La amistad entre Dave Grohl y algunos integrantes de Guns N’ Roses no es cosa de estos días. Nacido en Seattle, cuna del grunge, Duff McKagan tiene una amistad de años con el ex baterista de Nirvana, al igual que Slash. Ese lazo se vio fortalecido a mediados de 2016 cuando el actual cantante y líder de Foo Fighters le prestó su trono -especialmente diseñado para él cuando se quebró la pierna- a W. Axl Rose para que pudiera afrontar la primera parte del Not In This Lifetime Tour.
Después de realizar el primer show en el Trobadour, uno de los clubes históricos de Los Ángeles, el 1° de abril de 2016, el colorado cantante sufrió una lesión en su pie, lo cual puso en peligro no sólo la gira con la reunión con Slash y McKagan, sino que también los compromisos de AC/DC para cerrar el Rock Or Bust Tour, para el cual Rose fue convocado por Angus Young. Grohl lo salvó y con ese asiento pudo realizar todos los shows sin problemas.
Tras girar por Oceanía, Japón, Europa y Sudamérica, Guns N’ Roses volvió a su tierra natal para una nueva serie de conciertos sold out, esta vez, en estadios cerrados. Para el final del maratónico show -duró más de tres horas- en el BOK Center de Tulsa, Oklahoma, Dave Grohl fue el invitado estelar de la noche para hacer un clásico del “Appetite For Destruction”. Entre fuegos de artificio y un clima festivo, “Paradise City” fue la frutilla del postre para el deleite de un público que no tenía otras palabras más que agradecimientos.
Fotos: Katarina Benzova
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