Una Buenos Aires en cuarentena, en medio de un aislamiento inédito, con puertas cerradas y por sobre todas las cosas, protocolizada. Esa palabra que seguramente sea trending topic por excelencia desde hace varios meses. Está por demás claro que uno de los rubros más afectados por esta pandemia mundial es el turismo, y la ciudad porteña lo sufre. Y con ella, todas las personas que trabajan o están vinculadas con este sector. Palabras autorizadas para contar sus historias y actualidades, respecto a eso, son las de Martín Hernández y Cynthia Martínez Wagner.
Quizá por sus nombres de pila cueste un poco más saber de quiénes se trata, pero no para sus casi medio millón de seguidores que juntan entre los dos, en Instagram. Más conocidos como “Tincho” de buenosaires.ar y Cynthia de turistaenbuenosaires, ambos se dedican a conocer y dar a conocer la ciudad día a día, desde hace varios años. Y tal es la trascendencia que lograron, que sus cuentas fueron declaradas de interés cultural y turístico, respectivamente, por la Legislatura Porteña.
Pero la historia se complica cuando se quiere contar y exponer algo a lo que no se tiene acceso. De patear la calle, perderse en los barrios, contemplar atardeceres desde algún mirador, hipnotizarse con la maravillosa arquitectura, degustar las comidas de los más diversos restaurantes, a permanecer encerrados y mostrar lo poco que se puede desde sus ventanas. Así fueron sus días y lo siguen siendo, aunque ya con una cierta flexibilidad que les permite su labor.
Rock And Ball: Se dedican a recorrer Buenos Aires, ¿Cómo van llevando esta cuarentena desde sus casas?
Cynthia Martínez Wagner: La vamos llevando como se puede, con un poco de creatividad, onda, y viendo qué podemos comunicar. La gente que tuvo que postergar sus viajes hacia acá, me dice: “estoy guardando tus post para cuando pueda ir a Buenos Aires”, así que la información siempre es útil. La ciudad va a seguir estando ahí siempre. Todo dato que uno pueda dar siempre es valorado.
Martín Hernández: Yo estuve más de 100 días sólo yendo al súper y a la farmacia, a pesar de tener permiso de trabajo esencial como medio de comunicación. Fue una decisión personal, y empecé a recorrer la ciudad cuando aparecieron trabajos que solicitaban de mí.
RNB: ¿Cómo hacen para mostrar la ciudad en estos tiempos? ¿Qué estrategias utilizan?
CMW: Lo que hicimos todos fue buscar material de archivo, no queda otra. Fueron muchos años de sacarle fotos a la ciudad, así que organicé las que tenía. Y si alguna vez, alguna foto la conté a modo informativo, quizás en este caso la utilicé para contar algún dato curioso, como que les iba cambiando el enfoque.
MH: La ciudad es mi oficina, por lo cual mientras sigan cerrados los sitios culturales y turísticos, la tarea es muy difícil. Una mezcla de archivos, actividades que vuelven de la cuarentena, y fachadas y fotografías generales son mi contenido.
Cynthia, enamorada del Palacio Barolo y sus vistas nocturnas; agradecida por haber tenido la posibilidad de subir más de una vez a la cima del Obelisco; sintiéndose dentro de una película de Disney al conocer las bibliotecas “soñadas” que están dentro del Congreso o de la Legislatura Porteña. La creación del espacio Turista en Buenos Aires (TEBA) le abrió la posibilidad de conocer y llegar a lugares impensados. Lo mismo sucedió con la mención que le otorgó la Ciudad: “Nunca imaginé llegar a ese punto. Arrancó medio como un hobby o experimento, mutó a un trabajo, y luego fue reconocido de interés turístico. Fue un gran honor, un gran mimo”.
Martín, cazador de atardeceres y ahora también de tormentas; apasionado por la arquitectura, aquella que lo lanzó a mostrar la ciudad, y también lo llevó a la tele (“fui a El Arqui -TELEFE-, como invitado y terminé como co-conductor, fue algo increíble”); orgulloso de haber cumplido su sueño, luego de tres años, de conocer por dentro el Chalecito Díaz, aquel vecino de alturas del Obelisco; o de subir a la cima del Kavanagh, siendo algo “impensado” para él. A través de buenosaires.ar, pudo conocer historias, recorrer los 48 barrios porteños y recibir el reconocimiento de la Legislatura: “Fue una gran emoción y un gran motor para seguir día a día con esta actividad. Algo que empezó como un hobby, se transformó en mi trabajo”.
RNB: Pueden trabajar de algo que los apasiona, ser sus propios jefes, pero como todo trabajo puede tener su lado negativo ¿Qué cosas buenas y malas encuentran en el día a día?
CMW: Lo bueno de ser tu propio jefe es que manejás tus tiempos, tanto laborales como de recreación, los vas adaptando a tu gusto o a tu necesidad. La verdad que no tener que pedirle permiso a nadie para esas cosas está genial (explica mientras larga unas risas). Pero lo malo, es que hay que estar todo el tiempo activo, moviéndote, porque sino las cosas no llegan y no suceden solas. Creo que cuando uno es la cara visible del proyecto y el responsable de algo, siempre estás con eso en la nuca que no te deja descansar, querés que esté todo bien.
