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Pep Guardiola es profeta en su tierra

El entrenador de Barcelona, Josep Guardiola, nunca se imaginó llegar a donde llegó, aunque más de una vez lo soñó. Porque fueron reiteradas las veces que le dijo a su madre lo feliz que lo hacía ver por la ventana de su habitación al mítico Camp Nou. Ese estadio que lo eligió como referente desde principios de los noventa y hoy lo tiene como amo, señor y jefe. [caption id="attachment_46564" align="aligncenter" width="470" caption="La medalla del Parlamento, el mayor orgullo de Guardiola."][/caption] La sinfonía del Barça comenzó hace varias décadas, pero desde 1992 lo tiene a Pep como director de orquesta, porque él con su visión de juego, con su personalidad, con su voz de mando y con su talento, fue parte del Dream Team que llevó al conjunto catalán a ganar su primera Copa de Europa. Estuvo a la altura de jugadores como  Hristo Stoichkov, José Mari Bakero, Albert Ferrer, Ronald Koeman, Andoni Zubizarreta y Michael Laudrup. Sin reproches, él era el sub capitán de un equipo plasmado de estrellas. Así comenzó su historia como referente de uno de los clubes más grandes del mundo. Ese mismo año fue elegido como la promesa europea. No se equivocaron. Johan Cruyff fue quien se enteró que había un chico de diez años que la rompía en el Gimnástic, por lo tanto a los trece años se lo llevó a la Masía, aunque el abuelo de Pep estaba disconforme, porque era hincha del Espanyol, el rival de toda la vida del Culé. Tres años después, Guardiola estaba debutando en el Blaugrana. Hincha del Barcelona como pocos y más catalán que español. El día que decidió dejar de jugar con la camiseta del Barcelona se fue por la puerta más grande de todas, porque con 16 vueltas olímpicas fue el jugador que más torneos ganó como jugador Blaugrana. El gran capitán levantó tres ligas; cuatro Supercopa de España; dos Copa del Rey; dos Supercopa de Europa; una Recopa; y una Liga da campeones. Cataluña y el Camp Nou a sus pies.

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Nunca le dijo que no a la Selección catalana, porque él es catalán. Va en su esencia. Representó a España, por una cuestión de respeto, pero su país es Cataluña. Nadie se lo discute. Es su lugar en el mundo. Guardiola es el apellido de esa pequeña nación. El mayor reconocimiento que recibió en su vida fue el del Parlamento, la medalla de honor lo enorgulleció hasta las lagrimas. Pep lleva la bandera roja y amarilla en el corazón. El 11 de abril del 2001 decidió irse de Barcelona, porque más allá del desgaste tenía la curiosidad de saber como era el fútbol italiano. Se hablaba tanto del catenaccio y del estilo defensivo de los tanos, que él necesitaba vivirlo y sentirlo, para luego poder opinar y plasmar su estilo. Brescia en dos oportunidades y Roma, en cinco partidos, lo hicieron conocer más de un fútbol distinto. Tanto le gustaba aprender, que se fue a jugar a Qatar, donde fue elegido el mejor jugador extranjero del año, por sobre jugadores como Gabriel Batistuta y Fernando Hierro. Terminó jugando el México, después de rechazar varias ofertas de equipos ingleses. La cultura, la literatura y la ropa son las debilidades del jugador y técnico más ganador de la historia del Barcelona. Son parte de la esencia de su vida. A su mujer, Cristina Serra, la conoció en una boutique, y mientras sus compañeros se juntaban a charlar o a escuchar música, él prefería leer libros de poesía. La novela testimonio de Rodolfo Walsh, Operación Masacre, es una de sus preferidas. Cuando Lionel Messi llegó a la cúspide de su carrera, el entrenador le regaló un libro, Saber Perder, que trata sobre los sentimientos, el desamor, la soledad, el arrepentimiento, los problemas familiares, los vicios y los negocios del fútbol. Guiar a los jugadores en su vida es parte de su estilo. Creyó que era el momento de ayudar y aconsejar al mejor jugador del mundo. [caption id="attachment_46566" align="aligncenter" width="600" caption="La copa que levantó como técnico y como jugador."][/caption] Cuando nadie se imaginaba todo lo que iba a ganar Guardiola como entrenador vino a la Argentina a perfeccionarse, con entrenadores de la talla de Marcelo Bielsa, con quien dialogó once horas seguidas y quien lo convenció de que no hablara en exclusiva con los medios, y César Menotti.  Terminó su curso de entrenador y ya se sentía preparado para dirigir a una de las potencias europeas. El 21 de junio del 2007 fue presentado como entrenador del Barcelona B. Comenzaba la historia del técnico más ganador de la historia del club. Después de ganar 25 de los 38 partidos que dirigió, le llegó la hora de ponerse al frente del primer equipo. Su promedio de victorias fue creciendo precipitosamente con el paso de los años, porque de tener un 67 por ciento de efectividad en la temporada 2008/09 pasó a tener un 75 por ciento en la actual. Los números no mienten. Campeón de tercera división con el Barcelona B. Luego obtuvo tres ligas consecutivas; tres Supercopa de España; una Copa del Rey; dos Liga de campeones; dos Mundiales de clubes; y dos Supercopa de Europa, con el equipo profesional. Catorce títulos en menos de cinco años de entrenador. Increíble. Guardiola no se caracteriza por ser un técnico que le gusten los contratos a largo plazo, los firma por un año, por si no cumple el objetivo. Le gustan las presiones y se prepara para los grandes desafíos. Pasa horas estudiando a los rivales, en el espacio que tiene exclusivamente para él en el Camp Nou. Una vez que llega a su casa se termina el fútbol, allí es un padre de familia.

