Con el escenario preparado y las voces auténticas resonando de fondo, bastó que las manos mágicas de Maxi Prietto rasgaran la guitarra con su estilo autóctono de fiel buscador musical para que Los Espíritus sonaran ante un Estadio Atenas colmado.
El grupo oriundo de La Paternal hacía que la música calara hondo en los huesos y fuera imposible dejar quieto el cuerpo, que comenzaba con un leve movimiento y de a ratos se convertiría en un ardiente pogo. Al mismo tiempo las luces de colores provenientes del escenario estallaban al ritmo de la poesía musical que generaba sensaciones en todo el público.
El show comenzó con el repertorio de “Mapa Vacio”, “Mares” y “Palacio”, con el solo de guitarra extendido de Prietto, dejando en evidencia la perfección musical que brindan Los Espíritus en vivo. Siguieron con “Ruso Blanco“, y luego con la famosa “Crecida”, en donde el público explotó en gritos y saltos.
La voces que cuajan en una armonía impecable son las de Prietto y Santiago Moraes (voz y guitarra) que entonaron el tema “La mirada” de su último disco, y sin cortar el pulso de los tambores de Fernando Barreyro, siguió sonando otro de sus grandes temas que se convirtió en un dialogo continuo con el público; “Perdida en el Fuego”, con el riff del blues sonando de fondo, como para que no nos olvidemos que la versatilidad musical se la llevaron ellos.
“La vida Normal” y “Noches de verano” fueron los temas que siguieron. Luego “Jesús rima con Cruz”, tema incluido en su disco “Gratitud” (2015).
El gran blues de la noche vibró al ritmo de “El Gato”, con el bajo de Martin Ferbat, retumbando en todo el estadio. Siguieron con “Luna llena”, “Vamos a la Luna” y “Huracanes”. Luego entonaron la pegadiza canción de “Jugo”, la que sirvió como adelanto de su último disco.
La banda seguía sonando como si no hubiera pasado la hora y media de show que llevaban encima, y la música que tenía hipnotizado todo Atenas no descansaba. Felipe Pipe Correa (batería), Miguel Mactas (guitarra) y Fernando Barreyro (percusión y coros) eran también los responsables de eso.
Las primeras estrofas de “Negro chico” aparecieron por la sala generando temblor con su música y las crudas palabra de como la banda entiende la realidad social de hoy. “Perro viejo” y “El Viento” fueron los temas que coronaron el final del show, dando paso al histórico pogo que se arma cuando suenan los primeros acordes de “La rueda que mueve al mundo” donde ya todos saben que se trata del final.
El barrio del querido Pappo también parió una de las mejores bandas de estos últimos tiempos. De esas que encuentran el rock en todas partes, hasta en lugares inexistentes. No se cansan de buscarlo hasta traerlo a nuestra tierra latinoamericana. Y tampoco se privan de mezclarlo con su historia de riffs bluseros que traen encima.
Por eso, la perfección en su sonido y composición instrumental es lo que sin duda ha hecho de la banda, una de las de mayor crecimiento durante este último tiempo, con menos de 10 años de carrera y un legado importante en sus espaldas.
La banda que viene a romper los viejos esquemas musicales, con nuevos modos, arreglos y mezclas de sonido que los hacen únicos, se paran como una nueva generación musical, diferente al rock de antes, pero tampoco tan distinto. Y con una oleada juvenil por detrás, que ha quedado hipnotizada bajo los poéticos sonidos de Los Espíritus, la banda que llenó un Atenas, y miles más.
Crónica por Bianca Coleffi
Fotos por JV Fotografía
Los Espíritus – Estadio Atenas
01. “Mapa Viejo”
02. “Mares”
03. “Palacio”
04. “Ruso Blanco”
05. “La Crecida”
06. “La Mirada”
07. “Perdida En El Fuego”
08. “La Vida Normal”
09. “Noches De Verano”
10. “Jesús Rima Con Cruz”
11. “El Gato”
12. “Luna Llena”
13. “Vamos A La Luna”
14. “Huracanes”
15. “Jugo”
16. “Negro Chico”
17. “Perro Viejo”
18. “El Viento”
19. “La Rueda Que Gira Al Mundo”
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