El 11 de marzo de 2017, el Indio Solari daba el último recital -hasta el momento- de su carrera en Olavarría, Provincia de Buenos aires. Ese evento quedará marcado por haber dejado 2 victimas fatales, Javier León (42) y Juan Francisco Bulacio (36), y sus correspondientes causas judiciales; que involucran no sólo a la productora del evento, sino también al mismo Indio.
Según reza la causa, ambos fallecieron asfixiados por aplastamiento durante avalanchas que se generaron por presuntos fallos de organización del show, que tuvo lugar en el predio “La Colmena”, pero el fiscal de la investigación tomó la decisión de imputar solamente a Matías y Marcos Peuscovich y Gustavo Zurita, productores del evento y dar por sobreseído al ex cantante de Patricio Rey y Sus Redonditos De Ricota.
Para lograr esto, la defensa del Indio presentó un contrato donde consta que el músico solamente era responsable de la “organización musical y deslinda la responsabilidad de la organización y seguridad en los productores de la empresa En Vivo”.
Si bien la causa será elevada a juicio oral y público, el artista ya no está vinculado en la misma e inclusive sospecha que todo fue un entramado político para hundir su figura y, con ella, los ideales que él apoya.
Recuerdos que aclaran un poco
En el libro de memorias que escribió junto a Marcelo Figueras, El Indio relata sus sensaciones al respecto del hecho: “Nadie me quita de la cabeza que esto fue algo político-mediático. Hay muchos detalles que mueven a la sospecha. El apagón de las luces al final, la policía que trababa las calles para que el público enfilase hacia una salida vallada y cerrada, los polis que tenían que estar ayudando, pero estaban tomando mate detrás de un terraplén, la desaparición de todas las señalizaciones… este no fue un quilombo accidental. Todo confluyó para que los medios se encarnizaran, como si yo fuese el asesino de un montón de gente”.
Dentro de estas reflexiones también está su visión desde el escenario: “No se podía seguir en esas condiciones, ahí podía estar pasando algo serio. Era un remolino humano, en esa masa había pibes medio fusilados que se caían y levantaban”, relata rememorando aquel instante de locura.
También dentro del marco de la situación esgrime una teoría: “Mas tarde nos contaron -Nos llegó de parte de la gente que participó de la asistencia medica- que había circulado una falopa rara, que los paramédicos comparaban con un paco en pastillas. No sé si eso existe, decían que era lo mismo que unos pibes habían tomado hacia poco en Bariloche, cuando llegó a las noticias que se habían puesto en pelotas y roto todo”. Y remata: “Esa sería una manera ideal de boicotear un show: ni siquiera hace falta que entres a provocar o cascotear. Alcanza con que distribuyas una falopa mortal a veinte pibes- se la vendes barata- para que empiecen a hacer un quilombo… Si no fuera por mi público, podría haber pasado cualquier cosa”.
Respecto al trato posterior de la prensa para con lo ocurrido en el show, la desinformación y el ánimo de sembrar caos cambiando el número de muertos de 2 a 15 y decenas de inexistentes heridos, El Indio cuenta cómo fue su después: “Yo estaba hecho mierda, no quería salir de mi habitación. Pero Virginia (su mujer) me convenció. Los músicos necesitan estar con vos, me decía, y tenía razón. Igual fue medio velorio, inevitablemente. Dos tipos que te habían ido a ver se habían muerto. Ahora, esa señora que se mató en la ruta porque salio a los pedos al escuchar que Telam hablaba de avalanchas y apuñalados múltiples… esa muerte es responsabilidad de los capos de Télam, ¡qué ni siquiera habían enviado a un cronista para ver cómo salía la cosa!”
Respecto a los familiares de las personas fallecidas y sus respectivas condolencias, el Indio cuenta “Mandé mis pesames a las dos familias, a través de alguien de mi mayor confianza. Una de las madres se puso a llorar, pero de emoción. En el otro lado no había nadie y, por eso, dejó mi carta manuscrita en el buzón de la casa. Pero después, una de las señoras negó que yo hubiese hecho contacto”.
Y así, tras dos largos años de pericias y tristezas, el Indio queda desligado de la causa elevada a Juicio Oral y Público y solo quedan imputados aquellos a los que el artista contrató para organizar el evento, que ya contaban con una víctima fatal en un show de La Renga en 2011.
El Indio no se subirá más a un escenario, según indica en sus memorias, pero parece que su último show todavía deja mucha tela por cortar, mucha baba por secar y mucha muerte por llorar.
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