La gente del Ciclón está muy sensible. El promedio, el endeudamiento, los dirigentes que renuncian, los malos resultados, la incertidumbre por la Vuelta a Boedo. Dicha sensibilidad es tal, que una puesta erótica en escena de uno de sus jugadores causó tanto revuelo como la llegada de Messi a Venezuela. El “Macho Bus” de Migliore que salió en TV el sábado, todavía sigue haciendo eco.
El “Loco” nunca terminó de caerle bien a una minoría, que lo rechaza por haber surgido de las inferiores de Huracán, por ser reconocido ex barra e hincha de Boca, por algún gesto a la tribuna mientras jugaba en Racing, por una supuesta actitud de “vendehumo”, y hasta porque, según ellos, su rendimiento en San Lorenzo no es el adecuado.
Otro sector de la cuervada, el más amplio, se muestra agradecido destacándole un buen rendimiento, algún gesto amable con la familia de Ramón Aramayo y principalmente por demostrar siempre ganas de estar en el club y respeto por el mismo, algo cada vez más difícil de encontrar por Boedo. Migliore, a pesar de que se ha debido dinero, nunca salió a hacer conventillo, nunca faltó a entrenar y es de los primeros en dar la cara y hacer autocrítica cuando hace falta.
Él sabe que hay hinchas que, además de la resistencia que le pusieron siempre, le endilgaron su exposición por el presente de la institución con imagen del tatuaje de Palermo incluida. Contra ellos, el ex Boca no vaciló: “El día que me vean fumando o haciendo algo que atente contra mi rendimiento, pueden decir lo que quieran. Pero nunca voy a hacer algo que me perjudique o le haga mal al club”. No obstante, aun caliente por considerar injustos los reproches hacia él, volvió a la carga incluyendo a San Lorenzo: “Este es un club muy político en el que no tenés tranquilidad, todos critican detrás de una computadora”.
Mientras algunos hinchas exigen respeto a sus jugadores, glorias de la institución cometen calamidades peores: Victorio Cocco y el “Bambino” Veira, sumados a Alfredo Weber y Jorge Laurino, componen una inoperante y estéril Secretaría Técnica, que le cuesta al Ciclón $1.020.000 por año, porque a San Lorenzo el dinero le sobra. Entretanto, la gestión Savino, en la que Abdo participó a través del Grupo Inversor, sigue sin auditarse. El Estatuto aun no se reformó y ya son incontables la cantidad de empleados que, al igual que la Secretaría Técnica, le cuestan dinero al club y no tienen utilización o beneficio alguno.
Quizás sería más beneficioso optimizar energías en los asuntos que realmente importan, y no porque el respeto a la institución no pese, sino porque la situación del club amerita ahorrar energías para cosas más delicadas. Por lo pronto, el viernes se viene Banfield, y los de Asad quieren dejar de defraudar a su hinchada en casa, para que ni Migliore ni nadie que no corresponda liguen los insultos que deberían ir para otros.
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