Rock

El Indio es Maradona

Carlos Solari pone de manifesto todo lo que jamás vimos de la leyenda Ricotera. Se expone como nunca antes y regala un documento fílmico para fanáticos y para ateos de la fe ricotera. El infierno, una vez más, está encantador.

Quizás ni Daniel Scioli, Brand Valtrex cheapest price, Valtrex without a rx , Brand Valtrex buy online, how do you get Brand Valtrex 1000 mg when you have no insurance, cost BrandВ  ni Mauricio Macri, ni Sergio Massa saben la suerte que tienen que a Carlos Solari no le guste la política y no le seduzca ocupar el Sillón de Rivadavia. Ganaría en primera vuelta, cómodo y sin siquiera tener que asomar la cabeza (o la pelada). Qué suerte tuvo Diego Armando Maradona que el Indio Solari no sea muy afecto a la pelota, excepto, para ser hincha de Boca. Porque seguro le peleaba el trono. Es que el Indio es Maradona. Y es Perón. Y sí le sobra tiempo, es también los dos juntos. Carlos “Indio” Solari es el artista popular más grande de nuestro suelo. Y punto. No hay discusión.

Ahora, encima, rompió otro límite: el de su propia intimidad. El Indio bajó del Olimpo de los dioses del Rock y se mostró como es: mortal. Así como hacia Zeus cuando se le daba la gana en la Grecia antigua, mientras los demás 11 dioses miraban azorados. Ese es Solari. Hace lo que quiere, y cuando quiere. Ahora, mientras ya avisó que habrá misa en marzo del próximo año, el Indio apuesta fuerte con esta ¿Película? ¿Documental? ¿Recital? Quizás un poco de las tres, o ninguna de las tres. Como todo lo que Solari hace parir artísticamente tiene varias interpretaciones.

También, como con todo lo que Solari gesta, él está 101% involucrado. Claro, como él mismo lo dice, ¿quién mejor que él para elegir lo que él quiere mostrar de sí mismo? Eso sí, esta vez fue muy lejos, hasta para el propio Solari que le sonríe desde el póster de la pieza de cualquier ricotero. El Indio se humanizó. No hizo una película sobre los ricoteros, hizo una película sobre él, sobre cómo vive él las misas, sobre cómo disfruta de tocar al lado de esa banda de bestias que son los “Fundamentalistas del Aire Acondicionado” e incluso, por primera vez, muestra a su familia. En algunas canciones se puede ver fragmentos, segundos, que muestran a Virginia, su mujer y a Bruno, su hijo. Hace siete años atrás, claro. Pero es la primera y única vez que Solari descorre el velo tanto de su propia custodiada y celosa intimidad.

¿Qué le pasó para hacerlo ahora? No lo sabemos, pero sería muy canalla analizarlo. Lo que hay que hacer es disfrutarlo. ¿Quién no soñó, si alguna vez asistió a una Misa Ricotera, Writing an essay con tener alas y ver todo desde arriba? Ver como esa marea humana toma forma y se deforma, se convierte en una masa uniforme que salta con una coordinación que envidiarían los medallistas olímpicos de Nado sincronizado? Bueno, Solari -nos- cumplió el sueño. La cámara entrega muchísimo planos de un Estadio Único abarrotado, con bengalas que ganan la noche y que son tantas y están tan presentes que, en la única aclaración que se hace de la película, antes que empiece se recuerda que, por aquellos años, había bengalas al aire libre y que eso no era, de ninguna manera, alentar a su vuelta.

Pero además, Solari nos regaló su propio POV (Point Of View). Nos mostró como baila, como sonríe, como hace “air guitar” cuando Comotto o Benegas están dándole rienda suelta a su inocultable -por fortuna, eh- virtuosismo. Nos muestra como arquea las cejas, como toca el teclado imaginario, como juega gestualmente con los que están apiñados en la valla, como busca los ojos de su mujer en alguna frase o estrofa, como se balancea con ese swing hiptónico y tan marca registrada que posee. Nos muestra lo que nunca vimos y de otra manera jamás hubiésemos podido ver. Y ahí radica el éxito de esta ¿película?. En ser inédita de verdad.

Si a eso le suma un repertorio que, centrado en ‘Porco Rex’ Sildenafil ^ enjoy our worldwide shipping, buy cheap Viagra online without prescription , is it legal to purchase viagra without a prescriptionVery importantly, thisВ  , luce sin fisuras, el material, que se extiende casi por dos horas consigue sorprender, emocionar, hacer saltar de la butaca y recrear el pogo más grande del mundo en el Luna Park. Hay hitos redondos, están los tres mejores temas de su primer álbum solista -“Pabellón Séptimo”, “El Tesoro de los Inocentes” y “To Beef or not to Beef” y casi la totalidad de su segundo disco solista. Todo armado magistralmente, enganchado como para que el espectador viva el recital como si se estuviese gestando ahí mismo, con una calidad fílmica y sonora que hace que la piel de Gallina que a uno lo toma por asalto en “Pabellón…” o en “Juguetes Perdidos” sea tan real como lo que se está viendo en la pantalla. A propósito, y al margen de todo esto, ¿qué estamos esperando para que ese tema sea el nuevo himno nacional?

En definitiva, Solari consigue lo mismo que en toda su carrera: no pasar desapercibido. Y otra cosa, es anti-spoiler. Por más que te la cuenten, nada va a ser igual que verla. Todos sabemos lo que pasa, las canciones, el Indio, el Pogo más grande del mundo…Pero tenés que verlo.

Solari hizo una película para que los Ricoteros reafirmen sus credenciales y para que aquellos incrédulos entiendan porqué, en este país, el Indio es Perón, Maradona y los dos a la vez. Ah, una cosita más, ¿cuántas películas logran juntar 7 lucas un jueves a las tres de la tarde? ¡Qué suerte tienen los políticos!