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Copa del Rey: El Real Madrid murió de pie, pero el que sonrió fue el Barcelona

[caption id="attachment_42193" align="aligncenter" width="480" caption="Messi y CR7, otra vez cara a cara"][/caption]

Un partidazo. Sí, ya es un hábito. Ganó el Barcelona -como de costumbre-, pero el Real Madrid murió de pie. El conjunto de Mourinho salió a buscar la victoria. Nada de ser cauteloso, nada de tirarse atrás; a jugar, a defenderse con la pelota y, sobretodo, a atacar. Si bien este duelo por los cuartos de Final de la Copa del Rey terminó 2-2, los que festejaron fueron, nuevamente, los catalanes.

El Camp Nou se vistió de fiesta para recibir este brillante encuentro. El Real, como siempre, salió a atacar de entrada, a presionarlo bien arriba. Tan solo siete segundos habían pasado desde el inicio y el Pipita Higuaín tuvo la chance, pero la desaprovechó. El Madrid no se conformó y siguió buscando la hazaña de ganar en el mítico estadio catalán. En solo 7 minutos, el merengue atacó más que en todo los 90’ en el Bernabeu. Desgraciadamente para los blancos, el delantero argentino no estuvo fino y desperdició sus chances. La tónica siguió siendo la misma. A los 25’ el alemán Özil reventó el travesaño con un potente disparo que sorprendió a Pinto.

 Minutos más tarde, el propio arquero del Barcelona demostró por qué es suplente. Le entregó un regalito a Higuaín, pero, otra vez, el delantero argentino no definió correctamente y los hinchas madridistas enloquecieron. Ojo, no solo la afición se lo insultó, sino que los periodistas de “Radio Marca” –medio identificado con el Madrid- en su transmisión le dijeron “inútil”. Periodismo de alto vuelo. A partir de allí, el Barcelona empezó a hacer lo que mejor sabe: tocar la pelota. Con pases cortos y a los costados bajó el ritmo de un encuentro que se jugaba a la velocidad propuesta por el Real.

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Ya con Pedro en lugar de Iniesta –tuvo que salir por una rotura fibrilar-, el Barcelona tomó el control del partido. El Madrid cuidó todas las marcas. Claro está, no querían ser sorprendidos con una subida de Abidal, como había pasado el partido anterior. Los culés sentían la marca y se les hacía imposible pisar el área blanca. Hasta que apareció Messi. Para decirlo en criollo, Messi los durmió sin chupete. La Pulga inventó una apilada magnifica y le sirvió el gol a Pedro, quien puso en ventaja al Barcelona. Inmerecido.

Para colmo, el equipo de Mou sufrió otro cachetazo tan solo un par de minutos después. Dani Alves metió el gol de su vida, con un terrible derechazo al segundo palo de un pobre Iker Casillas que solamente atinó a ver cómo la pelota se clavaba en el ángulo. Un Baile. ¿Por la superioridad del Barcelona? No, porque, como buen brasilero, Dani Alves tiró pasito “Ai se eu te pego” y salió festejando. Por su parte, con el resultado puesto, los hinchas del Real entonaban otra canción. Al ritmo de “Guantanamera” cantaban “Mourinho, sal del banquilo. Mourinho, sal del banquillo”. ¿Exitismo? Seguro. Porque el Madrid mereció mucho más de lo que obtuvo.

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Ya en el complemento, el mundo futbolístico esperaba que el Barcelona destruya al Madrid. No obstante, eso no ocurrió. Los jugadores merengues se dedicaron a jugar. Tal es así que, al final del partido, el Real completó más pases que el Barcelona. Dato histórico. El club blanco emprendió una idea sólida sostenida en la verticalidad continua y en la velocidad de Cristiano Ronaldo. Así, los dirigidos por Mou son temibles. El portugués apareció en todo su esplendor y luego de un gran desborde por el sector derecho logró descontar. La serie todavía no estaba definida. Y mucho menos, cuando 5 minutos más tarde, Benzema hizo magia en el área y tras un sombrero a Puyol puso el partido 2-2. Todo podía pasar. Pero el Barcelona retomó el rumbo de los pases y, con la entrada de Mascherano por Alexis Sánchez –sí sí, un cambio defensivo-, se asentó en el aspecto defensivo. Y pudo aguantar el resultado.

Como conclusión quedan un par de cosas. Si bien Lionel Messi no jugó el mejor partido de su vida, demostró –ante la ausencia de Xavi y la rápida salida de Iniesta- que es la carta de desequilibrio que tiene el Barcelona. Además, en este juego hizo lo que se pedía en Argentina: que golpee a Pepe. Por otro lado, fue el mejor partido de Mourinho como técnico del Madrid ante los catalanes. Así es otra cosa. De igual forma, los culés lograron el paso a las semifinales de la Copa del Rey. Barcelona goza, Madrid sufre y nosotros disfrutamos de dos equipos que van a quedar en la historia.

