Empezar esta nota perteneciente al anuario de Rock ‘N Ball con un título tal como “El mejor equipo del año” sería tomar por imbéciles a los lectores. Está tan claro que el mejor equipo del año ha sido el Barcelona, que es preferible ir directamente al desarrollo del informe. El propósito de este es tratar de correr el velo detrás del secreto del club catalán buscando entender cómo es que su juego está continuamente en crecimiento. La base está en que nadie en el mundo puede referirse al club azulgrana diciendo: “el del año pasado jugaba mejor”. Sencillamente es imposible y esto tiene una sola explicación; el juego de Barcelona evoluciona y mejora con el tiempo.
El punto de partida será la llegada de Pep Guardiola al mando de la Primera del club, dejando atrás los años de esplendor de Ronaldinho y compañía y buscando el foco en el actual grupo de trabajo.
Aquel equipo primer equipo de Pep Guardiola de la temporada 2008/09 que le ganó la Champions League a Manchester United con gol de cabeza de Messi, ya jugaba bárbaro y tenía como estrellas consagradas al argentino, Xavi e Iniesta. Todos se llenaban la boca hablando del vuelo futbolístico del cuadro y se maravillaban con la voluble posición de Lionel en la cancha. Algunos decían que jugaba de N°9 retrasado, otros de mediapunta, lo cierto es que, exceptuándolo a él, era posible dibujar a los blaugranas equemáticamente y definir los roles de cada jugador. Lo que sí ya se empezaba a ver era que no había manera de pararlos.
Un año más tarde, ya sin Thierry Henry ni Eto’o, Barcelona optó por adquirir por millones y millones de euros a Zlatan Ibrahimovic para potenciar su juego, una movida que no resultó como los culés esperaban. El sueco declaró en su autobiografía recientemente publicada que no pudo soportar el protagonismo que Pep Guardiola le daba a Messi y se tuvo que marchar, un visionario Zlatan.
Si bien el equipo jugaba bastante mejor que el del año anterior y ya empezaba a perfilarse como uno de los más grandes de la historia, su incorporación más importante no estaba rindiendo lo suficiente por no entender su puesto. Por otro lado, empezaron a aparecer con fuerza Pedro y Sergio Busquets que terminaron resultando las mejores incorporaciones de los catalanes.
Ese año el Barcelona le ganó la Final del Mundialito de Clubes al Estudiantes de Alejandro Sabella con un gol de pechito de Messi en tiempo extra. Todos recordarán aquella noche en Emiratos Árabes como la vez que el Pincha estuvo a dos minutos de ganarle al mejor equipo de la historia.
Sin embargo, de esta temporada lo más memorable será sin dudas, el partido entre los culés y el Inter de Milan de Mourinho por la Semifinal de la Champions League. Algunos amantes del futbol bien jugado se animaron a decir que el deporte se murió un poquito, al ver que el equipo en el que Eto’o jugaba de 4 eliminaba al club más mimoso con la pelota. También debe tenerse en cuenta que en ese partido Thiago Motta fue expulsado al comienzo y esto cambió los planes iniciales de Mou. Ese día Zlatan Ibrahimovic salió sustituído y Piqué terminó jugando de delantero central en lugar de él, dejando en claro que el sueco no entendía su posición en el esquema.
Para la temporada 2010/11 el Barcelona había aprendido la lección, rajó a Ibrahimovic y compró a David Villa antes del Mundial. Villa venía teniendo un promedio de gol escandaloso hacía ya varios años en el Valencia y era un hombre que podría arrancar fuera del área pero que, sobre todo, siempre tendría el arco contrario entre ceja y ceja para disparar en cuanto se pueda, algo que Barcelona había entendido que debía corregir a la fuerza contra el Inter el año anterior. Con la incorporación de Mascherano y su transformación en defensor central ganó en aire para Piqué y Puyol, que casi no tenían suplente porque Gaby Milito hacía rato que no estaba en forma.
Es año ganó la Champions League, la Copa del Rey y la Liga española y se eternizó como uno de los mejores equipos de la historia. Para esa altura ya había tres jugadores que no se sabía donde jugaban; el tridente Xavi, Iniesta, Messi.
La situación de hoy es de una total profundización de aquella idea que se veía en 2009. Así como antes la posición de Messi era difusa, hoy es totalmente indecifrable y lo llamativo es que a su situación se han sumado otros 5 jugadores de la formación inicial; Alexis Sanchez, Cesc Fabregas, Xavi, Iniesta y Thiago. La primera premisa de que Messi jugaba de 9 queda trunca porque con ese criterio, Fabregas también lo sería hoy en día. Cada jugador que llega se acopla perfectamente a la fluidez del Barcelona, confundiéndose en la nube azulgrana en la que todos tocan, todos corren, todos pican al vacío, todos son goleadores y todos dan pases gol. Definitivamente los laterales ya son extremos, aunque por lo general los de la izquierda no se mandan tanto como Dani Alves. Lo otro que es cierto es que juegan con un N°5 clavado como es Busquets, que hace las veces de líbero adelantado, pegadito a los centrales. Pero del resto no tenemos noticias. No se puede dibujar nada coherente sobre la posición de Cesc o de Iniesta, por nombrar algunos. El Barça parece un equipo de futsal, o mejor aún un equipo de voley, donde todo el tiempo sus jugadores rotan y se mueven pero no en el sentido de las agujas del reloj, sino al ritmo del fútbol y de lo que la jugada pide.
Pero lo más intrigante es el futuro. Hoy son 6 jugadores los que tienen posiciones vacilantes y llegan a gol y cada día son menos los defensores centrales que salen de arranque. Se puede empezar a fantasear sobre cuales serán los próximos sistemas.
El paso siguiente, que ya se está empezando a ver, es el de jugar con un solo central de buen pie y dos volantes centrales pegaditos a él haciendo una suerte de línea de tres falsa, recuperando rápido y soltando inmediatamente al compañero. Mientras que los dos laterales pasen a formar parte oficial del ataque como extremos netos, aunque para eso deberían hacerse de un jugador como Gareth Bale por la izquierda porque ni Maxwell, ni Abidal ni Adriano tienen la suficiente capacidad para hacer los mismos desastres que causa Dani Alves por la derecha.
Ya para la siguiente temporada, cuando la FIFA obligue al Barcelona ser un poco más benevolente con sus contrincantes, pero sobre todo a modo de desafío personal de Guardiola, el equipo ya no contará con ningún defensor, además de jugar sin arquero como viene haciéndolo desde 2008, y en su lugar entrará en 9 del equipo contrario. Quizás así las cosas sean más parejas para todos.
Más allá de toda especulación o broma, lo cierto es que los jugadores del Barcelona son como los Globetrotters pero por los puntos. Un equipo que parece que está de joda en la cancha demostrando toda su capacidad para tocar y moverse, pero que gana todo lo que juega. Un cuadro que juega un fulbito invencible. Lo que ha generado y seguirá generando, teniendo en cuenta la baja edad de la mayoría de los jugadores, en los próximos años Josep Guardiola es una revolución en la manera de ver el fútbol.
Lo que le interesa a este informe no es el pasado en sí, sino la lectura del mismo para poder determinar el futuro del innovador Barcelona. Lo que hace es maravilloso porque se trata de un equipo que es capaz de superarse a sí mismo continuamente jugando cada vez más lindo y mejor, volviendo a las raíces mismas del deporte; jugar y divertirse.
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