Después de la escandalosa e inusitada votación en AFA ayer por la noche, Julio Grondona ratificó lo que Rock ´N Ball anticipó: estará cuatro años más haciendo lo que quiere y cómo quiere en el sillón de la Asociación del Fútbol Argentino. Ni siquiera la bochornosa puesta en escena de Daniel Vila amenazó con correrlo del cargo que tiene desde hace unos pocos 32 años.
Sin dudas, a pesar del cómodo 46 a 0, este período amenaza con ser el más complicado para Don Julio en comparación con los que ya tuvo. O quizás no complicado, pero el desgaste de tantos años en el cargo más los problemas de salud y algunas presiones del Gobierno le achicarán el cumplimiento de sus antojos. Por las dudas, el ferretero ya está en Zurich (lugar donde, dicen las malas lenguas, tiene más de 32 cuentas bancarias), allí deberá atender su salud y dedicarle horas a la FIFA, el otro organismo que lo tiene en un alto rango.
Del lado de enfrente, con toda la bronca acumulada de ver cómo lo ignoraron y lo poco que pudo hacer, el resistido Daniel Vila manifestó algo que por polémico no deja de ser cierto: “A Grondona lo votaron los que reciben prebendas de él”. Y no sólo los que reciben dichas dádivas, sino los que por miedo o porque le deben favores no pueden hacerle la contra ni desde el discurso ni desde los hechos. Ni siquiera el comprometedor video que el lunes hizo estallar a los medios de comunicación pudo hacer tambalear a Grondona, que afirmó en él que está vinculado al lavado de dinero y que Alejandro Fantino y Juan Cruz Ávila no están invitados a su próximo cumpleaños, entre otras cosas.
En AFA usaron una táctica estupenda, seguramente aprendida en su viejo vínculo con el Grupo Clarín, que recibe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) las mismas escandalosas defensas de lo indefendible. La excusa del video es imperdible: “Los hechos son falsos, esto corresponde a una operación mediática y a una coacción agravada que vienen sufriendo la AFA y sus dirigentes”, manifestaron mediante una solicitada. Que Vila no es ningún nene de pecho ni la reencarnación de Jesús lo sabe hasta Rocío Marengo, pero creer que los clarísimos dichos del gran mandamás son parte de una operación de prensa y no de una de sus tantas jugadas, es como creer que el gol de Diego a los ingleses no fue con la mano.
Es la primera elección que Grondona gana desde que la televisación de los partidos está en manos del Estado, que además tiene otro vínculo con el fútbol: Hinchadas Unidas Argentinas, una alquimia fundada por punteros políticos para ayudas mútuas y futuras búsquedas de más punteros. No es casualidad que la barra brava de Chacarita haya estado apoyando a uno de los hombres más autoritarios, antidemocráticos y perpetuos de la historia del fútbol mundial.
Pero bueh, ganó Julio, y por afano. La tiene más complicada: tiene años, problemas físicos y opositores que antes no tenía. Y una doble tarea: erradicar la interminable violencia en el fútbol y acomodar los cada vez más rojos números de varios de los clubes que tiene a sus pies. ¿Y por qué ahora? Porque tiene al Gobierno implicado en ambas causas, que seguramente no querrá manchar su currículum con asuntos un tanto ajenos, en vísperas del seguro triunfo que obtendrá en las elecciones del domingo, en un proceso mucho más transparente, justo y democrático que en Viamonte 1366.
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