Atrás quedaron los tiempos de Javier Pastore, Nicolás Bertolo y Matías Silvestre, cuando el Palermo supo disputar competiciones europeas. Luego de los sueños coperos, llegó una penosa temporada (6 victorias en 38 partidos de Serie A) que llevó al Rosanero a perder la categoría. Hoy, se plantea un importante desafío dentro y fuera de las canchas: reorganizarse para ascender nuevamente.
La apuesta del peculiar presidente Mauricio Zamparini es la experiencia deportiva, en los escritorios y en el banco. Para ello, contrató a dos ex jugadores: Nicola Amoruso como nuevo director deportivo, ante la gran cantidad de contrataciones erradas, y al campeón del mundo en 2006, Gennaro Gattuso, como flamante entrenador del primer equipo. El ex volante del AC Milan estaba jugando y dirigiendo al mismo tiempo, en el Sion de Suiza, pero rompió contrato y retornó a su país.
Tras 10 años en Primera, el conjunto Rosanero deberá bancarse las cargadas del Catania, clásico en Sicilia, y recorrer las ciudades más olvidadas de Italia para recuperar el honor de pertenecer a la Serie A, tal como lo hizo River en Argentina, y lo tendrá que hacer Independiente.
Tras las múltiples y fallidas contrataciones de extranjeros de cierto nombre, la apuesta es a los jóvenes talentos del club (el argentino Paulo Dybala, el uruguayo Abel Hernández) y jugadores del ascenso como Gennaro Troianiello y Davide Di Gennaro, recientemente fichados. Pero no todas son buenas noticias, ya que algunos referentes del plantel no se podrán retener, en parte por cuestiones económicas y decisiones dirigenciales. Son los casos de Josip Ilicic (se iría a la Fiorentina) y el capitán Fabrizio Miccoli (venció su contrato) dejarán la institución. Sólo el tiempo dirá si la renovación resultó, si el Rino motivó desde el banco y Zamparini acertó. Le espera un duro año al Palermo en la Serie B.
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