Series

Gallos de riña

Bruno Stagnaro nos trae una nueva historia situada en los márgenes de nuestra sociedad, gallos de riña, robos y venganza en una historia potente e imperdible.

Un Gallos Para Esculapio
Un Gallos Para Esculapio

Las ciudades encierran secretos, lugares desconocidos y tribus que las habitan, sin embargo mostrarlo como algo posible suele ser muy difícil para cualquier artista y más en el ambiente artístico argentino.

Aquí todo roza la miseria desde tiempos inmemoriales; el cine y la televisión argentina mostraban los dos lados de un espectro que parecía no juntarse nunca; una suerte de cielo y tierra sin puntos intermedios.

Ver a alguien pobre y ver a alguien rico parecía ser la única opción para contar una historia; no tenía grises el espectro de gente que habitaba los relatos, no parecía haber lugar para personajes que pertenecieron a ambos mundos.

Pero eso cambió con la llegada de un cineasta “diferente” que pintó la escena con retratos pintorescos que mostraban cómo el hombre común podía estar siempre al filo de cambiar de mundo y viceversa; el hombre que vive en un submundo también puede querer convertirse en el hombre común.

Un reparto poderoso para un guión incendiario y una historia sólida, de izquierda a derecha: Staltari, Ortega, Lanzani, Brandoni, Luque y Rincón

El responsable de esta nueva manera de pintar la sociedad argentina, la ciudad y como se relacionan los actores es Bruno Stagnaro (Pizza, birra y faso; Okupas) otrora valor del llamado “nuevo cine argentino”

En este caso realizó Un gallo para Esculapio para la cadena TNT, con producción de Sebastian Ortega y Underground; la historia está filmada en formato cine y el nivel de la serie tiene claras intenciones de ser exportada.

La misma cuenta la historia de Nelson (Peter Lanzani) quién llega al Oeste del conurbano bonaerense para encontrarse con su hermano Roque (Diego Cremonesi) y llevarle un gallo de riña, pero al no poder dar con su paradero termina haciendo pelear al gallo por dinero y conoce al capo de las riñas: Chelo Esculapio (Luis Brandoni)

En el ir y devenir la confianza de Chelo y Nelson crece y se van develando más actividades ocultas que abren las puertas de un submundo marginal coloreado por el mejor de los artistas.

A medida que avanza la serie desconocemos lugares comunes que el relato nos va mostrando y nos familiarizamos con lugares que nunca vimos en nuestra vida; el trabajo de Stagnaro es ese: dar vuelta el tablero y hacerte formar parte de algo que no ves con tus ojos ni aunque lo tengas adelante.

Un reparto poderoso que incluye también a Luis Luque (Tiempo de valientes), Julieta Ortega (Regresados) y Ariel Staltari (Okupas), quién además es Co-autor del libro junto a Stagnaro.

El variopinto universo de la serie es muy extenso y se abre a medida que avanzamos; nos mantiene cautivos para ir conociendo más y el guión es tan sólido que si se elegía mal el reparto podía ser hasta bizarro el resultado, pero eso no pasó; todo es un drama que de cantado no tiene nada.

Bruno Stagnaro, director y co-autor de la serie, un valor enorme del llamado “nuevo Cine nacional”.

Me animo a decir que si la serie estuviese filmada en inglés  sería un éxito tan grande como cualquier serie que vemos en Netflix o HBO.

Un gallo para Esculapio puede pasar desapercibida en esta tendencia a generar series nuevas todas las semanas; puede que el mundo no pose sus ojos en esta producción argentina hecha con dinero extranjero, pero sin dudas vale la pena no perdérsela.

Otra cosa que llama la atención y nos hace sentir inmersos en un producto autóctono es la música; boleros, canciones de rock antiguas y un poderoso factor musical climático que acompaña el devenir de las acciones cuadrando a la perfección.

El producto final es una poderosa historia que completa todos los casilleros que intenta llenar; gran guión, grandes actores, un director que le da tantos matices que hasta no parece nuestro conurbano, escenas de acción y criminales dignas de una película de Scorsese (Godfellas) y una música que nos acompaña con gran acierto en cada escena clave de la trama.

Por eso, y a modo de recomendación, darle una oportunidad a Un gallo para Esculapio es darle una oportunidad a la nueva manera de hacer series que intentan encarar los canales habituales de la televisión argentina, con aires de cine y la extensión de las series, con producciones osadas pero que muestran lo nuestro, aquello que no vemos pero que sin dudas habitamos.