Tras la excelente fecha en Termas de Río Hondo, el Super TC2000 visitó en el día de ayer el norte de la Provincia de Buenos Aires, más precisamente la ciudad de Junín, para disputar la séptima fecha del año. Allí se vivió un fin de semana atípico, ya que la actividad se adelantó un día, producto de los comicios que hoy afrontó el país. De esta manera, la clasificación se realizó el viernes, donde fue Matías Rossi (Toyota Corolla) el más rápido, aventajando por poco más de una décima a Franco Vivian (Chevrolet Cruze), de excelente rendimiento. Atrás, Emiliano Spataro (Renault Fluence), Agustín Canapino (Chevrolet Cruze) y Bernardo Llaver (Toyota Corolla) completaban los cinco primeros.
En la jornada sabatina, el que daba la sorpresa era Canapino, que con un solido andar en el Super 8 lograba ocupar la pole position para la final por tercera vez consecutiva. Su derrotado en la última llave, Leonel Pernía (Renault Fluence), saltaba del sexto puesto en el que clasificó a la primer fila de partida. El gran perdedor sin dudas fue Rossi, que tras caer en semifinales con el tanito, se retrasaba hasta el cuarto lugar de largada. Entre ellos, el Cruze de Vivian se acomodaba tercero, mientras que las últimas dos filas dirimidas en el Super 8 contaban con Spataro y Nestor Girolami (Peugeot 408) y Mariano Werner (Toyota Corolla) con Llaver. Más atrás, en el 12º lugar, quedaba José María Lopez con el nuevo Fiat Linea, estrenado en esta fecha, mientras que su compañero de equipo y máximo oponente de Rossi en el torneo, Facundo Ardusso, clasificaba 16º, en un penoso sábado para el PSG16.
La final, pactada a 24 vueltas, tuvo en Pernía al gran ganador de la largada (por cierto desprolija), ya que inmediatamente al pasar la primera curva superaba a Canapino y así tomaba la punta. Atrás, Rossi y Spataro se mantenían expectantes, mientras que el resto del pelotón se iba acomodando.
Tras la incursión del Auto de Seguridad en la segunda vuelta (quedó detenido en una zona peligrosa el auto de Javier Manta), Pernía comenzaba a hacer diferencia sobre Canapino, que dos giros más tarde sufría un problema hidráulico que lo hacía retrasarse, para finalmente desistir de la competencia al cabo de nueve vueltas.
Con el Fluence escapado en la punta, la emoción pasaba de Rossi para atrás: diversas luchas entre Girolami, Llaver, Mariano Altuna (Peugeot 408), y su “tocayo” Werner hacían de la carrera un espectáculo. Sin embargo, el golpe de escena se produjo en la vuelta 13, cuando Pernía, que era cómodo líder, se pasó en la curva 1 y quedó “estancado” en la tierra arada. Más tarde, se sabría que fue un problema en el neumático delantero izquierdo la causa del despiste, el cual se habría pinchado. De esta manera, la categoría perdía una posible victoria del tandilense, que iba a poner interesante la disputa del campeonato.
Justamente, la punta la heredaba el líder del torneo, Rossi, que desde entonces buscó escaparse de Franco Vivian, su más inmediato perseguidor. Atrás, otras roturas del mismo neumático que Pernía azotaban a varios pilotos: Altuna, Llaver y Guillermo Ortelli (Renault Fluence) eran los perjudicados. Por esto, Rossi comenzó a levantar y a manejar el ritmo de la carrera, haciendo vueltas que eran hasta dos segundos más lento que la vuelta rápida, hecha por Pernía giros atrás.
A pesar del abandono del Renault, otro Fluence comenzaba a tomar protagonismo: era el de Emiliano Spataro, que desde el tercer lugar primero dejó en el camino a Vivian para luego “engancharse” a la cola de Rossi, aprovechando lo lento que giraba el hombre de Toyota. Sin embargo, el “misil” no le dejó ningún hueco al piloto porteño, por lo que debió conformarse con el segundo lugar final. Detrás de ellos, Vivian reventaba de igual manera y en el mismo lugar en que lo había echo Pernía su neumático, dejando pasar una inmejorable chance de llegar al podio.
En las últimas vueltas, y gracias al ritmo lento que le impuso Rossi a la carrera, Mariano Werner (que había heredado el tercer lugar) se le acercó a Spataro, quíen defendió con “uñas y dientes” su posición de escolta. Lamentablemente para los Corolla, y tras un gran sobrepaso al Fluence, el coche de Werner comenzó a perder rendimiento, producto de alguna rotura que produjo la fricción entre ambos coches. Finalmente, el paranaense llegaría 13º, muy lejos del líder.
Con el banderazo final, Rossí se anotó su cuarto triunfo en el año, dejando segundo a Spataro y tercero a un sorprendente pechito Lopez, que gracias a la gran cantidad de abandonos que se produjeron delante suyo pudo escalar desde el 12º lugar de partida al último escalón del podio. Detrás terminaron Matias Muñoz Marchesi (Peugeot 408), Ardusso, Llaver, Damían Fineschi (Honda Civic), Facundo Chapur (VW Vento), Daniel Belli (Chevrolet Cruze) y Agustín Calamari (Toyota Corolla), completando los diez primeros. De ellos, Muñoz Marchesi, Chapur y Calamari consiguieron su mejor resultado en la categoría.
El campeonato lo tiene a Rossi como cómodo líder, con 164 puntos. Segundo sigue estando Ardusso, a más de 50 (112), quedando tercero Pernía, con 90. Le siguen Lopez (85), Werner (80), Llaver (74), Canapino (64), Spataro (58), N. Girolami (55) y Christian Ledesma (50).
En marcas, Toyota domina ampliamente, con 260 unidades, teniendo como máximo perseguidor a Fiat (197) y Renault (181). Bastante más atrás quedaron Chevrolet (135) y Peugueot (130). Completan los últimos lugares Honda (88), Ford (23) y Volkswagen (19), estos dos últimos sin apoyo oficial.
La próxima del Super TC2000 será en el Callejero de Santa Fé, el cual tendrá un nuevo diseño a partir de este año. La fecha está programada para el 31 de Agosto próximo.
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