“En ese momento estamos parados: a punto de soltarles la mano a estas canciones y dejarlas que se vayan con ustedes. Ojalá se hagan amigos”. El deseo quedó flotando en las redes sociales de la banda horas antes del estreno de su reciente álbum de estudio.
La base de seguidores que acompaña a Los Pérez García permaneció pegada a su dispositivo predilecto para darle play ni bien apareciera. Lanzamientos estilo 2022, toda una novedad para músicos que supieron hacer filas a la hora en que abría su disquería favorita.
Entonces, las canciones. La voz de Beto Olguín va perforando paredes a medida que avanza el tracklist. El principal acompañante instrumental se va turnando de acuerdo a lo que pide la canción, un signo de los años que llevan juntos estos 6 músicos para lograr no solo un sonido con ADN característico, sino también matizar las intensidades para ponerle a cada tema su propia ropa.
Tema por tema
“Mirando el fuego” arranca administrando las expectativas: una canción de esas que podrían ser de muchos pero sin embargo suena exclusivamente a Los Pérez García. La escucha parece ser desde el lugar del fuego, el centro de una ronda que se va armando. Con “A otra parte” se empiezan a mover los pies, aparecen los vientos pegados a la voz que sigue motivando con palabras que podrían ser la autobiografía de muchas personas pero lleva la firma ineludible de Olguín.
“Cuando pase el huracán” ratifica una sospecha que se adivina desde el título del disco: Los Pérez tampoco pudieron escaparle al diario de pandemia que inevitablemente compusieron la mayoría de las bandas que sobrevivieron a estos tiempos. En “Más fuerte, más alto, más lejos” (2017), “Los años que vivimos en peligro” traían en el libro interno una aclaración en referencia al compositor rosarino: “hablamos del peligro de estar vivos”.
Lejos de álbumes más introspectivos y quizás menos alumbrados, el encierro parece haber iluminado emociones del orden de lo prometedor: “con el mundo ya hay bastante, pero nos sobra aguante” reza “Vino de la casa”.
“Todavía un león” es guiada por la percusión de Tatu, miembro fijo de la banda que en vivo muestra un despliegue alucinante. El medio tiempo de atardecer termina con el golpe inicial de “Peaky Blinders”, que había sido lanzada como single junto a un videoclip que bien podría ser una carta de presentación. Ahí el mayor punto de análisis: la canción Pérez García tiene una identidad propia, queda claro con este disco. Todas las piezas parecen responderle a algún otro momento de la banda y, a la vez, estar iniciando preguntas nuevas. En los títulos de los últimos álbumes se puede leer una pequeña historia signada por los momentos de la banda: “No se lo cuentes a nadie” cuando empezaban a saltar las barreras del boca en boca, lo dicho sobre la fuerza y la distancia en el antecesor. ¿Qué hay en el horizonte Después de la tormenta?
Retomando la aclaración en referencia a Fito: no es aleatoria ni caprichosa. En el disco anterior era una sugerencia fácil de pasar por alto, algo que en este aparece con un poco más de intensidad, sobre todo en una de las piezas más festivas: “Muy bien”, para acomodarse en el ya clásico tándem “Dónde está mi elefante-Festejar”, el momento en que el sudor se adueña de las atmósferas y los vasos vacíos anuncian que la noche sigue, pero en otro lado. El fraseo remite a algunos de los temas más rabiosos del trovador rosarino, mientras la letra es un disparo tras otro de slogans que serán bandera, remera, pie de foto, grito de las entrañas.
El octavo disco, si contamos a “Buenas noches” (su debut en 1997, al cual Beto Olguín se refiere como “un demo con tapa”) o el noveno si además incorporamos “Salud!” (editado en 2019 y grabado en vivo en el Gran Rex, donde se había mostrado “Entrando en calor”, que esperó hasta este momento para ser lanzada oficialmente), fue grabado en Romaphonic bajo la producción de Juan Bruno y Pepe Céspedes de Bersuit. 46 minutos, 11 canciones. “Hoy que nos preguntamos cómo es que sigue este juego” cierra “Caravana de estrellas”.
¿Llegará el ansiado desembarco en Obras, postergado a lo largo del 2020 y finalmente cancelado a comienzos del 2021? Los gurúes de los consumos musicales seguro le darían la espalda a una banda integrada por músicos con medio siglo de vida que no tiene un pasado de fama ni una memoria emotiva de grandes éxitos que revivir, pero ha construido una carrera coherente que siempre edificó sobre terreno firme y bien ocupado. “No voy a mirar atrás, vos sabés: lo mejor está adelante”.
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