MH: A nivel fotográfico todo es positivo. Al no haber estudiado nunca, ya que soy autodidacta, siempre tengo motivos para aprender y disfrutar. Creo que lo negativo está tornándose en que cada día es más difícil salir a recorrer con la cámara en mano por la inseguridad (ya la he sufrido), y eso hace que los deseos a veces se modifiquen por las consecuencias. Pero trato de no caer en eso, porque mis modelos principales son las callecitas de Buenos Aires.
RNB: ¿Cuánto tiempo le dedican a las redes? ¿Tienen algún esquema de trabajo?
CMW: Me fijo en las estadísticas, que los fines de semana es cuando más interacciones hay, y es cuando más se trata de hacer jugo y apostar a esos días. Pero empezás a estar todo el tiempo pendiente de un aparato móvil, y hay que regularlo para que no te pase por encima y no estés mirando la pantalla todo el tiempo. Trato de tomarme los lunes para organizar el resto de la semana, tanto con el laburo como con mi hija, mi marido, mi casa, todo.
MH: Este es un trabajo 7×24.Todo lo hago solo, por lo cual me lleva todo el día. Pero lo disfruto tanto que casi no lo noto. Respondiendo a tu pregunta, estoy atento todas las horas en las que no estoy durmiendo… y duermo poco jeje.
“Daba una impotencia grande no poder explicarle a mi hija que no podía salir, llevarla al tobogán, visitar a los abuelos”, reconoce Cynthia, madre de una nena de dos años y medio. Pero a la vez se sintió aliviada cuando permitieron las salidas recreativas con los chicos: “Fue un gran respiro. Que corriera en el parque y verla feliz, me hizo feliz a mí”.
Algo similar pasó con Martín: “Volver a la calle fue increíble, entre el miedo y la adrenalina, sentí que era volver a rencontrarme y ver Baires con otros ojos. Como siempre digo, ‘Buenos Aires es infinita, siempre hay algo por descubrir’, y eso que la camino hace siete años con mucha curiosidad”.
RNB: ¿Qué tan distinta creen que pueda ser la “nueva normalidad” en el turismo y en la ciudad, cuando se termine por completo la cuarentena?
CMW: Yo creo que algunas medidas de higiene han llegado para quedarse. Los protocolos de alcohol en gel, limpieza de lugares, desinfección del aire en los aviones, el pasaporte sanitario que hay que presentar antes de entrar a otro país. También la importancia de los lugares abiertos, o las mínimas distancias entre las mesas en los restaurantes, que antes había abuso de mesas abarrotadas en lugares ínfimos. Hay cosas que llegaron para quedarse y están bien.
MH: Es una gran incógnita. Lamentablemente creo que el ser humano no aprende, y muchos de los beneficios y promesas de los primeros meses, serán olvidados cuando todo pase. Será tan personal como personas transiten la ciudad. Esperemos que pronto exista la vacuna o los protocolos que permitan que las actividades culturales y turísticas puedan volver.
RNB: ¿Qué sentimientos les provoca toda esta situación?
CMW: Esto descompaginó a todo el mundo, sobre todo a mí que soy de turismo. Me ayudó ir de a poco, día a día, para no estar con la cabeza pensando en el día que se termine la cuarentena. Y entender que es una situación transitoria, que esto no va a ser algo eterno, que la vacuna algún día va a llegar, que todo esto va a quedar atrás. Estamos todos en la misma, tratando de tirar para adelante. La prioridad es ser responsables con la sociedad, cuidarnos y cuidar a los demás. También estoy convencida que de toda crisis, sale algo bueno.
La cuarentena hizo trastabillar los planes y obligaciones de muchas personas durante este año. “Mi trabajo bajó un 80% aproximadamente, pero son momentos para reinventarse”, cuenta Martín. Y algunos de esos planes, los tenían en conjunto: “Somos grandes amigos y siempre hay ideas dando vueltas”. “Entre los dos nos complementamos muy bien a nivel informativo/cultural/turístico. Es una dupla que sabemos que va a funcionar. Pero no vamos a contar nada hasta que esté resuelto”, aclara Cynthia.
El amor y la pasión que tienen por la Capital del país es infinito, y dedicarse de lleno a esto, hace que siga creciendo. “Un día en Parque Avellaneda, cumpliendo mi cronograma de posteos, estaba empapado bajo la lluvia y con mucho frío. Miré al cielo, me planteé qué estaba haciendo, sonreí, y me respondí: ‘haciendo lo que me hace feliz’. Ese día supe que este era mi camino”, sostiene Tincho.
Esa felicidad que comparten al trabajar en la ciudad que aman, que se nota en cada publicación de Instagram, en cada comentario, en cada calle transitada. Esa felicidad que se vio pausada por una pandemia que azotó al mundo entero, y que de a poco pareciera que empieza a dar una tregua en Buenos Aires, ciudad cultural y turística por excelencia. Cada vez falta menos para que estos dos exponentes la puedan volver a mostrar con su mejor cara.
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