuvo su reconocimiento al ingresar al New York City Basketball Hall of Fame. Fue una canasta que valió mucho más que un par de puntos.
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