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Es exigente con él y sus jugadores. Nadie puede estar mal vestido en las comidas y de llegar tarde a un entrenamiento la multa estipulada es de seis mil euros, si el teléfono celular suena después de la medianoche, son dos mil. Sus estrategias de motivación se basan, mayoritariamente, en vídeos. Para la final de la Liga de campeones del 2009, ante el Manchester, eligió una recopilación de escenas de la película El Gladiador, para transformar en guerreros a sus jugadores. Así fue. Más allá de que Pep haya vestido la camiseta de la Selección española en 47 oportunidades, él prefirió apoyar a Qatar en la candidatura para organizar el mundial 2022, eso le trajó muchos dolores de cabeza, porque en España fue muy criticado, pero él fue muy claro al respecto: "Me siento más cercano a la selección española que a la francesa o italiana, pero si se diera el caso, seguro escogería la de Cataluña. En Cataluña tenemos nuestra propia lengua hace 800 años. Cataluña no es España", dice una y mil veces el entrenador, quien no va a negociar la herencia que le dejó su padre, un fiel defensor de la causa catalana. Pasaron los años, pero nada ni nadie lo va a cambiar. No cree en Dios, aunque afirma que Maradona y Messi lo son. Cataluña es su país. Los libros de poesía serán siempre su debilidad. No dejará nunca de enseñar, porque nació para ser maestro y profesor. Aprender es parte de su esencia. Respetar la idiosincrasia del Barcelona es y será su legado. Marcó un estilo y sabe que su sucesor por naturaleza es Xavi Hernández. Espera ansioso el retiro de Vicente del Bosque, porque más allá de todo quiere dirigir a la Selección española. Josep Guardiola, el señor de Santpedor, su lugar en el mundo.

Twitter: @Ibarraguille

El entrenador de Barcelona, Josep Guardiola, nunca se imaginó llegar a donde llegó, aunque más de una vez lo soñó. Porque fueron reiteradas las veces que le dijo a su madre lo feliz que lo hacía ver por la ventana de su habitación al mítico Camp Nou. Ese estadio que lo eligió como referente desde principios de los noventa y hoy lo tiene como amo, señor y jefe.

La medalla del Parlamento, el mayor orgullo de Guardiola.

La sinfonía del Barça comenzó hace varias décadas, pero desde 1992 lo tiene a Pep como director de orquesta, porque él con su visión de juego, con su personalidad, con su voz de mando y con su talento, fue parte del Dream Team que llevó al conjunto catalán a ganar su primera Copa de Europa. Estuvo a la altura de jugadores como  Hristo Stoichkov, José Mari Bakero, Albert Ferrer, Ronald Koeman, Andoni Zubizarreta y Michael Laudrup. Sin reproches, él era el sub capitán de un equipo plasmado de estrellas. Así comenzó su historia como referente de uno de los clubes más grandes del mundo. Ese mismo año fue elegido como la promesa europea. No se equivocaron.

Johan Cruyff fue quien se enteró que había un chico de diez años que la rompía en el Gimnástic, por lo tanto a los trece años se lo llevó a la Masía, aunque el abuelo de Pep estaba disconforme, porque era hincha del Espanyol, el rival de toda la vida del Culé. Tres años después, Guardiola estaba debutando en el Blaugrana. Hincha del Barcelona como pocos y más catalán que español.

El día que decidió dejar de jugar con la camiseta del Barcelona se fue por la puerta más grande de todas, porque con 16 vueltas olímpicas fue el jugador que más torneos ganó como jugador Blaugrana. El gran capitán levantó tres ligas; cuatro Supercopa de España; dos Copa del Rey; dos Supercopa de Europa; una Recopa; y una Liga da campeones. Cataluña y el Camp Nou a sus pies.

Nunca le dijo que no a la Selección catalana, porque él es catalán. Va en su esencia. Representó a España, por una cuestión de respeto, pero su país es Cataluña. Nadie se lo discute. Es su lugar en el mundo. Guardiola es el apellido de esa pequeña nación. El mayor reconocimiento que recibió en su vida fue el del Parlamento, la medalla de honor lo enorgulleció hasta las lagrimas. Pep lleva la bandera roja y amarilla en el corazón.

