Rock ´N Ball: ¿Cómo nace La Bomba?
Santiago Vazquez: “Es la experiencia que yo venía teniendo con dirección con señas, que empecé a practicar viendo a Butch Morris, un americano, que trabaja Free Jazz, música experimental y demás. En ese momento armé un sistema de señas y arme un grupo que se llamó “Colectivo estereofónico de experimentación”, que no tenía que ve con “La Bomba” y funcionaba más como una orquesta de cámara. Esa experiencia de tres años me hizo entender los límites y los alcances de esta forma de trabajo. Por otro lado soy percusionista y desde hace años venía acumulando ideas rítmicas y demás. Las venía pensando para un disco de estudio de ritmo y por otro lado siempre estuvo la idea de hacer un grupo grande de percusión y volcar todo ahí. Y también una cosa que me venía rondando la cabeza desde que empecé a viajar. Empecé a ver que en muchas ciudades del mudo hay un a movida cultural y social en torno a grupos de percusión. Me parecía una lástima que no haya algo así en Buenos Aires, una movida de ese estilo. Note que en cada lugar donde eso sucede la percusión tiene una tradición, por ejemplo en Brasil, o en Uruguay y así en muchos lugares de tradición de percusión negra. Siempre me quedó esa incógnita, como hacer para que eso se genere en Buenos Aires”.
RnB: ¿Y cómo hiciste?
SV: “En algún momento dije, “ah, todo esto que son ideas diferentes, tal vez podían ser una sola cosa, un solo proyecto”. La clave fue entender que la improvisación es una forma de conectar con lo más genuino que uno tiene. Me pareció que eso podría llegar a reemplazar el sentimiento de algo genuino o de pertenencia que otorgan las tradiciones. Tal vez que lo tomen como algo tradicional desde que está siendo gestado desde acá y ahora. Que se puede generar una música genuina que nos represente a todos nos por ser una tradición, si no por ser lo contrario. Pensé que con señas quizás podría lograr el sentido orgánico. Y al mismo tiempo todas estas ideas las convertí en señas y así arme el lenguaje que usamos en la bomba que es un lenguaje de señar, específicamente, para el ritmo y a partir de tener eso empecé a pensar en los músicos ideales”.
RnB: Eso te iba a preguntar, ¿cómo se recluta gente?
SV: “Primero que vi que las 70, 80 señas que había armado necesitaban, algunas, de una cabeza analítica muy importante y al mismo tiempo mi convicción era que para poder hacer una cosa importante y linda social alrededor, era importante que todos toquen con el corazón. Que sean percusionistas de alma y que además tuvieran un dominio racional de lo que estábamos haciendo. Entonces hice la “lista de los sueños”, por lo menos de mis sueños y me jugué, empecé a llamarlos. Por suerte varios me dijeron “vamos”, “Te hacemos la pata”, pero creo que lo primero que los sedujo fue compartir el escenario con los músicos que estaban, porque realmente es un seleccionado de percusión. Muchos de ellos son líderes de otros grupos, cada uno es una referencia”.
RnB: Empezaste esto como para generar un espacio de improvisación, ya va a cumplir 5 años, ¿cuál es el balance?
SV: “La verdad es que todos e viene dando de una forma muy natural. Siento que es algo que tenía que pasar. Que tuvimos la suerte deponer percibirlo y captarlo en el momento que era. Y el público también lo tomo. Al cabo de menos de un año estaban viniendo 1000 y pico de personas por lunes. Es algo que evidentemente estaba ahí y sólo faltaba hacerlo”.
RnB: El público de la bomba es bien variado, turistas, gente q viene del trabajo, hay una suerte de catársis acá.
SV: “Lo de los Turistas no es algo que hayamos buscado, pero no me sorprenden. Porque de donde yo tomé la idea eso es algo cultural y es obligado ir a verlo o reconocerlo. Acá también se ha convertido en algo cultural, tiene un cierto peso cultural, se repite todos las semanas el mismo día, pasa a ser patrimonio de la ciudad”.
RnB: ¿Ya son conscientes que esto es un fenómeno social que trascendió la percusión?
SV: “Yo creo que sí, es bastante evidente. Además nos llegan comentarios e historias. Lo que pasó con el barrio, que cambió su fisonomía. Se hicieron fiestas alrededor de la bomba, los lugares están abiertos, era un lugar bastante oscuro. Es muy evidente la transformación que se fue dando los lunes acá. Una especie de informe que hizo la ciudad, habla que entre los 25 y 35 años La Bomba de Tiempo es más visitada que las tanguerias. Esto ya es una parte de Buenos Aires y no pasa en otro lado”.
RnB: Durante el espectáculo, q son dos horas al palo, se va turnando la dirección ¿eso es de ahora?
SV: “Y, no el primer día, pero bastante rápido. Al ir ensayando el lenguaje, después fuimos nutriéndolo entre todos. Para tocar es indispensable tocarlo muy bien. Una vez que lo conoces, aquellos que lo saben bien y tienen una intención de dirigir, pueden hacerlo. Entonces es muy lindo para nosotros también vivenciar esa variedad. Si bien es improvisación, no sólo del director, cada uno tiene su forma de canalizar esa improvisación”.
