No se trata de volver a pegarle a “Tan Biónica”, sino de un análisis de qué lugar queda para las bandas dentro de la industria. Es un secreto a voces que la industria, el main stream, la prensa, las fotos y los flashes hacen subir y bajar bandas, de la misma manera que las tapas de los diarios deportivos venden o arruinan a jugadores. Hasta ahí son las reglas del juego, pero… ¿Qué sentido tienen estos festivales si no son más que la caja de resonancia sectorizada de determinado tipo de bandas dejando a las demás completamente afuera? Tan Biónica hace su juego. Tan Biónica es una banda con años de trayectoria, que la peleó en el under, la remó en su momento, hasta que gustó. Y cuando gustó se subió a un cohete y fue, volando, hasta arriba de todo. Donde hoy está ¿Qué banda argentina puede agotar 4 Luna Park? Sólo Los Piojos podían. Y ya no están. ¿Vieron la “banda deluxo” de Los Simpsons? Bueno, así. Con la diferencia que Tan Biónica no es prefabricada, pero su éxito y su exposición, casi cansadora, que va desde musicalizar un discurso de Cristina Fernández hasta ser la pista de un spot para un candidato en plena época de PASO, sí. Eso es “Tan Biónica”. Y está en todos lados.
El tema es cuando llega a lugares que, originalmente, deberían ser para otro tipo de bandas. Al menos si uno se guía por el perfil que el “Quilmes Rock” buscó dar desde sus inicios, con Los Piojos, Divididos, Las Pelotas, Aerosmith, Velvet Revolver, Catupecu Machu, y, ayer nomás, Foo Fighters cerrando las ediciones. Hoy la banda que cierra será “Tan Biónica”. ¿Por qué? La banda está apuntada a un público consumista a full: con sinfonías para adolescentes que en realidad le cantan a las drogas –esto dicho por la propia banda- los TB seducen, gustan, y hacen mojar a las nenas. Es parte de su encanto. Es una fórmula que usaron, por ejemplo, los Rolling Stones en su momento. No lo digo yo. Es historia. Está clarísimo en el libro “Life” de Keith Richards. A eso hay que sumarle el conjunto de acompañantes: El eventual noviecito que acompaña a su chica a ver y soñar con que Chano le cante a ella y los padres, que acompañan el despertar musical de sus hijas/os con avidez, y alguno que otro con molestía. Conclusión: donde Tan Biónica toque va a reventar. La mesa está servida para que así sea. El resto llega de una exposición que va desde tapas de revista, hasta canciones como cortinas de programas o notas, invitaciones a programas, minutos y minutos en las radios. Todo bancado por la Industria. Que no es que apaña porque Chano le parece carilindo. Apaña porque vende. Y vende porque es lo que se busca vender. ¿Qué pasaría si “El Bordo”, “Cielo Razzo”, “Ojos Locos”; “Cjs”, “Un Segundo” y las bandas de ese estilo gozaran de los mismos beneficios que TB? ¿Si sus canciones fueran puestas en la tele, si sonaran en la radio que se escucha como música funcional en los locales? ¿Si fueran elegidas para spots? ¿Qué pasaría? ¿Cómo puede ser que a la gente de la franja etaria que va de los 23 a los 30 años –en su inmensa mayoría, no todas- no le guste Tan Biónica y la pongan a cerrar un festival “armado” para esa franja etaria? ¿Qué buscan? ¿Seguir imponiendo o una revolución de fondo? La cuestión es que el Quilmes Rock de este año estará flojo de Rock. Muy flojo. Blur tampoco es un tanque de poder y guitarras, es más bien “Light” y Tan Biónica es, directamente, “BC”. ¿Quién puede sumarse a esa grilla? ¿Van a poner a los Massacre? ¿Sumarán a Catupecu? ¿Babasónicos aceptará ir debajo de TB? No parece, sinceramente, que se pueda armar una grilla que sostenga a Tan Biónica, no se ven puntos de encuentro. ¿Miranda!? Y, es una de las pocas posibilidades. Sino, el Quilmes Rock debería cambiarse el apellido.
Ya lo dijo Pity –Sí, Intoxicados tocó en este festival alguna vez- “Este es el Quilmes y no podemos tomar Cerveza?” Lo que jamás pensó es que el festival se armaría, casi entero, para un público que no puede consumir la bebida que lo auspicia. ¡Qué ironía no!
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