El vaso de cerveza que levanta Beto Olguín al dar unos pocos pasos en el escenario le guiña el ojo a los seguidores de Los Pérez García que se acercaron a Groove, a horas de brindar por la llegada de un nuevo año. El escenario ya despojado del telón espera con los instrumentos ubicados en sus lados. Se acomodan los integrantes pero el cantante se toma unos segundos para saludar, sin hablar, al público. Fue el primer gesto festivo que contagió a las almas presentes que se encargaron de no apagar esa mecha encendida por la voz del grupo.
Apenas habían pasado las 21:20 cuando los acordes oscuros de “Halcón peregrino” patearon la puerta sonora para entrar en la noche de Palermo. Los tres integrantes de los vientos empezaban a participar del show pero con sus voces, a cargo de los coros que son parte de la canción de La Mesa Está Servida. La guitarra de Federico Esquivel desató el primer pogo del viernes por la noche cuando comenzó con “A los tumbos”. Groove se unió en un grito cuando la melodía alegre pedía gritar: “Es mi capricho seguir de pie”, en el track de No Se Lo Cuentes A Nadie, último álbum lanzado. Olguín lanzó las primeras palabras hacía sus seguidores y se fue a sentar, muy relajado, al borde del escenario. Esa imagen anticipaba un momento de tranquilidad como lo fue “Fakir”. Uno de los puntos más calmos de la lista de 23 temas.
“Me gustas tanto, no sabés cuanto, como si fuera un hechizo”, relataban Los Pérez García cuando entre los espectadores se abrió una pequeña ronda, como cuando alguien se ata sus cordones. Un hombre se arrodilló para pedirle a su novia matrimonio, mientras sonaba “La cañada” ante el asombro de las personas que se encontraban alrededor. Ante el sí, los aplausos no faltaron aunque muchos de los presentes en Palermo no se enteraron de lo que sucedió, incluso la banda que siguió tocando como si nada. Pablo Guerra, ex Caballeros de La Quema y Los Piojos, subió para hacer “Ruta” y “Donde está mi elefante?”, donde el rock and roll dijo presente para las patas se empiecen a mover solas.
Jaz Pimentel, Leito Fernández y Juan Ignacio Rodríguez, cantante de Andando Descalzo, se sumaron al show para que Groove empiece a bailar con la fusión de estilos. El enganche entre “Curate” y “Chica de mar” hizo transpirar al público a puro baile con los invitados encendidos, jugando con la gente de Los Pérez García. La temática de cumbia no dejó a nadie sin levantar sus manos mientras los músicos destilaban alegría. La primera hora de la presentación se cumplió con un pogo digno de “Temporal”, del disco Asuntos de Familia. Los vientos se adueñaron de “Contradicciones” y tuvieron a los seguidores en sus puños, a merced de los integrantes que daban un show que ya estaba en su estado de júbilo extremo.
Una remera voló hacia Beto Olguín. La leyenda de “Cromagnon nos pasó a todos” estaba en su pecho. Se tomó un momento para recordar a las víctimas de la tragedia del boliche de Once, que aquella noche cumplía 12 años. La memoria no faltó en Groove y con un ambiente de calma generalizada, llegó “Te veo”. Cuatro ex integrantes de Los Pérez García se sumaron a la formación actual, lo que dejó un número de 13 músicos sobre el escenario para desempolvar algunas canciones. “Perro salado” y “Formosa”, desde el disco Buenas Noches de 1997, deleitaron a la minoría pero que expresó su alegría al volver a oír canciones de la primera etapa de la banda.
“Pongan ganas, pongan huevos, hasta morir” fue el grito cuando llegó “A Callejear” y el reloj los corría desde cerca por la falta de tiempo. El teclado de Julio Medina acompañó al cantante en la intro de “Magdalena”, el hit de la banda. No hubo lugar a la duda: fue la más cantada y disfrutada por la mayoría. Se saltó, hubo emoción y se vieron personas subidas a los hombros de otros. En la misma sintonía, llegó el turno de “Resaca de carnaval” con los coros infaltables de las almas que llegaron hasta Groove.
Una frase retumbó en el recinto de Palermo para bajar el telón de una noche esplendida la banda de Aldo Bonzi. “Va a amanecer y acá adentro sigue la noche” se repitió incontable de veces sobre la canción final. Los músicos se abrazaron, se pararon frente a su público y saludaron en forma de agradecimiento por la respuesta recibida. El coro no se detuvo en ningún momento. El malón de personas comenzó a retirarse pero la frase siguió siendo cantada. Las veredas de Av. Santa Fe fueron testigo de la alegría que expulsaban los fanáticos que repetían con frenesí el estribillo. Las sonrisas se volvieron inevitables el viernes a la noche con un grupo amistoso al oído como Los Pérez García.
Fotos de Tincho Dutil.
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