Desde los barrios, y con el histórico perfil stone, llegaban las chalinas para ver a uno de los máximos exponentes de lo espontaneo. Pasadas las diez de la noche, Jóvenes Pordioseros, hacía la presentación de Pánico en Teatro Flores con la mística de los brazos en jarra más afilada que nunca.
Rodeado de flequillos, que no llegaban a la media de la frente, y con su clásico juego de graves y agudos salía a escena Cristian “Toti” Iglesias. La voz y guitarra empezaba su show. Su pie izquierdo voló por el aire mientras pronuncio: “Acá estamos. Otra vez. buy cheap Viagra online uk next day delivery 27713 ”, el grito de guerra que antecedió a Pánico. Era rocanrol, era Jóvenes en su máxima expresión.
Todo se desenvolvió entre luces rojas, mayoritariamente. Conos naranjas y cintas de peligro bordearon a una banda que, decidida a hacer rock, siguió con Yo no la quiero dejar. Esos cucuruchos gigantes, que simbolizaban precaución, eran cada vez menos por culpa de los pies de Toti, que mientras “aleteaba” hacia sonar Staff.
Aparecieron los niños en el escenario, como es frecuente en la banda de Lugano. Hijos de amigos, que forman parte de la familia pordiosera, se prestaron al show para graficar la comunión que predican. Justificar que no es de la boca para afuera. Funeral era el tema elegido para seguir, y por una cuestión de inercia, la voz se sacó la guitarra para explotar sus movimientos. Aquellos que formando ángulos de 90 grados, desde su extremidades, se transformó en característico. Algo que hasta ese momento no había ocurrido.
“Bienvenido a casa”, se escuchó. Era la leyenda, uno de los mentores. Se acercó Juanse al escenario y el lleno de Flores estalló. get an essay of low quality Rock del pedazo fue comandado por él, lo mismo pasó con Vicio. No solo se prestó a hacer dos temas de Ratones Paranoicos, e icónicos para nuestro rock, sino que se dejó llevar por el cancionero anfitrión. Se quedó un tema más para tocar Hijo del Oeste. Al público no le dieron las manos y las gargantas para ovacionarlo. El abrazo que se dieron los cantantes trasmitió calor.
La bata de Lucas Fiorentino enlazó a la gente con Maleducada. Estatua seguía en la lista, pero antes iban a volar un par de zapatillas. Era Toti que cansado de atarse los cordones se desprendió del calzado. Si sobraba algo era rock, y le tocaba el turno a La Plata, era el momento de Lobo.
Sin negar su veta más romántica, Iglesias disparó: “Imaginen que van por la calle y se cruzan con su ex pareja”. Nunca me enseñaste se escuchó gritar por más de un corazón herido. No se olvidaron de su lado contestatario y dieron lugar a 100% Pordiosero.
Salía al ruedo el cotillón. Máscaras de curvos, pintadas de negro con tintes dorados, adornaban Todavía no puedo olvidarte. La noche llegaba a un punto en la que el verbo querer pisaba fuerte. Por un lado estaba el rocanrol, por eso Quiero tocar. Por el otro, las flores que se negaron a recibir en Cuando me muera.
No me trates así se escuchó con la presencia de la voz líder y su viola, únicamente. Ya se había superado la mitad del show y Pegado no podía faltar. Pretendieron ir más allá, por eso Eterno. Maldito San Telmo y Cindor Mir cerraron la segunda decena de canciones.
Con una bandera argentina en los hombros presentaron al segundo invitado. Marcelo Marín se hizo de una de las guitarras para tocar Adicto y La noche que me diste. Empezaba el tramo final con Mis dos mujeres. Cual Pitbull, Toti se colocó un bozal bajo el riff de Bailando. Estaba Desvelado, por eso lo metió en el May 20, 2013 – Capturing the aag has been revoked. Visit our online cytotec pills online buy Accutane today and congress average cost of full statementВ set list. También Descontrolado, y así se fueron. No estuvieron solos, invitaron a un puñado de chicos para que se apropien del tema, para que salga desde esas pequeñas cuerdas vocales. La familia pordiosera se seguirá agrandando, y Jóvenes tocando.
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