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Culto clandestino con Massacre, Pez y Utopians

Jueves Santo y Groove propone una noche de culto. Te dejamos la crónica del show. Entrá y enterate de todo.

 

un culto clandestino con massacre pez y utopians

Jueves Santo y Groove propone una  noche de culto. Entrar al boliche de Palermo era trasladarse a fines de los ’70 para sumergirse luego en la oscuridad de la década siguiente. The Clash, The Smiths y The Cure eran los Dioses del Olimpo, mientras que Patti Smith, Joy Division, The Ramones y Television los discípulos encargados de limpiar el camino. La base de la jornada se centraba en el espíritu punk y la movida  underground; el resto podía explotar por diversas vías: rockabilly, britpop, grunge, skate rock, post-punk o hardcore daba igual, el orden de los factores no altera el producto.

A las 23:30 puntual sale a escena Utopians. Con chupines y actitud superpoderosa: Larry, Mario, Bárbara Recanti y Gustavo Fiocchi irrumpen decididos a comerse el escenario. Tan solo media hora de show les alcanzó para explicar porque son una promesa del under local. Aprobaron la asignatura “rock  del ’75” y por si con eso no bastaba cerraron su performance con “Estallando desde el océano” de Sumo para dejar al público frapé de emoción.

Luego del Circo Clandestino, un clásico de estas fiestas, llego el turno de Pez. “Último Acto” y “Ahogarme” demostraron toda la fuerza que tienen para dar. Si a la noche le faltaba un poco de progresismo, los quejosos no tendrían de que ya. Pez ofrece eso y mucho más. A esta altura Ariel Minimal demostró que es capaz de rockear tanto con su guitarra SM Minimal o con la ES;  en sus manos todas suenan potente.

Con “Haciendo real el sueño imposible”, llegó uno de los momentos más volados de la noche: el jazz se mezcla con el rock más rabioso, todo se calma por algunos instantes pero a no relajarse porque tampoco hay tiempo para tanto;  cerrá los ojos y entrégate a un trip, pero jamás pierdas de vista los teclados de Leopoldo Limeres, la última incorporación de la banda que sabe hacerse sus lugares dentro de las vibraciones. La última en sonar fue “Introducción declaración adivinanza”, para que la gente salte al ritmo de Franco Salvador pegándole a los parches y platillos. Así cerraron, con un Minimal bastante callado al que acostumbra verse, pero con un Pez bien al palo.

Antes de las 2:30 hs los asistentes acomodan unos muñecos diabólicos sobre el escenario. No hizo falta palabras para comunicar que Massacre estaba a punto de salir a escena. Wallas sale vestido de “cowboy from hell”, saluda a un boliche repleto y el público lo aclama. Una de las primeras en sonar fue “Te leo al revés” y al instante comenzó la pesadilla de los patovicas: ¡El mosh no les daba respiro!. Luego vino un clásico de The Kinks, “You really got me” que sorprendió con algunos brotes psicodélicos.De inmediato, las frases de Wallas no tardaron en llegar. “¿Riquelme, víctima o victimario? ¿Lopilato, ficción o realidad?” preguntó el Billy Bond de los ’90 para luego seguir con “Cae el muro”.

Massacre es una banda de culto capaz de llenar un Luna Park y luego tocar en cualquier bolichito buena onda. La banda suena light pero inexplicablemente logran que al público le brote adrenalina por las venas. Quizás todo se explique en la figura y la actitud anti frontman rockera de Wallas.

“Ya grabamos la mitad del nuevo disco y me contaron que hay gente que quiere censurarlo, yo les digo que se vayan a la reputa madre que los parió. Por eso me puse los guantes”, sentenció el vocalista antes de invocar a “La reina de Marte”. El otro que sonó de la placa “El Mamut” fue “La octava Maravilla”, antecedida también por otro gran prólogo de Wallas: “Estamos en Semana Santa: coger con moderación, beber con moderación y para los más chicos Pulmosán pediátrico”.

Con “Tres paredes” llegó el skate rock que tanto identifica a la banda que se autodefine como “el rock del futuro”. El cierre fue al ritmo de clásicos: “plan B” y “A Forest” de The Cure.