La gente que puede cambiar el mundo planea desde escritorios millonarios cómo lograrlo para quedarse con la mejor feta del pan lactal. Y está también otro grupo, el de los que caen como una chiquitísima gota de agua en el aceite hirviendo para salpicarte los ojos. Los que quieren cambiar el mundo, pero saben que no es fácil, que la turbiedad invadió gran parte del terreno, pero no dejan de intentarlo y desde sus lugares cosechan con las semillas que tienen a mano. Son los que ya no esperan que la realidad sea otra, pero que mientras se mantengan vivos harán que valga la pena estarlo. Los chicos de La Chusma son parte de esa gente. Los que inspiran, los que ponen en la mesa la mierda que flota, la que todos tapan y pocos se animan a tratar de limpiar. Son lo que son y lo que eligen ser todos los días, porque eso es justamente su lugar feliz en este mundo.
Con un primer disco homónimo que puede descargarse desde www.lachusma.com.ar, los muchachos predican desde el barrio y la acción concreta de involucrarse. Tocaron en cárceles, en villas de emergencia, en situaciones de desalojo; fechas alternativas que se cosen a la memoria de una manera distinta: “Nos re pega y está bueno. Para nosotros es también un aprendizaje, tratamos de estar acompañando, de compartir con los compañeros que también están tratando que el mundo sea otro”. Ellos saben que no van a cambiarle la realidad a toda esa gente, que no está en sus manos, pero, como dice Lelo Carrique, baterista e ilustrador de toda cuanta gráfica exista de la banda: “Quizá ayudamos a que se olviden dónde están por un rato”.
La autoría del nombre de La Chusma se la carga al hombro también Lelo, que usa al Chavo del Ocho como ejemplo, castigado por Doña Florinda, excluido viviendo en un barril, denigrado por estar un escalón más abajo y con menos cambio en el bolsillo, y así explica el sentido de su elección, justificando las historias que el grupo decide contar a través de sus letras. “Sería bueno que, si generamos algo, sea en la búsqueda de una persona hacia algo distinto a lo establecido”, suma el Cholo, voz y guitarra del grupo: “Liberarnos de las cosas que están implantadas, que no nos hacen bien y que tanto daño han hecho estos años, preguntarse el por qué de las cosas. Cada uno debe ser libre de tener su pensamiento, siempre.”
“Por más que el mundo sea una mierda”, engrana el cantante, que se entusiasma como un nene: “Por más que esté todo mal, vamos para adelante y luchémoslo”… y dan ganas de intentarlo. Será por ese contagio que los recitales son una fiesta, sean diez, setenta o trescientos los que los miran, siempre está presente ese elenco estable de murgueros y banderas. Los que en otro mundo, bastante paralelo, son los Hincha de Sangre.
Como precalentamiento de lo que será una fecha en el Marquee el 18 de noviembre junto a Cuatro Payasos Muertos, La Chusma fue parte de la grilla del Festival Invasión Under el pasado viernes 2 de septiembre en TABASCO. Fue una presentación de siete temas que arrancó desde Capitalismo, con una colaboración muy interesante de quien el Cholo presentó como “el Nene de Oro de Soldati”. No tuvieron que hacer más que pararse en el escenario que ya la murga se había liberado en campo de agite.
Siguieron con Lu, ya clásico del primer disco, para seguir después con un tema para “que se sanen la mente, no más Candelas, por favor”. También sonaron canciones que serán parte del nuevo trabajo de los muchachos, Algo de vos y Princesa Rosa. Noche de frío cerró la presentación y esa sensación de necesitar un poquito más se esparció como un sahumerio de monoambiente.
“Es como que es una necesidad el arte”, explota el Cholo: “Una necesidad fisiológica. Uno hace un tema y expresa mucho da la mierda que lleva adentro o de lo bien que puede estar. A mí me gusta sacar lo malo porque me hace bien a mí. El arte me hace bien a mí. Y si el día de mañana podemos conseguir que por hacer lo que mejor nos sale nos den un plato de fideos, más que felices vamos a estar”. Solo queda confiar que a los buenos muchachos también les tocan las buenas olas.
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