La Descarga es una big-band argentina que hace de la música una propuesta para revisar la propia identidad. Formada por catorce músicos, explora varios géneros como la salsa, el mambo y el Latin Jazz. Cumplen diez años como banda y lo celebran a lo grande en el Uniclub de Abasto el próximo sábado 13 de julio.
Jazz Mambo (2012); Más Mambo Que Nunca (2015) y La Descarga a Tierra (2017) son sus tres discos editados. Tienen años de tocar en vivo, de organizar una jam session cada semana para ir ensamblando la banda, para conocer a otras personas interesadas en los mestizajes que propone la música latinoamericana. Años de reivindicar otras sonoridades posibles y, como no, oficio, estudio, talento y trabajo. Cada uno de los integrantes de La Descarga tiene una larga trayectoria en la escena local e internacional.
Matías Conte, composición y voz líder. Fundador y vocalista de la emblemática banda Las Sabrosas Zarigüellas; Gustavo “Tano” Martelli, director musical, voces y percusionista. Miembro de agrupaciones como Dancing Mood, Los Fabulosos Cadilacs y Celia Cruz, entre otros y; Maxi García, percusionista, convocado también para producciones con Vicentico, Mimi Maura y El Choque Urbano, entre otras tantas. En esta entrevista, Rock N’ Ball conversó con ellos tres sobre estos diez años como grupo.
RNB: ¿Preparando el show?
GM: Tratando de recopilar diez años de vida. Fuimos para atrás bastante tratando de agarrar temas para que la gente que nos sigue desde el comienzo recuerde lo que pasó. Todo arrancó en el UNICLUB…
RNB: En el mismo lugar donde van a festejarlo…
TM: Sí…
RNB: Qué bueno
MC: En realidad veníamos arrastrándolo de otros lugares. Empezó en una juntada en medio de una búsqueda y estudio del género. Nos juntábamos a zapar, pero como en este género a la zapada se le dice descargar, nos quedó el nombre.
RNB: Ah mirá…
MC: Ensayábamos en el garaje de la casa de uno, investigábamos. Éramos un grupo de enfermos que estudiaban y nos queríamos meter cada vez más en el género. Nos juntábamos y nos intercambiábamos información, de todo tipo.
RNB: Claro.
MC: Yo, por ejemplo, venía más de la armonía, de las canciones, componiendo sin saber casi los nombres de algunos ritmos y qué se yo. Me metí con ellos que venían haciendo más rumba. Estaban más metidos en el palo del afrolatino, traían lo más puro del género, que es como más religioso. Ahí fue cuando empezamos a mixturarnos. Yo no tenía ni idea de todo eso. Por eso fue que se empezó a armar una buena mixtura. Y con el correr del tiempo nos dimos cuenta que pasaba algo.
RNB: ¿Se encontraban con mucha frecuencia?
MC: Nos juntábamos los martes, a las ocho, y se hacía temprano, ¿viste? A las doce, una, ya medio que cortábamos porque al otro día se labura. Pero después de empezó a estirar y cada vez más y entonces el Tano empezó a llamar al pianista, bajista. Antes eran más tambores y voces, ¡al toque igual! Fue bastante rápido.
RNB: Y así empezaron a ensamblar…
MC: Claro… y nos dimos cuenta también que venía mucha gente a mirar, a escuchar. Éramos doce tocando y del otro lado parecía que había otros doce mirando y bailando. De a poco nos fuimos dando cuenta que cada vez eran más los que estaban de ese lado, que venían a escuchar, eran cuarenta, sesenta, y nosotros también, los que nos juntábamos a tocar éramos más. Y cada vez venían más pesos pesados a ver qué pasaba. Y ya no éramos sólo nosotros. Un día cayó la gente de Calle 13, por ejemplo. Ya cuando estábamos encaminados.
RNB: Qué flash, imagino. Claro, fueron creciendo…
MC: Se nos quedó chico ese lugar por la movida que se fue generando y ahí nos fuimos primero a Casa Pedraza, que era otro lugar donde se hacía una jam de jazz, y nos dieron los viernes. Ahí duramos muy poco y de ese mismo lugar, un tipo que nos vino a ver, que laburaba en el UNICLUB, se enteró que nos teníamos que ir de ahí porque habíamos supera la capacidad, otra vez. Entonces nos invitó para ir al UNICLUB. Y así arrancamos. Éramos siete de base. Nos abocábamos a que la gente viniera a improvisar pero con un formato estable, que no eran los catorce u once que somos hoy, sino muchos menos.
