La Selección Argentina volvió a empatar en un triste y paupérrimo partido contra una Colombia que incluso dominó durante largos lapsos del encuentro.
El primer tiempo fue una lágrima, las chances más claras las tuvo Colombia con un mano a mano atajado por Chiquito Romero (lejos el punto más alto del seleccionado local) y un penal en movimiento malogrado por Dayro Moreno tras una ley de ventaja que omitió un penal de Burdisso a Ramos grande como el de Lollo a Caruso.
Durante el segundo tiempo, Argentina seguía teniendo un equipo totalmente inconexo que nunca se juntaba a asociarse. Messi demostró algunas pinceladas de su fútbol con lindas pelotas de gol para sus compañeros, pero si hay que graficar el desempeño del equipo de Batista, habría que elegir esta imagen:
Tan mal jugó Argentina, que el mejor futbolista del mundo no era capaz de meter un centro como la gente. Claro, debe haber estado pensando si buscaba de cabeza a Tevez o la de Gago. Sísi, Gago jugó. ¿Cuántos partidos disputó Fernando esta temporada en el Madrid? Siete. Para Batista no tienen prioridad los que juegan en Europa, la tienen los que viven en Europa. Es una cuestión inmobiliaria.
Durante gran parte de la segunda etapa, Argentina se hizo ancho y fue por las bandas dedicándose a tirarle centros a Crespo y Batistuta.
El seleccionado local terminó con la soga al cuello, suplicando que el partido termine para sacar lo que en el transcurso del partido, se convirtió en un valioso empate.
¿Jugar como el Barcelona?
Romero estuvo seguro en los tres palos, aún siendo el arquero más rebotero que haya tenido en años la Selección Argentina. Chiquito siempre va con los puños a atajar y puede ser peligroso.
Pablo Zabaleta fue un punto firme, junto con un Pupi Zanetti a contrapierna y un Burdisso que se equivocó en un par de salidas eligiendo jugar con el arquero y evidenciando sus flaquezas con los pies, pero que mandó desde el fondo y organizó la defensa. Otra historia es la de Gabriel Milito que está tan lento e inseguro como se puede estar.
Los tres cincos no sólo se chocaban al marcar y elegían al mismo jugador para defender, sino que no se les cayó una sola idea para encarar de mitad de cancha para adelante. Es lógico, porque ninguno de ellos tiene las condiciones naturales para hacerlo.
Lionel Messi estuvo apagado por no tener quien lo surta de fútbol ni quien le devuelva la pelota. Esto se debió en gran parte a que Carlos Tévez no pasó una sola bocha en el transcurso de todo el partido. Egoísmo total generado por el exceso de barullo que Carlitos se ve intimidado a hacer por la hinchada argenta que lo ha adoptado como su favorito. Otra cosa inentendible del Checho, hace 2 semanas Tevez no servía porque para él sólo podía jugar de N°9 y hoy no sólo sirve, sino que es titular y juega de N°7. Ezequiel Lavezzi prometió al principio en tandem con Zabaleta por la derecha pero se fue quedando.
El Checho Batista nos vendió un buzón que hoy en día no pareciera ser más que humo. El equipo argentino no tiene profundidad. Uno de los jugadores que más toca la pelota es Gabriel Milito. No contento con jugar con tres volantes de contención como son Mascherano, Banega y Cambiasso, incluye a uno más desde el banco. Y eso no termina ahí, existe un cuarto N°5, Lionel Messi, que aunque para el técnico sea delantero central, está obligado a bajar para buscar la pelota y sacársela de los pies a Mascherano.
Checho, avivate.
Es inminente la entrada de Javier Pastore al equipo. Argentina necesita juego asociado en ataque y tiene un jugador que es capaz de enganchar a todos y hablar el mismo idioma que Messi. El cambio claramente, debiera ser por Banega o Cambiasso, que pobres tipos, le están haciendo una gauchada a Batista teniendo algunas responsabilidades posicionales que jamás en su carrera tuvieron. El triple cinco es, por escándalo, el capricho más inentendible del Checho. No camina para ningún lado, los jugadores se chocan y en ataque son tres pesos muertos.
Además, esta Selección tiene una dificultad muy preocupante. Es absolutamente individualista, más que la de Maradona. Todos los jugadores quieren hacer el gol de Diego a los ingleses cada vez que tocan la pelota. Se necesita más humildad y juego en equipo, hay exceso de falsos caudillos. Faltan los Maxi Rodriguez, los Di María, los Jonás Gutierrez, tipos que agachaban la cabeza y corrían según su lider lo mandaba. Argentina debe trabajar en la humildad, Carlitos por más agradable que sea para la tribuna, debe olvidarse de ella y jugar a la pelota con sus compañeros, que para algo están. Lo mismo para Lavezzi y Agüero.
El seleccionado argentino debe ganar el próximo partido, no solo para clasificarse, sino para redimirse frente a un público que espera con juntas razones, mucho más de su equipo. Se viene Costa Rica, mejor dicho, un combinado Sub 22 dirigido por La Volpe. Si Argentina no gana por goleada, sería un bochorno.
Batista se está autofagocitando. Su triste experiencia previa como DT, graficada en sus pobres números (24 PG, 18 PE, 31 PP) está saliendo a relucir y habrá que ver en las próximas horas, si es capaz de cambiar su esquema táctico sobre la marcha, porque así, no se puede seguir.
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