Punto De Vista

Simplemente el Loco

Migliore está preso, complicadísimo. Lo detuvieron un día que San Lorenzo perdió, y con él afuera el Ciclón tampoco volvió a ganar. Casualidad o no, desde que se fue se enrareció el clima en Boedo, que empezó a revivir los fantasmas extrafutbolísticos que tanto le gusta tener. Y sin contar el promedio, que está lejos de ser un problema resuelto. Probablemente Migliore no ataje más en San Lorenzo. Su situación es tan compleja que ya le buscan un reemplazante y, por más que él se moleste, es lógico. Dado todo lo acontecido, no es descabellado pensar que el Loco no ataje más en un equipo de Primera División. Está detenido, atado a un prófugo que parece que nunca aparecerá y fuertemente ligado a la barra brava de Boca por asuntos poco felices. Su futuro es incierto. Inocente o no, hoy tener al arquero en el plantel es más un problema que una ventaja. Al 22 lo extraña su mujer, sus dos hijos, su padre enfermo y un montón de gente que lo adora. Pero también lo extraña San Lorenzo, club al que llegó sin el cariño de los muchísimos que hoy lo aplauden. Adentro de la cancha, con sus días malos y buenos, Migliore siempre demostró estar al la altura del club. Es tribunero y exagerado, lo que para muchos lo convierte en vendehumo. Pero también se bancó la podrida; jamás se escondió, ni cuando el Ciclón jugó semidescendido. Y sin ser un arquero fuera de serie, supo ganarse el cariño también fuera de la cancha. El ex Huracán y Boca es socio de San Lorenzo. Fue el primero del plantel en sumarse a la vuelta a Boedo, aportando diez metros en el fideicomiso y motivando a los demás a que lo copien. Es uno de los más queridos del grupo y siempre, pero siempre, estuvo dispuesto a ayudar a quien lo necesitaba. Fueron los hijos del fallecido Ramón Aramayo, o el pequeño Adam que viajará a China a tratarse una parálisis cerebral, algunos de los tantos a los que el Loco les regaló horas de atención desinteresadamente. Nunca hubo una camarilla que le de razones para ir en contra de San Lorenzo, al contrario, siempre fue una motivación para romper esos grupúsculos y pelear por el club que le abrió las puertas allá por 2009. Cuando no hubo plata para el plantel, jamás se le pasó por la cabeza quejarse o ir para atrás, todo lo contrario. Era el principal enemigo de Bottinelli, el que inhibió y desapareció cuando las papas quemaban. Es amigo de los chicos y los grandes. Ni divide ni resta, junta y suma. Migliore pasa los días más angustiantes de su vida: detenido, a veces sin comer y abrazado a una biblia. No encuentra razones para estar donde está ni sabe cuándo saldrá. Por si fuera poco, desde que está preso San Lorenzo no ganó y recibió cinco goles en dos partidos, cuando con él habían sido tres en siete. A Pablo lo extrañan adentro de la cancha y también afuera: en el vestuario, en los entrenamientos y sobre todo en la vida. Es así, no es casualidad que haya cambiado la resistencia por aplausos. Es simplemente el Loco.

Migliore está preso, complicadísimo. Lo detuvieron un día que San Lorenzo perdió, y con él afuera el Ciclón tampoco volvió a ganar. Casualidad o no, desde que se fue se enrareció el clima en Boedo, que empezó a revivir los fantasmas extrafutbolísticos que tanto le gusta tener. Y sin contar el promedio, que está lejos de ser un problema resuelto.

Probablemente Migliore no ataje más en San Lorenzo. Su situación es tan compleja que ya le buscan un reemplazante y, por más que él se moleste, es lógico. Dado todo lo acontecido, no es descabellado pensar que el Loco no ataje más en un equipo de Primera División. Está detenido, atado a un prófugo que parece que nunca aparecerá y fuertemente ligado a la barra brava de Boca por asuntos poco felices. Su futuro es incierto. Inocente o no, hoy tener al arquero en el plantel es más un problema que una ventaja.

Al 22 lo extraña su mujer, sus dos hijos, su padre enfermo y un montón de gente que lo adora. Pero también lo extraña San Lorenzo, club al que llegó sin el cariño de los muchísimos que hoy lo aplauden. Adentro de la cancha, con sus días malos y buenos, Migliore siempre demostró estar al la altura del club. Es tribunero y exagerado, lo que para muchos lo convierte en vendehumo. Pero también se bancó la podrida; jamás se escondió, ni cuando el Ciclón jugó semidescendido. Y sin ser un arquero fuera de serie, supo ganarse el cariño también fuera de la cancha.

El ex Huracán y Boca es socio de San Lorenzo. Fue el primero del plantel en sumarse a la vuelta a Boedo, aportando diez metros en el fideicomiso y motivando a los demás a que lo copien. Es uno de los más queridos del grupo y siempre, pero siempre, estuvo dispuesto a ayudar a quien lo necesitaba. Fueron los hijos del fallecido Ramón Aramayo, o el pequeño Adam que viajará a China a tratarse una parálisis cerebral, algunos de los tantos a los que el Loco les regaló horas de atención desinteresadamente.

Nunca hubo una camarilla que le de razones para ir en contra de San Lorenzo, al contrario, siempre fue una motivación para romper esos grupúsculos y pelear por el club que le abrió las puertas allá por 2009. Cuando no hubo plata para el plantel, jamás se le pasó por la cabeza quejarse o ir para atrás, todo lo contrario. Era el principal enemigo de Bottinelli, el que inhibió y desapareció cuando las papas quemaban. Es amigo de los chicos y los grandes. Ni divide ni resta, junta y suma.

Migliore pasa los días más angustiantes de su vida: detenido, a veces sin comer y abrazado a una biblia. No encuentra razones para estar donde está ni sabe cuándo saldrá. Por si fuera poco, desde que está preso San Lorenzo no ganó y recibió cinco goles en dos partidos, cuando con él habían sido tres en siete. A Pablo lo extrañan adentro de la cancha y también afuera: en el vestuario, en los entrenamientos y sobre todo en la vida. Es así, no es casualidad que haya cambiado la resistencia por aplausos. Es simplemente el Loco.

Dolorense, nacido en 1991. Licenciado en proyecto de Magíster. Hay una cosa que nunca van a entender...