RnB: Hablas de improvisación de un “seleccionado” de la percusión ¿ensayan?
SV: “Sí, si. Todas las semanas desde hace cinco años. Al principio el día de ensayo era los lunes, a las 19 horas en mi casa. Era el día que ningún músico iba a falta, por otro concierto. Empezamos a hacer ensayos abiertos acá, y eso se fue convirtiendo en los shows y los lunes quedaron por ese motivo. No fue una cosa buscada. Vamos a probar mostrar al público y ver cómo lo reciben”.
RnB: Se me ocurre que ensayar una improvisación es imposible…
SV: “Sí, es imposible. No así entrenar. Entrenar como grupo. Las formas de respuesta grupal, a las señas. Yo lo relacionó mucho con el deporte y los juegos de equipo. Nadie sabe como va a jugar un partido, pero podés entrenar las jugadas o estrategia. Eso es lo que hacemos todas las semanas”.
RnB: ¿Y el color?
SV: “Tiene que ver con que la Bomba fue la encarnación de ideas maduradas durante muchos años. El color de la encarnación es el rojo. Lo hecho carne, hecho material. Un poco cuando la idea empezó a plasmarse tan claramente en mi cabeza y después en los ensayos y después tocando dije “no tenemos que hacer esto con vergüenza, ni pasar desapercibidos”. Ahí adoptamos una suerte de “uniforme” y decir “esto es lo que nosotros hacemos y que sea lo más visible que se pueda”. Así nació el nombre, La Bomba de tiempo, y la vestimenta. No vamos a pedir permiso por lo que hacemos”.
RnB: De repente, uno también ve gente que baila desenfrenada, gente que saca fotos constantemente a la gente a ustedes, gente que está parada. Da la sensación que mucha gente viene y vuelve, que es público más repetidor que otra cosa. ¿Eso también tiene que ver con el fenómeno que genera?
SV: “Sí, cambia. De un día a otro realmente cambia. También tiene que ver con esto que no es un show armado. Algunos están bailando como locos como decís y nosotros también lo percibimos porque estamos tocando con eso. También está buieno los qu ese quedan parados. Este es un espacio para que la gente venga a vivirlo como quiera. Así empezamos. Primero en el suelo, después tuvimos unas tarimitas, muy pequeñitas y después de un par de meses, desde esa alturita que había gente que no venía a mirarnos, si no a bailar atrás con la música. Cuando ví eso dije “Ah, esto va a andar. Buenísimo, lo entendieron. Hay gente que ya lo entendió”. Ahí me di cuenta que la gente ya lo tomó para sí misma”.
RnB: Estuvieron convocados a los festejos del Bicentenario, ¿verdad?
SV: “Sí, festejos en varios lugares. Yo no sé con que intención lo hicieron los organizadores, pero es como un poco innegable que La Bomba hoy no se puede negar en la cultura musical hoy de Buenos Aires. Quizás suene soberbio, pero simplemente por número me da la sensación que es así. Nosotros nos hemos preocupado porque se así, nos preocupamos de generar un espacio para eso. Por eso los lunes invitamos a músicos de distintos palos pero todos de acá. Los invitamos a este espacio a mezclarse, así vino Ricky Maravilla un día y al día siguiente Javier Malosetti, y otro día por ahí Lescano, Pocho La Pantera o Lito Vitale. En los cinco años tocaron Pocho, Celeste Carballo, Kevin Johanssen, que pasó a saludar, también viene Emme. No es que a todo el mundo le guste todo, peor sí aceptamos que todo eso es parte de nuestra realidad. Uno si vive acá sabe que esas personas conforman la música de acáW.
RnB: ¿Vino alguien a querer sacar La Bomba de acá?
SV: “Sí, hemos tocado en discotecas. Ahora estamos tocando acá, todos los lunes. A veces tocamos en cosas al aire libre, que nos llaman. Ahí puedeir gente de todas las edades y esto está bárbaro. Estamos empezando a tocar en el interior y al día siguiente en Belo Horizonte, en Brasil. Creo que va para bastante más, llevamos cinco años. Es poquito tiempo”.
RnB: Ir a Brasil qué significó, Digo, es como la meca de este tipo de movimientos…
SV: “Y…fue un momento. ¿Qué pasará en Brasil? Ellos tienen una tradición de percusión poderosísima, pero lo que hacemos es muy distinto a ellos, pese a que todos nos nutrimos de su percusión. Esto de tocar dirigido por señar con improvisación, es algo nuevo”.
RnB: ¿Está la idea de viajar a Europa?
SV: “Van surgiendo propuestas. Nosotros tenemos ganas de tocar en donde sea. Nos gusta lo que hacemos, lo disfrutamos y queremos tocar donde sea”.
RnB: ¿Te parece que lo que hace la Bomba puede ser grabado en un disco o no?
SV: “Hicimos un disco que es una grabación de una improvisación. Es interesante como registro pero no tiene nada que ver con un disco comercial. Son temas de veinte minutos. A fines de este año vamos a hacer un disco de estudio, en el cual vamos a exponer la sonoridad de la Bomba al servicio de canciones. Es como un desafío artístico también. Con invitados, claro. El próximo disco dará cuenta un poco de esa faceta”.
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