El Microestadio Arena en Ramos Mejía fue el lugar elegido por Sueño de Pescado para su última fecha por unos meses en el país. El próximo 27 de mayo se presentarán en Uruguay y luego harán una pausa para dedicarse de lleno a la grabación y postproducción de su tercer disco de estudio, de nombre aún desconocido.
Caras nuevas en la calle, remeras no oficiales a la venta en la vereda, y más de una docena de micros escolares estacionados al costado de las vías del Tren Sarmiento demostraron desde antes del show el crecimiento de la banda. Cuando ya habían pasado varios minutos de la una de la madrugada, los platenses arrancaron con un tema de cada una de sus placas: “Rock sin vuelo”, el primer corte de Siglo Pánico, “Mi cielo te dejé” de Venganza Primavera y “Cámara Oculta”, uno de los adelantos de lo que se viene, marcaron el comienzo de la larga noche.
Tras un breve saludo al público, continuó la seguidilla “Stoned”, “Maquinado” y “Vapor”. A esta altura ya tanto el público como los músicos se habían distendido y entrado en calor. La tradicional lectura de las decenas de banderas con los barrios de quienes siguen a la banda fue el primer impasse, para tomar un poco de aire de cara al resto de la lista. También fue el momento en el que Manuel Rodriguez –voz y guitarra- leyó una remera que decía “Son 30.000. Fue genocidio” y manifestó el repudio de todo el grupo al 2×1 a los genocidas anunciado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. “Dejarlas Sangrar”, una de las canciones más viejas de Sueño de Pescado, continuó el ritmo de la noche y calentó el terreno para dos temas intensos desde la letra, con sentimientos de recuerdo y el resurgir después de la tormenta: “Barcos Hundidos” y “Revancha”.
Si algo distingue a esta banda es la relación cercana entre el arriba y el abajo del escenario. Las letras le llegan a todos los asistentes a lo más hondo de sus sentimientos, se hacen cargo de lo que cantan y se identifican con cada estrofa. El sentido de pertenencia, de respeto por el de al lado, de patear las mismas calles, vivir las mismas situaciones, superar obstáculos similares, son cosas que uno se alegra de ver que hay alguien que lo identifica.
Y si esto ya era así, qué mejor momento podía llegar para presentar el tema nuevo, que será el corte de difusión del próximo material: “Mil Pasos” fue escuchado por cada una de las más de mil personas que colmaron el reducto ubicado en el oeste del conurbano. La letra no desentona a lo que nos tiene acostumbrados Sueño de Pescado. Una poesía visceral directa a lo profundo del ser, y el rocanrol que despierta las ganas de saltar, moverse, agitar banderas y gritar las frases. Luego de esto hubo un parate de diez minutos para recuperar el aire, hidratarse y volver a tomar impulso de cara a lo que venía.
Una vez que la banda se instaló nuevamente en el escenario comenzó “Buscan”, sin dudas de las más esperadas por todos para poguear intensamente, seguido de “Paso en falso”. El inédito “Tango del Alma”, la oscura “Canción para mi ocaso” y la esperanzadora “Pude” marcaron el inicio de la recta final.
La despedida fue con los grandes clásicos “Probaste un buen dolor”, “Los años ligeros” y “Carcelero” para dejar al público bien arriba antes del último bloque de canciones. “Ladran, Sancho!”, “Venganza Primavera” –agregada a la lista sobre la marcha y dedicada a la hija del cantante- y “Todo se va”, dedicada como siempre a los que ya no están.
Sin dudas este recital definió que Sueño de Pescado no llegó a la escena del rock argentino para ser una más, sino que por su gente, por su espíritu y por sus ideales buscan llegar lejos, como una gran familia. Entre los anuncios durante las casi dos horas del show hubieron dos destacados: primero, para dejar tranquilos a todos, que el parate es para enfocarse en preparar bien el CD, lejos de cualquier posible pelea. Así lo aclaró de manera tajante Manu: “acá somos un grupo de amigos, no hay peleas, ni las va a haber. Paramos para darles el CD que ustedes se merecen”.
El otro anuncio fue que el show del 27 de mayo en Montevideo, Uruguay, se va a pasar a un lugar con el doble de capacidad debido a que se había agotado faltando aún tres semanas. Un recital para aproximadamente mil personas en otro país será el próximo paso de esta banda que dejó de ser promesa para ser presente, consolidarse y pisar cada vez más fuerte en cada lugar que eligen para tocar.
Patricio Serale y Trinidad Mosqueira
Fotos archivo May Suárez
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