La banda todavía tocaba los últimos acordes de “Para Siempre” cuando Juanse, para coronar, se quita su remera y su saco y se trepa a una altura considerable de la estructura del escenario. Ese fue el momento más intrépido y rockero de la “Última Ceremonia”, porque el cantante hizo una de las suyas: falto de estado, no sólo se deja caer, sino que sale corriendo para la otra punta como agitando a su público, que nunca terminó de tomar temperatura. Rockstar.
Eran casi las doce de la noche de un sábado frío y el tipo tras cantar y tocar casi dos docenas de canciones sin parar un minuto, se echa un pique como a sus treinta. Una gran performance tanto suya como de Sarcófago, Pablo Memi y Roy Quiroga: Ratones Paranoicos hizo gala de su arsenal de clásicos en el que fue, quizás, su show más convocante.
Sin embargo, lo que hasta el momento fue planteado como la última presentación de la banda nacida en Villa Devoto a mediados de 1983 no dejó un sabor cien por ciento dulce. La previa paranoica y cervecera sobre las avenidas adyacentes a la cancha de Vélez retrasó en parte poco más de una hora el show. Adentro, la gente ya ingresada esperaba escuchando canciones de AC/DC, Van Halen y alguna de Pappo, la más festejada.
El comienzo de la “Última Ceremonia”
Pasados diez minutos de las diez de la noche, el periodista Bobby Flores hizo las veces de maestro de ceremonias, pero según sus propias palabras “se olvidó todo lo que iba a decir” y sólo presentó al grupo. Acto seguido aparecieron los cuatro ratones y el saludo inicial parecía ya una despedida, pero el ritual stone más argento de todos apenas estaba por dar comienzo. El mismo fue al ritmo lento, groovero y blusero de “Isabel” y “Rainbow”, aunque para cortar con tanta dulzura hicieron subir la espuma con “Enlace”, que le sacó la modorra a las casi cuarenta mil personas que coparon el Amalfitani.
Las banderas de palo que lucían el ojo paranoico, el símbolo de Los Piojos (creado por Silvio Squillari) y el logo de alguna legendaria banda más se agitaban en medio de un campo partido al medio por el mangrullo de la transmisión televisiva. En tanto el líder saluda a sus fieles con un escueto “buenas noches, viva el rocandroll que está más vivo que nunca”. Corto y al pie. Su misión era tocar rock and roll. Tanto la suya como la de la banda, en ese sentido cumplieron con creces.
Es así como se sucedieron himnos tales como “Sucia Estrella”, “Carol”, “Vicio” o “El Vampiro”. Inexpugnable. Juanse jugaba libre pero estaba sostenido por un tecladista, cuyo colchón jugó siempre para la canción y un trío de vientos conformado por Miguel Tallarita en trompeta, Marcelo Garófalo en saxo barítono y Pablo Fortuna en saxo tenor. Eso sumado al sólido trabajo de Roy Quiroga (un reloj), Pablo Memi (impecable con su clásico bajo Hofner) y las melodías y solos de Pablo “Sarcófago” Cano, que incluso le puso la voz a “Vodka Doble”.
En materia de invitados, la cosecha no fue muy próspera: Facundo Soto, el cantante de Guasones, apareció sobre el escenario para “Una Noche No Hace Mal” y casi que utilizó más la pasarela montada que el propio Juanse. También participó la cantante Denise Romano, pero su voz no pudo lucirse ya que su micrófono quedó a un volumen bajo respecto del resto de los instrumentos.
La primera parte de este show terminaba a puro hit: “Destruida Roll”, “Rock Del Gato”, “Cowboy” y “Sigue Girando” fueron el broche de oro a la primera parte, que finalmente culminaría con Juanse corriendo por todos lados.
Después de un breve intervalo, mitigado con un video que mostraba imágenes íntimas e inéditas de la banda, salieron de nuevo a romperla con otras seis infaltables. “Ceremonia En El Hall”, “Juana De Arco”, “Colocado Voy”, “Ya Morí”, “Sucio Gas” y “La Banda De Rock And Roll” coronaron una treintena de páginas de su docena de discos de estudio.
Si bien hubo un gran escenario con una buena cantidad de pantallas, luces y una pasarela, los Ratones casi no hicieron uso de esas bondades. Tampoco le hicieron falta otros recursos utilizados hoy día por otras bandas, con ostentar su frondoso catálogo le alcanzó. Su música no tiene tanto misterio como efectividad y así es como metieron tantos temas en el cancionero de varias generaciones.
Todavía no se sabe si fue la última ceremonia o no, esto nació con un anuncio sobre el escenario del Luna Park en ocasión de un show solista de Juanse. Tardaron casi un año en acomodar las agendas para lo que fue este, el epicentro de una gira que tuvo ya algunas paradas en el interior del país –faltan algunas más entre octubre y noviembre- y previo a girar por Europa.
Fotos de Solange Caseres
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