En octubre próximo habrá elecciones en la Asociación del Fútbol Argentino, allí Daniel Vila intentará terminar con la hegemonía grondinística latente desde 1979. Hasta ahora, Vila es el único que se presentó como opción opositora a Don Julio, que también anunció que está con ganas de continuar siendo la máxima autoridad del fútbol argentino.
Los modismos de Grondona ya son conocidos, y la sumisión que sufren la mayoría de los clubes a sus decisiones también. El rechazo prácticamente unánime del público futbolero abre las puertas para que cualquier candidato que se le oponga cuente con el apoyo popular de un aforo harto de que le tomen el pelo. Con este contexto, el actual novio de Pamela David se lanza a despojar del trono al ferretero de Sarandí, que lleva 32 años haciendo de las suyas en Viamonte al 1366.
Sin embargo, el perfil de quien es hasta ahora su único contrincante no es el más alentador. Se trata de un exitoso empresario -con todas las suspicacias que genera un empresario- que, además de ser dueño del multimedios Grupo Uno en sociedad con José Luis Manzano, es el presidente de América TV, Radio La Red, Diario La Capital de Rosario y el club Sportivo Independiente Rivadavia de Mendoza.
Vila ha sido denunciado repetidas veces por estafa, lavado de dinero y despidos injustos, al igual que su socio Manzano y los negocios que comparten entre ellos. Sus amigos, extrañamente, lo apodan el “Diablo”. Propuso un torneo más federal y participativo, que fue modificado y devino en el inentendible torneo de los 38 equipos que quedó en la nada. Fue también, quien autorizó al ingreso de hinchas neutrales al encuentro entre su Independiente y River, para que sorprendentemente más de 10 mil hinchas millonarios hicieran lo que ningún club de su división puede hacer: ocupar una cabecera jugando de visitante.
La Monarquía Grondona tuvo siempre una fórmula infalible: AFA rica, clubes pobres, y ustedes hacen lo que yo digo. Que la única chance a esta ecuación sea la de un empresario con marcados intereses no parece ser una opción agradable. Todo da para pensar que esos intereses se trasladarán inherentemente a la Asociación de ganar Vila las elecciones, y que prontamente el organismo empezará a vincularse con algunos de los tantos medios u emprendimientos que el mendocino posee.
Que el mandato de Julio Grondona es tan perpetuo como despreciable pocos no lo piensan, pero las opciones para su reemplazo distan de ser las deseadas. No sólo para los hinchas, sino para los clubes que cada vez se ven más atados a los antojos de su jefe, que encima encontró en el Estado un aliado ideal. ¿Se vendrá el gran AFA/Gobierno vs Vila/Grupo Uno? Quien sabe, pero los intereses del fútbol argentino seguro quedarán al margen.
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