El 11 de abril del 2001 decidió irse de Barcelona, porque más allá del desgaste tenía la curiosidad de saber como era el fútbol italiano. Se hablaba tanto del catenaccio y del estilo defensivo de los tanos, que él necesitaba vivirlo y sentirlo, para luego poder opinar y plasmar su estilo. Brescia en dos oportunidades y Roma, en cinco partidos, lo hicieron conocer más de un fútbol distinto. Tanto le gustaba aprender, que se fue a jugar a Qatar, donde fue elegido el mejor jugador extranjero del año, por sobre jugadores como Gabriel Batistuta y Fernando Hierro. Terminó jugando el México, después de rechazar varias ofertas de equipos ingleses.

La cultura, la literatura y la ropa son las debilidades del jugador y técnico más ganador de la historia del Barcelona. Son parte de la esencia de su vida. A su mujer, Cristina Serra, la conoció en una boutique, y mientras sus compañeros se juntaban a charlar o a escuchar música, él prefería leer libros de poesía. La novela testimonio de Rodolfo Walsh, Operación Masacre, es una de sus preferidas. Cuando Lionel Messi llegó a la cúspide de su carrera, el entrenador le regaló un libro, Saber Perder, que trata sobre los sentimientos, el desamor, la soledad, el arrepentimiento, los problemas familiares, los vicios y los negocios del fútbol. Guiar a los jugadores en su vida es parte de su estilo. Creyó que era el momento de ayudar y aconsejar al mejor jugador del mundo.

La copa que levantó como técnico y como jugador.

Cuando nadie se imaginaba todo lo que iba a ganar Guardiola como entrenador vino a la Argentina a perfeccionarse, con entrenadores de la talla de Marcelo Bielsa, con quien dialogó once horas seguidas y quien lo convenció de que no hablara en exclusiva con los medios, y César Menotti.  Terminó su curso de entrenador y ya se sentía preparado para dirigir a una de las potencias europeas.

El 21 de junio del 2007 fue presentado como entrenador del Barcelona B. Comenzaba la historia del técnico más ganador de la historia del club. Después de ganar 25 de los 38 partidos que dirigió, le llegó la hora de ponerse al frente del primer equipo. Su promedio de victorias fue creciendo precipitosamente con el paso de los años, porque de tener un 67 por ciento de efectividad en la temporada 2008/09 pasó a tener un 75 por ciento en la actual. Los números no mienten. Campeón de tercera división con el Barcelona B. Luego obtuvo tres ligas consecutivas; tres Supercopa de España; una Copa del Rey; dos Liga de campeones; dos Mundiales de clubes; y dos Supercopa de Europa, con el equipo profesional. Catorce títulos en menos de cinco años de entrenador. Increíble.

Guardiola no se caracteriza por ser un técnico que le gusten los contratos a largo plazo, los firma por un año, por si no cumple el objetivo. Le gustan las presiones y se prepara para los grandes desafíos. Pasa horas estudiando a los rivales, en el espacio que tiene exclusivamente para él en el Camp Nou. Una vez que llega a su casa se termina el fútbol, allí es un padre de familia.

Es exigente con él y sus jugadores. Nadie puede estar mal vestido en las comidas y de llegar tarde a un entrenamiento la multa estipulada es de seis mil euros, si el teléfono celular suena después de la medianoche, son dos mil. Sus estrategias de motivación se basan, mayoritariamente, en vídeos. Para la final de la Liga de campeones del 2009, ante el Manchester, eligió una recopilación de escenas de la película El Gladiador, para transformar en guerreros a sus jugadores. Así fue.

Más allá de que Pep haya vestido la camiseta de la Selección española en 47 oportunidades, él prefirió apoyar a Qatar en la candidatura para organizar el mundial 2022, eso le trajó muchos dolores de cabeza, porque en España fue muy criticado, pero él fue muy claro al respecto: “Me siento más cercano a la selección española que a la francesa o italiana, pero si se diera el caso, seguro escogería la de Cataluña. En Cataluña tenemos nuestra propia lengua hace 800 años. Cataluña no es España“, dice una y mil veces el entrenador, quien no va a negociar la herencia que le dejó su padre, un fiel defensor de la causa catalana.

Pasaron los años, pero nada ni nadie lo va a cambiar. No cree en Dios, aunque afirma que Maradona y Messi lo son. Cataluña es su país. Los libros de poesía serán siempre su debilidad. No dejará nunca de enseñar, porque nació para ser maestro y profesor. Aprender es parte de su esencia. Respetar la idiosincrasia del Barcelona es y será su legado. Marcó un estilo y sabe que su sucesor por naturaleza es Xavi Hernández. Espera ansioso el retiro de Vicente del Bosque, porque más allá de todo quiere dirigir a la Selección española. Josep Guardiola, el señor de Santpedor, su lugar en el mundo.

Twitter: @Ibarraguille