TM: …Yo arranqué más o menos ahí, en el UNICLUB. Fue también cuando empezamos a sonar con un sonido más o menos estable y ya éramos nosotros la banda anfitriona. Se iban subiendo, pero ya con nosotros ahí. Lo anterior era más libre. Pero en el UNICLUB se armó un poco mejor.
MC: Ahí nos llamamos La Descarga…
TM: Claro… y cinco años consecutivos tocando todos los miércoles ahí. Entonces, era un ciclo de la música latina de los miércoles. Es el día de hoy que a veces aparece gente que nos conoce de ahí. Se iban a la cinco de la mañana, cinco y media y la gente se enojaba porque quería seguir.
MC: ¡Y era un miércoles!
RNB: Qué lindo es hacer memoria con estas cosas…
MG: En esos tiempos venían muchos músicos que no tenían banda, que se conocían ahí en las jams, un pianista con un bajista, un timbalero, y se empezaban a armar los grupos.
TM: Sí… y bueno, ahí se armó la banda. Hoy somos doce personas en el escenario pero somos una banda de más que quince porque está nuestro sonidista, nuestro manager, nuestro diseñador, bueno, un grupo de trabajo.
RNB: Un lugar importante el espacio entonces…
TM: Y, ahí lo que nos pasó es que nos hicimos conocidos y, a la vez, conocimos a muchos músicos. Era un lugar súper under, súper loco. La idea era esa, ante todo desarrollarnos como músicos y de este estilo. Porque hasta ese momento, la gran mayoría trabajábamos en la música pero tocando otra música porque este género no se remuneraba. Entonces, siempre había que estudiar todo lo otro, tocar mejor todo lo otro porque era lo que te daba de vivir. Y encontrar un lugar donde pudiéramos encontrarnos todos y poder desarrollar este estilo costaba. Porque músicos había, en Argentina siempre hubo buenos músicos. Pero, hasta el momento, esta música no terminaba de sonar. Y me parece que estuvo bien porque, bueno, acá estamos nosotros.
RNB: Diez años, tres discos…
TM: …y con un estilo propio. Siempre tratando de mejorar y hacerlo más propio y dejar de hablar como un caribeño, que ya hace por lo menos dos discos que dejamos de decir: oye tú, cocotero…
MC: Y de nuestros temas. Porque cuando arrancamos tocábamos, obviamente, temas de otras orquestas. Pero, la verdad es que yo, siendo el cantante, tenía la inquietud de expresarme y contar algunas cosas. Entonces hablamos con el Tano y nos parecía que teníamos que hacer la prueba y el desafío de hacer nuestro sonido y nuestras canciones.
RNB: ¡Claro!
MC: ¡Dejar de hablar de las palmeras! Y de los cocos… Nosotros al otro día nos levantábamos y salíamos a caminar por Paternal y nada que ver.
RNB: … tenían la necesidad de contar historias locales…
MC: Teníamos que ver con eso. Nos pareció buena idea y a la vez fue más natural porque en la búsqueda esa de dejar de tocar temas de otras orquestas, teníamos que hacer convivir lo que viniese de nuestro puño y letra con el resto del trencito de temas que había. Entonces, teníamos que intercalar algo nuestro a ver qué pasaba y ahí empezamos a encontrar, sin querer queriendo, nuestro sonido. Y nos dimos cuenta que nosotros, que nuestras melodías, nuestra forma de hablar, nuestro concepto, estaban invadidos por otras músicas. Melodías del tanto, Piazzolla. No por ponernos a la altura de… sino por lo que veníamos escuchando.
RNB: Son huellas que quedan…
MG: Son huellas que te marcan. Es tu identidad. Es por lo que vos pasaste, parte del pasado pero que te marcan a vos como músico. La influencia que tiene cada música a la hora de expresarte y no tirarte desnudo a la pileta. Y cuando sos vos. Y vos sos todo lo que transcurriste, lo que caminaste.
RNB: De otra forma sería todo fundacional, siempre empezando de cero, y eso es imposible… Siempre cantamos y hablamos con más voces.
