Muchas camperas de cuero se agolparon en el ND Teatro, abrigando hombros juveniles y maduros. No hay brecha de edad que separe a los que aman a Virus. Sigue siendo tan clásico como actual. Por eso Viralisados agotó las localidades del teatro.
La banda homenaje está liderada por el triunvirato de Federico Moura, Mario Serra y Ricardo Serra. Además, acompañan Ardilla Espinosa en el bajo, Willy Mandel en los teclados, Cucu Pasaro y Jorge Lescano en guitarras, y Ana Martins y Marcela Bilinski en los coros.
Mientras Viralisados regalaba su disco de difusión con la entrada, el recuerdo se hacía más vívido y palpable. La gira que lanzarán conmemora el 36 aniversario del lanzamiento de “Wadu Wadu”, el primer disco de Virus. Y durante 2017 “Superficies de Placer”, el último, cumple 30 años.
Federico Moura, sobrino del fallecido cantante, tiene un parecido físico marcado. Es alto, delgado, tiene el mismo perfil angulado en su rostro. Además, el mismo tono de voz. Puntos a favor que sumaron a un público que esperaba revivir grandes tiempos, y a otro que quería acercarse a un fenómeno que no llegó a conocer.
Sin que se abra el telón, empezó a sonar una obertura al mejor estilo de música clásica: fragmentos enganchados de clásicos de Virus, en notas de sintetizador, adelantaban el show que venía. Y el público también adelantaba su reacción, coreando y aplaudiendo los riffs más famosos. Terminó, y el telón se abrió con los acordes de una guitarra electroacústica en las manos de Fede Moura, que introducía “Imágenes Paganas”.
La formación de arranque no incluye a Ricardo Serra, quien va a ser un integrante movedizo en el show de Viralisados. No tienen una estética retro, ni muy moderna, sino clásica, que durante el show va a dar algunos guiños vintage. En el segundo tema, “Me puedo programar”, dos cosas quedaron claras: Fede iba a buscar ganarse su lugar en el escenario y en el público a costa de energía y buena onda, porque el que maneja la batuta es Mario , el más aplaudido y vivado de toda la noche. Siguió “Encuentro en el río”, y al terminar, Moura dio la bienvenida a Ricardo en la guitarra.
Él, que vio nacer al monstruo Virus junto a su hermano, declaró en el documental sobre Federico Moura, Imágenes paganas (Sergio Costantino, 2013) , que después de “Agujero Interior”, los temas que se componían dejaron de gustarle, por ser demasiado melosos y románticos, “era música más gay”. Su preferencia por los ritmos vertiginosos y rockeros y las letras con algún contenido político o social va a quedar clara también en su participación intermitente en el recital. Con esa formación tocaron “Cantante farsante”, el primer tema de Wadu Wadu de la noche, y El 146.
El clima fue creciendo de a poco. El repertorio fue muy variado, con un recorrido en vaivén por la discografía de Virus. La interpretación, respetuosa, y tratando de traer al escenario el espíritu original de su música, más que fidelidad obsecuente en el sonido. La voz de Fede Moura, si bien es parecida, no imita la de su tío, juega con sus propios límites y posibilidades. No tiene la profundidad seductora del gran Federico, pero el tono y la energía de su intérprete fueron más que suficientes para el público, que se iba dejando cautivar.
Quedó claro que el recuerdo era lo convocante cuando estallaron los aplausos mientras en la pantalla se mostraban fotos de la formación original. Dentro de esa mística, Viralisados iba a encontrar camino para dejar una marca personal.
Después de tocar “Superficies de placer”, casi toda la banda se retiró del escenario. Excepto Mario que quedó en su batería y largó un solo que iba a despejar cualquier duda que quedara sobre su vigencia como músico. Las luces apuntaban a su batería plateada, haciendo el efecto de una bola de boliche. Si ya tenía la admiración de la gente apenas comenzado el show, esa demostración de talento dejaría aún más impresionados a todos.
Siguió el romantiquísimo *Que hago en Manila”. Después apareció Ricardo sin remera, guitarra y pelo largo (negrísimo) sobre el torso desnudo del macho rockero. Presentaron el tema de difusión original de la banda, “Inolvidable Fede”, dedicado a Federico. Lograron sincronizar con el videoclip (que muestra a Fede, Mario y Ricardo tocando) y hacer corear un poco al público.
De ahí en más, el recital fue en subida. “Ésta seguro que no se la saben”, dijo jocoso Fede. “Primavera animal” fue festejada desde el primer acorde. Pero nada comparable como lo que genera la que le siguió. La reacción automática, un reflejo irracional y natural, que llevó al público a cantar “Pronta entrega” casi desde el primer segundo. Pasa cuando se pone el tema en YouTube, ¿por qué no iba a pasar en un recital en vivo? Los hombros moviéndose a ritmo se generalizaron entre las butacas.
Empezaron a sonar todos los clásicos que se fueron a buscar: “Amor descartable”, “El probador”… Y todos, la banda incluida, estaban inmersos en la música, cómodos y festejantes. Fede Moura tocaba la pandereta con el culo, a veces tocaba notas en el teclado que tenía apartado para él, se acercaba a todos los músicos. Ecléctico, cálido, natural, se estaba ganando la ovación al final, y los “vamos, Fede” que se multiplicaban. “Densa realidad” era el tema de la despedida de mentira. El primer bonus, infaltable: “Wadu Wadu”. Como si fuera una ola expansiva, todo el público empezó a ponerse de pie y a bailar en su lugar, en el pasillo, y al borde del escenario. La frase “Prometo invitarte muchas veces más”, cantada en 1981, no había sido una promesa vacía. Siguió, igual de bailado, “Carolina”.
Entonces se retiraron los músicos, pero quedaba la sensación de que algo faltaba. Enseguida volvieron, para cerrar con broche de oro y “Luna de miel”. Los ochenta estaban más vigentes que nunca y su recuerdo estaba siendo reivindicado con el baile, o a nadie le importaba un comino de qué década fuera la música, y sólo importaba que eso era una fiesta, aquí y ahora. Papeles dorados brillantes, aplausos enloquecidos, abrazos entre el público, cerraron un gran show de una banda que agotó entradas y sobrepasó las expectativas.
[su_spoiler title=”Lista de temas”]
Obertura
Imágenes paganas
Me puedo programar
Encuentro en el río
Cantante farsante
El 146
Bandas chantas arañan la nada
Hombre plástico
Soy moderno no fumo
Tomo lo que encuentro
Destino circular
Mirada speed
Superficies de placer -solo de bateria-
Que hago en Manila
Inolvidable
Primavera animal
Pronta entrega
Sin disfraz
Polvos de una relación
Amor descartable
Desesperado secuencia uno
El probador
Hay que salir del agujero interior
El rock en mi forma de ser
En mi garage
Densa realidad
Wadu wadu
Carolina
Luna de miel
[/su_spoiler]
Por Triana Obregón
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