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De la mano del “Chori” River ganó bien en el debut

Subió el primer escalón. River debutó en la B Nacional y, como todo primera vez, dolió en el orgullo. Pero no en lo futbolístico. Temprano habíamos hablado de la jerarquía, y eso se puso de manifiesto en el campo de juego.

[caption id="attachment_29089" align="aligncenter" width="480" caption="River festejó ante Chacarita"][/caption] Alejandro Domínguez hizo gala de un manejo digno de un número diez que utilice la banda roja. Tiempista, habilitador y congelador cuando el partido lo necesito. El "Chori", que durante su paso por el Zenit volvió loco al Barcelona, hoy hizo lo propio con el Funebrero. Incluso, mereció su gol, aunque el palo se lo negó.

Fue muy bueno lo de Carlos Sánchez en el medio. Huevos para pelearlas todas, dinámica para sumarse al circuito de juego y, sobre todo, inteligencia para hacer jugar al medio campo. Voló el chico Lucas Ocampos por la izquierda. Ni el debut, ni la presión, ni la B, ni en el entorno pudieron con el chico que Matías Almeyda mandó a la cancha en lugar de Roberto Pereyra. Es más, no tiene nada que envidiarle al Tucumano.

Otro que cumplió fue Martín Aguirre. Es cierto, tuvo cierto desorden, pero dejó la vida en cada pelota. Lo mismo que Nicolás Domingo, que también puso todo lo que tenía a mano. Desde ese medio dinámico, metedor, peleador y corajudo, River silenció los "ecos temibles" de la B Nacional.

Se puso rápido en ventaja con una jugada preparada que culminó con un certero cabezazo del uruguayo Juan Manuel Díaz, venciendo a Nicolás Tauber. Luego, con el partido en su favor, Domínguez manejó a River. El juego, con su imprevisibilidad, producto de una cancha pesada, mojada, rápida, casi letal para los lentos defensores de Chaca, quedó a pedir del diez fino del Millonario.

No tendrá la verticalidad de Erik Lamela, pero Domínguez tiene el roce que el "coco" no tenía y demostró saber cuando hacer cada cosa. Por él, hoy River casi no paso zozobra, a excepción de un cuarto de hora del segundo tiempo. El Chori Domínguez manejó a un River que también tuvo en el criterioso partido de sus volantes por afuera la llave para reducir al Funebrero, un peso pesado de la categoría.

Mereció el segundo en el primer cuarto de hora del segundo tiempo, pero no pudo ser. Pudo haber sufrido el empate después y culminó el partido saboreando un segundo tanto que nunca llegó.

La gente, que asistió en gran número, vio un River que, a diferencia de su antecesor, mejoró en cantidad en la mitad de la cancha, un River que tuvo un conductor pensante, con noción de equipo y con algunos destellos. Que dio en la tecla con la dupla Sánchez-Aguirre y que, demostró, que la B Nacional será una guerra, pero que tiene soldados de sobra para la batalla. Hasta Luciano Abecasis, ilustre desconocido, anduvo bien en el lateral derecho, en gran parte porque el uruguayo Sánchez supo cuando y cómo darle juego.

Tanto ofreció River, o tanta tela dejo para cortar el equipo del Pelado que pasó casi desapercibido Cavenaghi. No supieron buscarlo tal vez. La cancha estaba demasiado pesada para él, tal vez. Pero River hoy no lo necesitó. Y eso también es un indicador positivo para el equipo de Matías Jesús.

Ahora, el sábado, el Millonario llevará su equipo a Mendoza, lo espera el duro Independiente Rivadavia. Será otra historia. River, de la mano del Chori, cumplió y subió el primer escalón. Quedan 37, pero arrancó con el pie derecho y eso no es poca cosa. Hubo gritos, hubo desahogo, hubo alivio en el Monumental. Falta muchísimo, pero al menos hoy, River tuvo con qué.

Subió el primer escalón. River debutó en la B Nacional y, como todo primera vez, dolió en el orgullo. Pero no en lo futbolístico. Temprano habíamos hablado de la jerarquía, y eso se puso de manifiesto en el campo de juego.

River festejó ante Chacarita

Alejandro Domínguez hizo gala de un manejo digno de un número diez que utilice la banda roja. Tiempista, habilitador y congelador cuando el partido lo necesito. El “Chori“, que durante su paso por el Zenit volvió loco al Barcelona, hoy hizo lo propio con el Funebrero. Incluso, mereció su gol, aunque el palo se lo negó.

Fue muy bueno lo de Carlos Sánchez en el medio. Huevos para pelearlas todas, dinámica para sumarse al circuito de juego y, sobre todo, inteligencia para hacer jugar al medio campo. Voló el chico Lucas Ocampos por la izquierda. Ni el debut, ni la presión, ni la B, ni en el entorno pudieron con el chico que Matías Almeyda mandó a la cancha en lugar de Roberto Pereyra. Es más, no tiene nada que envidiarle al Tucumano.

Otro que cumplió fue Martín Aguirre. Es cierto, tuvo cierto desorden, pero dejó la vida en cada pelota. Lo mismo que Nicolás Domingo, que también puso todo lo que tenía a mano. Desde ese medio dinámico, metedor, peleador y corajudo, River silenció los “ecos temibles” de la B Nacional.

Se puso rápido en ventaja con una jugada preparada que culminó con un certero cabezazo del uruguayo Juan Manuel Díaz, venciendo a Nicolás Tauber. Luego, con el partido en su favor, Domínguez manejó a River. El juego, con su imprevisibilidad, producto de una cancha pesada, mojada, rápida, casi letal para los lentos defensores de Chaca, quedó a pedir del diez fino del Millonario.

No tendrá la verticalidad de Erik Lamela, pero Domínguez tiene el roce que el “coco” no tenía y demostró saber cuando hacer cada cosa. Por él, hoy River casi no paso zozobra, a excepción de un cuarto de hora del segundo tiempo. El Chori Domínguez manejó a un River que también tuvo en el criterioso partido de sus volantes por afuera la llave para reducir al Funebrero, un peso pesado de la categoría.

Mereció el segundo en el primer cuarto de hora del segundo tiempo, pero no pudo ser. Pudo haber sufrido el empate después y culminó el partido saboreando un segundo tanto que nunca llegó.

La gente, que asistió en gran número, vio un River que, a diferencia de su antecesor, mejoró en cantidad en la mitad de la cancha, un River que tuvo un conductor pensante, con noción de equipo y con algunos destellos. Que dio en la tecla con la dupla Sánchez-Aguirre y que, demostró, que la B Nacional será una guerra, pero que tiene soldados de sobra para la batalla. Hasta Luciano Abecasis, ilustre desconocido, anduvo bien en el lateral derecho, en gran parte porque el uruguayo Sánchez supo cuando y cómo darle juego.

Tanto ofreció River, o tanta tela dejo para cortar el equipo del Pelado que pasó casi desapercibido Cavenaghi. No supieron buscarlo tal vez. La cancha estaba demasiado pesada para él, tal vez. Pero River hoy no lo necesitó. Y eso también es un indicador positivo para el equipo de Matías Jesús.

Ahora, el sábado, el Millonario llevará su equipo a Mendoza, lo espera el duro Independiente Rivadavia. Será otra historia. River, de la mano del Chori, cumplió y subió el primer escalón. Quedan 37, pero arrancó con el pie derecho y eso no es poca cosa. Hubo gritos, hubo desahogo, hubo alivio en el Monumental. Falta muchísimo, pero al menos hoy, River tuvo con qué.