MC: Y lo que también nos dimos cuenta que nos empezaba a pasar es que nos despegábamos de un estereotipo de Cuba, Puerto Rico, de querer ser como. Nosotros defendemos mucho y nos ponemos orgullosos cuando nos dicen que suena bien y nos preguntan si somos de acá. Al mismo tiempo, no nos gusta mucho cuando nos celebran pero nos dicen ¡no son cubanos! Es que en realidad no queremos… no estamos inventando nada. Sólo queremos hacerlo a nuestra manera. Entonces, al principio arreglábamos la cosa medio rústicamente, nos juntábamos muchas horas a escribir arreglos con algunos de los vientistas.
RNB: ¿Todos hacen papeles, leer papeles?
MC: Todos leen papeles pero nosotros no sabemos escribir arreglos…
MG: ¡Todos menos nosotros!
MC: …sí, leemos… percusión, por ejemplo, eso sí. Pero hacer arreglos no. Yo estaba medio en bolas al principio y siempre alguien venía, aquel que sabía un poco más. Y la orquesta fue teniendo distintos personajes, que algunos fueron pasando pero otros se quedaron. Así fue creciendo la cosa. Éramos siete, pero con los que más afinidad teníamos fuimos armando la orquesta. ¡Sin pensar en laburo!, obvio, estábamos haciendo una cosa que a todos nos gustaba. Y así se fue generamos y hoy tenemos, te digo, nuestra PYME, por decirlo de alguna manera. Aunque no sea todo redituable porque somos muchos y porque la situación en este momento del país no favorece a nadie. Pero sí, pudimos hacer que la banda sacara los tres discos de manera independiente y que donde se presente tenga su público. Además, los diez años de trayectoria hablan por sí solos también.
RNB: Por supuesto… ¿y cómo se narra la salsa desde Argentina, desde este sur tan poco caribeño?, ¿y por qué siempre tener que estar dando la explicación en relación a Cuba?, por ejemplo, eso no pasa con el rock y también fue creado en el norte. O con otras músicas que no han nacido acá en el puerto de Buenos Aires.
MC: Yo no sé por qué está tan naturalizado que el rock, el blues y el reggae, que tampoco son músicas de acá, se pueden tocar tranquilamente. Pero a nosotros a veces nos preguntan extrañados ¿ustedes por qué hacen esto? Y la verdad es que nos sale naturalmente, a mí personalmente, me sale natural componer cosas de Latinoamérica. Si yo tuviera que tocar pop o rock me cuesta. Yo toco esto desde los doce años, empecé tocando el bongó, tocaba también guitarra y cantaba, porque mis viejos son músicos y a los diez ya arranqué con la viola, pero el bongó me fascinó. Y lo primero que me llegó fue un disco de Wille Colón y Rubén Blades que me regaló mi tío. Me acuerdo que mi padrino me decía ¡sacame esta porquería de acá! Un gran blusero, tosco.
RNB: Imagino…
MC: Me decía, llevate este disco de cumbia. Después me enganché…
RNB: La cumbia no dio tantas explicaciones, se fue instalando como cumbia argentina, no la colombiana…
TM: Yo creo que es una cuestión de tiempo, no es que nosotros seamos los que vamos a instaurar la salsa argentina. De hecho, Mati fue el cantante de Las Sabrosas Zarigüellas y había un auge de la salsa. Después se cayó ese auge, desapareció y luego volvió a surgir. Hoy en día hay bastantes bandas de salsa. Muy pocas hacen sus temas. Pero hay muchas bandas y muchos lugares donde tocar. Poco a poco a se volvió al origen de las salas con orquesta, que también se había perdido todo eso. La fiesta de salsa era con un DJ toda la noche y ya está.
RNB: Se priorizaba el bailar…
TM: Pero se perdía eso de bailar con la orquesta. Eso es algo que era antiguo, de nuestros padres. Pero con la salsa pasó a ser eso, en los concursos de bailes, por ejemplo, no llevaban orquesta. En otros países sí, en el Caribe sí. Eso nunca se perdió. Ni en Estados Unidos, que llevan años de salsa, si bien no nace ahí. Pero en Nueva York lo que pasó fue que todos los latinos se juntaron y se mezcló todo y esa mezcla fue la salsa. Que son subgéneros, por lo general todos de Cuba, que se desarrollaron ahí entre cubanos, caribeños y puertorriqueños.
RNB: Que también es rastrear la raíz afro…
TM: Y bueno, de África viene justamente el tambor y el baile que están pegados. Entonces volvemos a lo que se había perdido acá, que si vamos al original, la raíz sería esa. Para mí está cambiando el paradigma. Ahora, las fiestas de salsa que son más o menos buenas invitan a una orquesta.
