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A la derecha de Messi

¿Cuántas veces se ha criticado a un jugador por no saber pegarle con su pierna menos hábil en momentos decisivos? ¿Cuántas veces a un jugador, el no saber dominar su pierna de “madera”, como se le suele decir, lo ha llevado a perderse oportunidades claras de gol? ¿Cuántas veces tuvieron que tomarse un tiempo demás para poder acomodarse para su pierna hábil o en una de esas para ver qué le sale con la otra pierna que no suele utilizar? Sin embargo, cuando se logra un gol con la de palo parece que se festejaran doble, es más, en muchas oportunidades se los remarcan como grandes logros propios de cada jugador. Caso contrario es aquel jugador que gracias a su habilidad innata logra superar las leyes de la genética y conseguir un gran dominio de ambas piernas. Claro es el caso de Lionel Messi, quién sino, para lograr eso. Aquél rosarino que a través de los años va disfrazando a su pierna menos hábil con diversos trajes y otorgándole diferentes roles. Esa derecha que tantas veces parece ponerse el traje de protectora, para que de esta manera su zurda vaya siendo protegida cada vez que algún rival, con afán de quitarle el balón de forma violenta, no logre su cometido y pueda finalmente concluir alguna de sus genialidades. Muchas veces aquella pierna luce una vestidura de asistente, para que su compañera pueda demostrar con total tranquilidad toda su magia. Es la pierna equilibrista, en la cual, su  izquierda deposita toda la confianza cada vez que busca rematar al arco o gambetear al arquero rival en solo una baldosa. La misma que, de manera continua, le va dando pases fugaces a esa zurda mágica, para que ambas hagan lo que quieran adentro de la cancha. Quizá sea la “actriz de reparto” de cada escena en la que la pierna más hábil siempre se termina llevando todos los aplausos. Sin embargo, cuántas veces hemos visto a esa pierna olvidada por muchos robando un poco de protagonismo, y como buena imitadora que es, haciendo goles similares a los que es capaz de hacer su famosa compañera. Se la podrá denominar también como la “tercera en discordia”, ya que de vez en cuando logra entrometerse en esa gran relación entre la zurda y la pelota. Pero se entromete para bien, porque es capaz de tratar a la "bocha" de la misma manera.  

¿Cuántas veces se ha criticado a un jugador por no saber pegarle con su pierna menos hábil en momentos decisivos? ¿Cuántas veces a un jugador, el no saber dominar su pierna de “madera”, como se le suele decir, lo ha llevado a perderse oportunidades claras de gol? ¿Cuántas veces tuvieron que tomarse un tiempo demás para poder acomodarse para su pierna hábil o en una de esas para ver qué le sale con la otra pierna que no suele utilizar? Sin embargo, cuando se logra un gol con la de palo parece que se festejaran doble, es más, en muchas oportunidades se los remarcan como grandes logros propios de cada jugador. Caso contrario es aquel jugador que gracias a su habilidad innata logra superar las leyes de la genética y conseguir un gran dominio de ambas piernas.

Claro es el caso de Lionel Messi, quién sino, para lograr eso. Aquél rosarino que a través de los años va disfrazando a su pierna menos hábil con diversos trajes y otorgándole diferentes roles. Esa derecha que tantas veces parece ponerse el traje de protectora, para que de esta manera su zurda vaya siendo protegida cada vez que algún rival, con afán de quitarle el balón de forma violenta, no logre su cometido y pueda finalmente concluir alguna de sus genialidades. Muchas veces aquella pierna luce una vestidura de asistente, para que su compañera pueda demostrar con total tranquilidad toda su magia. Es la pierna equilibrista, en la cual, su  izquierda deposita toda la confianza cada vez que busca rematar al arco o gambetear al arquero rival en solo una baldosa. La misma que, de manera continua, le va dando pases fugaces a esa zurda mágica, para que ambas hagan lo que quieran adentro de la cancha.

Quizá sea la “actriz de reparto” de cada escena en la que la pierna más hábil siempre se termina llevando todos los aplausos. Sin embargo, cuántas veces hemos visto a esa pierna olvidada por muchos robando un poco de protagonismo, y como buena imitadora que es, haciendo goles similares a los que es capaz de hacer su famosa compañera.

Se la podrá denominar también como la “tercera en discordia”, ya que de vez en cuando logra entrometerse en esa gran relación entre la zurda y la pelota. Pero se entromete para bien, porque es capaz de tratar a la “bocha” de la misma manera.