Tras caer ante Colón y las posteriores victorias de Belgrano y Unión, San Lorenzo cayó en zona de Promoción por primera vez en su historia. Como si el Ciclón no tuviese problemas políticos y económicos, ahora se le suma uno deportivo.
Los azulgranas venían de un empate y una derrota, y recibieron un durísimo golpe de un rival que desde 2009 es, junto con Lanús, el gran estigma de Boedo. El equipo, que parecía encaminarse y salir de memoria después de dos triunfos y un empate como visitante, ahora es un rompecabezas. Algunas lesiones imprevistas, sumadas a raros cambios y jugadores que bajaron o no encuentran su nivel, le dejan a Asad las cosas cada vez más difíciles.
Las similitudes con River ya asustan a más de un cuervo. Culpas compartidas entre la anterior y la actual dirigencia; pujas políticas que entorpecen y demoran las tomas de decisiones; intereses personales que se anteponen a los del club; deudas por doquier y escaso ingreso de dinero que cuando entra nadie sabe a dónde va a parar. Todo está mal. Todo es discordia y la culpa es del otro.
Pero hay algo que es peor: el Ciclón, a falta de 32 fechas para que finalice la temporada, ya empieza a hacer las cuentas con la soga al cuello. Tiene a Tigre varios puntos por debajo y a All Boys, Arsenal, Racing y Boca arriba suyo pero no lejos. Su meta será alcanzarlos a estos porque los recién ascendidos son tan peligrosos como sorpresivos. Unión, Rafaela y Belgrano ya lo pasaron, no así San Martín de San Juan.
Mientras tanto, los hinchas se contentan con la Vuelta: el Carrefour de Avenida La Plata lleva 22 días cerrado por refacciones, sus empleados han sido derivados a otras sucursales y los rumores de mudanza son cada vez más fuertes. Además, la Legislatura porteña aprobó por unanimidad la creación de una comisión especial para el tratamiento de la Ley de Restitución Histórica. Al menos hay algo para que los santos se distraigan e ilusionen, acompañados de dirigentes que se pasan la papa caliente y un cuerpo técnico que se escuda en pretextos irrisorios dejando de lado la autocrítica.
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