La banda presentó en sociedad su tercer disco, ante un reducto colmado y ansioso por el reencuentro. Se pudieron ver unas visuales atinadas para la fecha y un juego de luces que maridó muy bien con una potente set list, que orilló las 2 horas.
Luego de una intro que simuló el sonido de una plaga de langostas, la banda irrumpi´ó con “Una Vuelta Más”, el primer adelanto del disco. Todo el Uniclub coreó, al unisono, aquello de “un corazón que se duerme, se olvida de latir”. Luego llegó “The Divan” y, pegado, “Sísifo”, alojado en “Bárbaros del Honor”. El póker de entrada se terminó de jugar con “Hippie de Manhattan”, que como los buenos vinos, más pasa el tiempo, más bien sabe.
La banda se presentó con los caños liderados por Rodrigo Clavel y presentó en sociedad a la nueva corista, Mariana Itkin. La nueva integrante se lució y demostró que en Peligrosos la cosa funciona como en las mejores épocas del Barcelona de Guardiola: el que se suma, se acopla naturalmente y el equipo no resiente su funcionamiento.
Incluso, según el partido, puede brillar aún más. Eso pasó con la voz de Mariana, que la rompió -sobre todo en “Nieta de Bruja”-. Ella jugó su propio partidazo en el recinto de Guardia Vieja y no le pesó para nada la camiseta.
Un grito de guerra en cada canción
Obviamente, la excusa era presentar “Plaga”, pero no por eso los temas “viejos” fueron menos festejados. “No más errores” siguió la extensa lista que continuó con “Al volverse” y “Preso sin Jaula”. Allí hubo un grandísimo solo de Mariano Codazzi, que jamás en toda la noche perdió la sonrisa, como el resto de sus co-equipers.
Tampoco lo hizo Guly, cómplice con la gente. El “Peca”, dueño del bajo “jugó” inmediatamente detrás de Guly, como si fuera el cinco tapón y el cantante un cinco más adelantado. Siguiendo con la metáfora futbolera, Federico Claramut jugaba abierto por derecha, como un Toni Kroos vernáculo. Durante toda la noche lució los dientes apretados y los dedos certeros para bancarle los lujos a su co-equiper y garantizar el colchón de sonido que hizo delirar a los presentes.
“Simulacro” bajó los decíbeles para dar paso a los aires arrabaleros que tan bien suenan a pasitos de la casa del Morocho del Abasto, un tal Carlos Gardel.
Pasado el tema al ritmo de un 2×4 con distorsión, llegó el turno del reggae y “de mover el culo”, como exclamó Guly. Sonó “El Fiscal”, ese tema que nos obliga a pensar, y a pensarnos, una suerte de “¿Y vos de qué lado de la Mecha te encontrás?”, pero con el ritmo y el sonido Peligroso.
El bloque quizás más mezclado en cuánto a ritmos, terminó con el heavy de la mano del poderoso y vuela pelucas “Será Tarde”, dónde Fede y Mariano muestran sus dotes de violeros versión full.
Hay que ver si esta vez…
Ahí se podría decir que terminó el primer tiempo de la noche, el complemento arrancó con “Cordero”, uno de los que ya conocíamos hacía un buen rato. Los caños sonaron afilados como esos laterales que sirven de arma de varios equipos, que por momentos pasan al frente y son más certeros que el “9” más mentado. Con “Entre tanto”, la banda volvió al calor de sus temas viejos.
La noche prosiguió con “Filosofando” y el tándem infalible que desató un gran quilombo en la “hinchada”: “Uno tras otro” y pegado “Esta vez”, los dos temas que le dan el broche a “Bárbaros del Honor”.
Para coronar este segmento, llegó “Suceder”, un tema introspectivo, con presencia estelar de los vientos y un clima muy cálido que se impuso en la noche. Además, marcó el primer “adiós” de la banda, que se descolgó los instrumentos y desapareció de escena.
El regreso fue a toda orquesta, con cuatro piñas al hilo “Por dentro”, “Lo que queda” -¡enormes los caños una vez más!- que contó con una impronta casi blusera en la voz de la nueva corista. “Camino de Piedras” y su alegría y ritmo pegadizo y aquello de “Era el sol que iluminaba un trigal
Perdoname si me río, te juró no es personal”. “Bárbaros del Honor”, que le da nombre al segundo disco, marcó el cierre de este bloque y el segundo “chau” del Guly. Aunque claro, ya nadie le creyó.
Ya para el final, la banda arremetió con los dos temas que quedaban presentar de “Plaga”. Primero, “Nieta de Bruja”, con la potencia de la voz de Mariana y el juego de climas que el tema contiene. ¿El cierre? “Psicofacho”, otro tema con fuerte mensaje…y fuerte agite, con un fraseo que se repitió constantemente entre la gente, mientras una lluvia de volantes caía sobre los presentes. Fue el último pogo y el último tema de la noche.
22 canciones en la noche, 3 discos en la trayectoria, muchos años sobre el lomo. Horas de ensayo, un viaje a Córdoba para empezar a construir el disco, tardes sobre la terraza de El Tanque Cultural para edificar el sueño de la sala propia… Sí, Peligrosos Inocentes ya salió campeón hace rato, y en Uniclub no hizo más que mostrarle la Copa a todos sus seguidores y afectos.
El Rock goza de buena salud, sólo hay que saber, como aquellos ojeadores que analizan y ven horas y horas de fútbol para encontrar la perla, dónde mirar. Lo que hace Peligrosos, sin duda, debería ser un material de consulta permanente para aquellos intrépidos que en tiempos de Trap y otras yerbas, todavía persiguen el Rock, sus acordes y su vibración.
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