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Messi y CR7, otra vez cara a cara

Un partidazo. Sí, ya es un hábito. Ganó el Barcelona -como de costumbre-, pero el Real Madrid murió de pie. El conjunto de Mourinho salió a buscar la victoria. Nada de ser cauteloso, nada de tirarse atrás; a jugar, a defenderse con la pelota y, sobretodo, a atacar. Si bien este duelo por los cuartos de Final de la Copa del Rey terminó 2-2, los que festejaron fueron, nuevamente, los catalanes.

El Camp Nou se vistió de fiesta para recibir este brillante encuentro. El Real, como siempre, salió a atacar de entrada, a presionarlo bien arriba. Tan solo siete segundos habían pasado desde el inicio y el Pipita Higuaín tuvo la chance, pero la desaprovechó. El Madrid no se conformó y siguió buscando la hazaña de ganar en el mítico estadio catalán. En solo 7 minutos, el merengue atacó más que en todo los 90’ en el Bernabeu. Desgraciadamente para los blancos, el delantero argentino no estuvo fino y desperdició sus chances. La tónica siguió siendo la misma. A los 25’ el alemán Özil reventó el travesaño con un potente disparo que sorprendió a Pinto.

 Minutos más tarde, el propio arquero del Barcelona demostró por qué es suplente. Le entregó un regalito a Higuaín, pero, otra vez, el delantero argentino no definió correctamente y los hinchas madridistas enloquecieron. Ojo, no solo la afición se lo insultó, sino que los periodistas de “Radio Marca” –medio identificado con el Madrid- en su transmisión le dijeron “inútil”. Periodismo de alto vuelo. A partir de allí, el Barcelona empezó a hacer lo que mejor sabe: tocar la pelota. Con pases cortos y a los costados bajó el ritmo de un encuentro que se jugaba a la velocidad propuesta por el Real.

Ya con Pedro en lugar de Iniesta –tuvo que salir por una rotura fibrilar-, el Barcelona tomó el control del partido. El Madrid cuidó todas las marcas. Claro está, no querían ser sorprendidos con una subida de Abidal, como había pasado el partido anterior. Los culés sentían la marca y se les hacía imposible pisar el área blanca. Hasta que apareció Messi. Para decirlo en criollo, Messi los durmió sin chupete. La Pulga inventó una apilada magnifica y le sirvió el gol a Pedro, quien puso en ventaja al Barcelona. Inmerecido.

Para colmo, el equipo de Mou sufrió otro cachetazo tan solo un par de minutos después. Dani Alves metió el gol de su vida, con un terrible derechazo al segundo palo de un pobre Iker Casillas que solamente atinó a ver cómo la pelota se clavaba en el ángulo. Un Baile. ¿Por la superioridad del Barcelona? No, porque, como buen brasilero, Dani Alves tiró pasito “Ai se eu te pego” y salió festejando. Por su parte, con el resultado puesto, los hinchas del Real entonaban otra canción. Al ritmo de “Guantanamera” cantaban “Mourinho, sal del banquilo. Mourinho, sal del banquillo”. ¿Exitismo? Seguro. Porque el Madrid mereció mucho más de lo que obtuvo.

Ya en el complemento, el mundo futbolístico esperaba que el Barcelona destruya al Madrid. No obstante, eso no ocurrió. Los jugadores merengues se dedicaron a jugar. Tal es así que, al final del partido, el Real completó más pases que el Barcelona. Dato histórico. El club blanco emprendió una idea sólida sostenida en la verticalidad continua y en la velocidad de Cristiano Ronaldo. Así, los dirigidos por Mou son temibles. El portugués apareció en todo su esplendor y luego de un gran desborde por el sector derecho logró descontar. La serie todavía no estaba definida. Y mucho menos, cuando 5 minutos más tarde, Benzema hizo magia en el área y tras un sombrero a Puyol puso el partido 2-2. Todo podía pasar. Pero el Barcelona retomó el rumbo de los pases y, con la entrada de Mascherano por Alexis Sánchez –sí sí, un cambio defensivo-, se asentó en el aspecto defensivo. Y pudo aguantar el resultado.

Como conclusión quedan un par de cosas. Si bien Lionel Messi no jugó el mejor partido de su vida, demostró –ante la ausencia de Xavi y la rápida salida de Iniesta- que es la carta de desequilibrio que tiene el Barcelona. Además, en este juego hizo lo que se pedía en Argentina: que golpee a Pepe. Por otro lado, fue el mejor partido de Mourinho como técnico del Madrid ante los catalanes. Así es otra cosa. De igual forma, los culés lograron el paso a las semifinales de la Copa del Rey. Barcelona goza, Madrid sufre y nosotros disfrutamos de dos equipos que van a quedar en la historia.

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