San Lorenzo volvió a perder de local por segunda vez en tres presentaciones en el campeonato, el fantasma del descenso ya se instaló en Boedo y pretende quedarse si el Ciclón no cambia al menos el rumbo que acostumbró a tener en casa. El “Turco” Asad se escuda en los especulativos planteos de los visitantes, pero si te toca irte al descenso o jugar la promoción andá cantarle a Gardel.
Los números son claros: primer fecha, línea de tres defensores, 0-1 ante Lanús. Segunda, tercera y cuarta fecha: cuatro en el fondo para sumar dos triunfos y un valioso empate en la Bombonera. En la quinta, asombrosamente, Asad quiso cambiar: vuelta a línea de tres, para que un zapatazo de Mansanelli le vuelva a mostrar la realidad al Ciclón, que con tres defensores y tres delanteros tuvo su partido con menos situaciones de gol del año. Y desde 2009 la cosa viene cada vez menos alentadora: 50 partidos con 17 victorias, 18 empates y 15 derrotas, en un estadio que supo ser la gran complicación para los visitantes.
El campo de juego de San Lorenzo es el más grande del país, teniendo 110 metros de largo por 70 de ancho. Hace ya un tiempo que el fútbol se volvió muy parejo, equipos que a priori se consideraban inferiores hoy le pelean de igual a igual a cualquiera, amparados en una defensa sólida y en búsqueda de algún contragolpe o error del rival para tener su chance de gol. Y esto es lo que el Ciclón padece: se le plantan atrás, le juegan de contra y buscando la falla propia y así se encuentran con goles que se vuelven irremontables. Después lo de siempre: hacer tiempo, enfriar el partido y tres puntos que se le escapan al local, que se despide ante un público que aplaude la entrega pero murmura el nivel.
Pero este padecimiento del campo de juego extenso tiene un agravante antes mencionado: la línea de tres defensores. Reiterados entrenadores la han utilizado y chocan contra la misma pared. Los stoppers no se proyectan, pero cuando defienden sufren el dos contra uno. Y los volantes se pierden: ni atacan ni defienden, no son ni carrileros ni volantes de creación. La pelota los esquiva y sufren el cansancio de largos metros que corren en vano. El o los volantes centrales se cansan porque hacen el doble del esfuerzo y pierden contacto con los delanteros que se fastidian.
Es tiempo de dejar de buscar culpas ajenas y empezar a hacer autocrítica y encontrar las falencias en casa. Asad queda en off side cuando afirma “los rivales se nos meten atrás y es imposible entrarles”. Si ya lo sabe, ¿qué espera para avivarse? A la gente de San Lorenzo no la va a comprar con el discurso de “fuimos al frente y lo buscamos siempre“, estando a un puesto de la promoción esa excusa va a convencer a muy pocos.
Si no sale yendo al frente, tendrá que buscar otra forma. Pero a San Lorenzo le faltan puntos. Todavía está a tiempo y tiene partidos de referencia para respaldarse. Es un técnico que ha demostrado capacidad, que la aplique y que deje de refugiarse en pretextos y frases demagógicas sin sentido. A buscarle la vuelta, Turco.
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