Si estuviese vivo, Kurt Donald Cobain cumpliría hoy 52 años de edad. Miembro del fatídico club de los 27, portavoz de la generación X y emblema del influyente rock alternativo de principio de los 90’s, el zurdo de Aberdeen (una ciudad con apenas 20 mil habitantes) destacó por su ironía y particular forma de componer letras para la bestia llamada Nirvana. Rock And Ball eligió 5 temas que desnudan el perfil de un muchacho atormentado por su tortuosa infancia, la inusitada fama mundial y el abuso de drogas. Un genio entre genios, quizá uno de los últimos héroes de un rock huérfano de nuevas leyendas y obligado a la nostalgia.

1 – Como as you are.

Una letra simple y que refleja la apertura mental de Cobain con respecto a la diversidad cultural y a la aceptación de amistades, sea quien sea el que esté enfrente. Oscura por fuera, sincera por dentro. Un datazo: en el colegio, Kurt sufrió bullying por ser amigo de un chico gay.

2 – Been a son.

La ironía en uno de sus puntos máximos: una canción que habla de una chica y todo lo que su familia no iba a encontrar en ella (fama, aceptación de los padres), por el hecho de ser mujer. “Debería haber sido hijo” destila el pegadizo estribillo…

3 – Rape Me.

Esta canción tomó una gran dimensión cuando MTv les prohibió interpretarla en vivo debido al alto contenido sexual. Eso demostró la falta de conocimiento de los empresarios con respecto a la ironía que Kurt usaba en sus temas, los cuales raramente se acercaban a un sentido literal. En el Mtv Unplugged de 1994 el rubio amagó a tocarla solamente para joderlos: un crack.

4 – Drain you.

Excelente ejemplo de las malas relaciones (amistosas o amorosas). Una de las pocas que Cobain realmente disfrutaba tocar en vivo: era uno de sus cables a tierra. De hecho tiene una dedicatoria especial ya que va dirigida a Tobi Vail (integrante de la banda Bikini Kill), amiga cercana por entonces del guitarrista y de Dave Grohl.

5 – Where did you sleep last night?.

Uno de los momentos más recordados en los últimos treinta años tuvo lugar el 18 de noviembre de 1993. Nirvana finalizó su set acústico con la canción en cuestión, una joyita de la música folk de los años 70. La voz desgarradora de Kurt movió estanterías y conmocionó al mundo entero y fue el broche de oro para un “desenchufado” inolvidable, pese a algunos lapsos de serios desperfectos sonoros…

Por Joaquín Vacca