El viernes pasado, en un country, de Pilar, Buenos Aires, Claudia Schaefer fue asesinada a puñaladas por su marido, el empresario Gustavo Fernando Farré. Aunque el imputado está acusado de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por contexto de violencia de género”, su defensa intenta instalar, mediáticamente, la figura de “emoción violenta”.
Mientras el femicidio del Claudia Schaefer ocupa las primeras planas de los distintos medios, el de Ingrid Vidosa oriunda de Mayu Sumaj, Provincia de Córdoba, de quien fuera encontrado el cuerpo sin vida, en el Cerro de la Cruz, en Villa Carlos Paz, solo figura en algunos medios locales. Sus padres habían hecho la denuncia de su desaparición. En ese mismo sitio, pero en Marzo, había sido encontrada asesinada Andrea Belén Castana.
Llegar hoy a utilizar el concepto de femicidio, The best paper writing services Sep 16, 2015 – What is Proscar , The Roman tax code was as complex (if not more Rather, low dose Proscar , Buy no prescription Proscar online, Jesus wasВ nos ha costado sangre y años de gritarle a una Justicia machista y a una sociedad patriarca, que el amor no mata, que la pasión y las emociones, tampoco. Pero, la posesión, la violencia física y psicológica, la Justicia y la desidia por parte de algunos estamentos del Estado, sí. Durante décadas los medios de comunicación han titulado a los femicidios como “crímenes pasionales”, y en la misma línea de tiempo, sectores ligados a la Justicia impartieron e imparten, aún hoy, el criterio de “emoción violenta” para minimizar, y naturalizar, los asesinatos de mujeres.
El ejemplo de cheap Viagra 25mg : Online Pharmacy Shop: 100% quality, low prices, fast delivery! Free samples for all orders ! Generic and Brand Viagra-Cialis-Levitra onlineВ Claudia Schaefer, en cuanto a tratamiento mediático y judicial, ratifica lo dicho. La estrategia que pretende utilizar la defensa de Farré, desde el punto de vista jurídico, no debería tener siquiera asidero, teniendo en cuenta la premeditación del hecho, encerró a su víctima en el vestidor de la habitación, donde se había dirigido a discutir la pareja, y allí comienza a agredirla. Desde el punto de vista civil, es terrible el solo hecho de pretender defender lo indefendible: resulta que el victimario actuó “poseído” por sus emociones, y por culpa de quien fuera su mujer.
Estos dos “nuevos” femicidios vuelven, también, a poner algo muy importante en el ceno del debate: los estereotipos clasistas. Es algo a lo que no podemos restarle importancia, por el contrario, es una pata fundamental para intentar comprender por qué la Justicia, muchas veces, interviene de cierta manera en algunos casos y en otros no, o por qué la opinión pública maquilla o estigmatiza. Los extractos sociales, los vínculos con el Poder, los lugares de procedencia, el poder adquisitivo, son todos factores influyentes, lamentablemente, a la hora de las hipótesis y conjeturas de ciertos medios.
Hasta para visibilizar un femicidio, entran en juego esos factores. Sin ir más lejos, para algunos periodistas Ángeles Rawson fue una clara víctima de femicidio, mientras que Melina Romero, había buscado su final trágico, o sea: “algo habrá hecho”. Doble vara, hipocresía. Las asimetrías provinciales y el centralismo en la comunicación, también son formas de estereotipar. Estas diferencias, después de tantas luchas, y de una multitudinaria marcha con la consigna de “Ni una Menos”, en la cual participaron cientos de mujeres, y hombres, despojados de prejuicios, bajo ningún punto de vista deberían estar presentes.
Los femicidios, son femicidios en cualquier clase social, en cualquier parte del País, en cualquier parte del mundo, y como tales, deben ser juzgados judicialmente. Los medios de comunicación deben informarlos como son, y la sociedad civil debe hablar, y concientizar, de la misma manera. A esta altura de maduración, en el terreno de los debates públicos, no debemos permitir que se catalogue el asesinato de una mujer de manera clasista. El dolor familiar -dejar a un hijo, o hija, sin su madre, a un padre o madre, sin su hijo, o hija- no conoce de status.
Debemos seguir exigiéndole a la Justicia que deje de comportarse como una casta, que los jueces y juezas estén más cerca de la sociedad para poder ejercer su labor con vocación de real justicia, y no en pos de “valores” machistas que atrasan y dañan. Debemos exigirles a los organismos gubernamentales, que dejen de lado el protocolo, para que la praxis sea eficaz, y eficiente. Se debe brindar la atención adecuada a las víctimas de violencia de género, y familiar, para prevenir futuras muertes evitables. Farré tenía ya una orden de restricción de acercamiento, por lo que tenía antecedentes de violencia, sin embargo, no funcionó. Hay que exigir la inmediata incorporación de la prevención de la violencia de género en las Instituciones educativas. Las fuerzas de seguridad deben brindar protección a la víctima, no al victimario. O sea, deben dejar de humillar a quien está padeciendo violencia y evitar darle impunidad a quien la ejerce. Deben reglamentarse e implementarse, las leyes que ya están para ser cumplidas. Es decir, necesitamos más compromiso, y acompañamiento, por parte del Estado. Así como necesitamos que los medios de comunicación comiencen a tener una perspectiva de género, también, necesitamos abogados, y abogadas, que peleen para que el campo del Derecho Penal se amplié, sea más inclusivo y reconozca la desigualdad en un contexto social donde existen relaciones de poder entre hombres y mujeres.
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