MC: Y eso hace que dentro de muy poco, la salsa sea otro subgénero argentino. Y volviendo un poco atrás cuando hablábamos de la cumbia si, la salsa no, creo que lo que pasa es que la cumbia es una música más fácil para bailar, sin desmerecer el baile lo digo. Pero me parece que la salsa es más complicada para bailar. Y eso ayuda.
RNB: La cumbia también entró masivamente en los ’90 porque fue la voz de algo popular que estaba latiendo… fue dicho en ese momento desde la cumbia y estuvo bueno.
TM: Pero viste que la cumbia viene de más lejos… de la época de mi abuela.
RNB: Sí, pero explotó masivamente en esos años, algo tenía que ser dicho de esa manera…
MC: Ahora hay un auge diferente de la cumbia. Hay orquestas de cumbia y en todos los estratos sociales, en todos lados hay. Están los cumbiones donde siempre estuvo, pero está La Delio Valdez, que capaz tocan con Fito Páez. Antes no se mezclaba todo eso.
RNB: Sobre todo por el prejuicio, lo que pasa muchas veces ahora con el reggaetón… ¿por qué se lo persigue con la excusa del machismo?, como si en el heavy metal no hubiera machismo. Por ejemplo, muchas mujeres están tocando reggaetón como una forma de denuncia también… pero hay una cuestión de clase atravesada en la lectura para condenarlo.
MG: A full…
RNB: ¿Influye en ustedes a la hora de componer el hecho de que la gente quiere bailar la salsa?, lo que pasó en el vivo, ¿lo llevan al ensayo, los motiva?
TM: Tiene que ver con cómo empezamos, otra vez. Después de tocar hacíamos un análisis de lo que estuvo bien, lo que está bueno, lo que no gustó, lo que no funcionó. Siempre, primero es lo que a uno le gusta, pero sí dentro de lo que a uno le gusta tocar, hay un montón de reacciones que vos tenés que ir viendo para poder ir avanzando. Me parece que es un ida y vuelta, si la gente está sentada quieta es una cosa, si la gente está prendida fuego bailando, nosotros recibimos eso y lo retroalimentamos. Y lo volvemos a dar. Es un ida y vuelta. Esta música es muy sanguínea. Por eso es que está relacionada con la fiesta. Para que la gente baile y también, a partir de eso, haciendo nuestro estilo y nuestra manera, empezamos a hacer hincapié en lo que queremos decir. Porque la gente baila, sí, pero Rubén Blades, que es un compositor increíble hizo que la gente baile pero que piense. No sólo por bailar se deja de pensar.
RNB: Eso también es parte de cierta racionalidad que priva el cuerpo, el movimiento. Como si pensar fuera una tarea para hacer en reposo.
MC: Yo creo que el valor agregado de una banda que te hace mover, vos te llevás de la noche algo que está buenísimo. Yo no soy nada bailarín pero cuando voy a ver una banda y me sorprendo a mí mismo diciendo ¡ah, qué ganas de bailar que me dieron! Cuando termina la noche es como que la energía es otra.
RNB: ¿Cómo se preparan para el show, qué expectativas tienen?
TM: Creo que lo vamos a llenar este show. Están andando muy bien con las entradas anticipadas, tiene muchos invitados. Muchas sorpresas, para no quemar la cuestión. Pero habrá invitados. Y muchos músicos que han pasado por la orquesta en estos diez años. La idea es tratar de congregar a todos lo más posible, pasar por el repertorio de los tres discos, pasar un poco por la historia de La Descarga. Mostar eso, junto a un buen trabajo de audiovisuales que tenemos. Hay una pantalla de led muy importante atrás. A todo vapor.
MG: Hay un montón…
TM: ¡Habla, viste!
RNB: ¡Claro que habla, pero ustedes no lo dejan!
MG: ¡Claro!… Sí, hay un montón de profes de baile que bailan nuestros temas y los invitamos para que bailen ese día. Para que lleven a sus alumnos.
RNB: ¿Hay temas nuevos para el show?
TM: Sí, el 13 vamos a sacar un tema nuevo que se llama “Todos nacemos locos”…
RNB: Que acabo de escuchar en el ensayo, privilegio total…
TM: ¡Sí!…, ese es primicia para el 13 y poco a poco vamos a ir sacando otros temas que están dando vueltas. Eso mantiene viva la llama.
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