Cerca de las 21.30 las cortinas del escenario se abrieron, y entre los aplausos del público, Catupecu comenzó su set con el baterista Agustín “Búho” Rocino junto a Sebastián “Niño” Cáceres, a cargo del bajo, creando una base rítmica a la que luego se sumo Martín “Macabre” González en los teclados. El último en presentarse, con la guitarra y muy vitoreado, fue Fernando Ruiz Díaz, la cara más visible de la banda. La introducción instrumental, saludo de Fernando mediante, dio paso a “El grito después”, con los músicos muy activos y el público comenzando a moverse.
Tras una ligerísima pausa en la que el escenario quedó a oscuras y la ovación de bienvenida correspondiente, una luz roja volvió a iluminar al cuarteto, que en el breve lapsus había cambiado los instrumentos, sumándose Macabre y Niño a las guitarras para tocar “Óxido en el aire”. El pogo comenzaba a afianzarse, y los Catupecu Machu se divertían en el escenario, juntándose los tres guitarristas alrededor del baterista, quién ejecutaba su instrumento de pie.
Hubo un nuevo cambio de instrumentos, y esta vez la voz de la banda se colgó el bajo, mientras que la guitarra quedó en manos del Niño y Macabre volvió a los teclados. “¿Qué pasa La Plata?”, preguntó Fernando, mientras comenzaba a sonar la intro de Confusión acompañada por palmas del público. El cantante empezó a arengar con señas a los seguidores, que respondieron redoblando la exaltación. El tema culminó con una lluvia de papelitos y el deseo de un feliz Día de La Patria.
Para aumentar todavía más la locura del público, a continuación volvió a hacerse cargo de la guitarra para tocar “Plan B: Anhelo de satisfacción”, un cover de Massacre que a estas alturas ya se ha convertido también en uno de los temas más festejados por los seguidores de Catupecu Machu. Fernando, subido encima de uno de los parlantes de retorno, se lució ejecutando un solo de guitarra monumental al final del tema.
Llegaría entonces el momento de mostrar una de las facetas más representativas de la banda en vivo, que es la de mezclar dos o más canciones. Comenzaron con una introducción instrumental que le abrió el camino a “Perfectos Cromosomas”, la cuál se entrecruzaría con “Es todo lo que tengo, es todo lo que hay”, de Lisandro Aristimuño. La combinación le dio un toque emocional al espectáculo, aunque no por ello disminuyó su intensidad.
A continuación tocarían En los sueños, pero antes, el cantante se tomaría un momento para relatar una anécdota relacionada con el tema. “La vida y la muerte son lo mismo, como el frío y el calor extremo, que los dos te queman”, dijo, y luego contó que ese mismo día, el actor Juan Cruz Bordou, a quién trataba con frecuencia porque las hijas de ambos iban al mismo jardín, le había hecho llegar la foto de un joven que se había tatuado la letra de “En los sueños” en memoria de una hija que falleció al nacer. “Esta canción, que tiene algo de las personas que ya no están, se la dedico a esa niña que llegó y se fue”, explicó visiblemente conmovido.
Luego de las emociones compartidas y el reconocimiento cariñoso del público, llegó el turno de “Cuadros dentro de cuadros”, con Niño otra vez en guitarra y Fernando centrándose sólo en la voz. Las estrofas finales dieron lugar a un formidable enganchado entre “Across the Universe”, de The Beatles, “Opus” y concluyó con una versión de “Hablando a tu corazón” de Charly García, demostrando una vez más la versatilidad y el carácter polifacético de los músicos.
A continuación, un nuevo cover, Para vestirte hoy, volvió a encender al teatro con una ejecución potente. Al terminar, Ruiz Díaz agradeció a Lisandro Aristimuño, autor original de la canción, y luego de que el resto de la banda se retirara, se quedó solo sobre el escenario con su guitarra para interpretar “Klimt… Pintemos” entrecruzada con “El Lugar y Cuantos son”. Al terminar, agradeció la colaboración de los espectadores que no cesaron de acompañarlo con palmas y coros.
Tras la maratónica sesión, el cantante se tomó un descanso para contar anécdotas sobre las primeras experiencias de Catupecu Machu en La Plata. El músico dijo que sentía algo muy especial, ya que fue la primera ciudad fuera de Capital Federal donde pudieron tocar. Sus comentarios despertaron risas cuando recordó un encuentro con un músico de la banda Dread Mar-I que había estado presente en el primer show de Catupecu Machu en La Plata, durante el cuál rompió la tarima de madera sobre la que estaban tocando, al saltar en el tema Dale. Por último, los tres integrantes restantes de la banda regresaron al escenario llevándole un vaso al cantante, con el que brindó simbólicamente con el público por el Día de La Patria, aunque todavía faltaban unos minutos para que fuese 9 de julio.
Con los cuatro integrantes nuevamente reunidos, comenzaron a sonar los primeros acordes de “Instrumental”, muy aclamada por los seguidores, que lo disfrutaron bailando y saltando. Le siguió “Acaba el fin” con “Origen extremo” casi pegada. Luego Fer se encargó de refrescar a su gente, arrojándoles agua a los espectadores que estaban en las primeras filas y no pararon de agitar y hacer pogo durante la seguidilla. Cerraron el bloque tocando “Metrópolis Nueva”.
Fernando entonces contó que estaba muy emocionado por haber recibido una invitación para cantar el Himno Nacional Argentino en el Barrio Comandante Luís Piedrabuena al día siguiente. Aprovechó también para hablar sobre el Bicentenario de la Declaración de la Independencia y resaltar la importancia de los próceres que tuvieron la valentía de llevar a cabo aquella difícil tarea. Tras sus palabras, propuso al público cantar el Himno, y luego de una ovación afirmativa, los músicos entonaron las estrofas de la canción patria a capella junto con los espectadores.
Luego de un “¡Viva la Patria, carajo!” gritado a todo pulmón, Ruiz Díaz comenzó a tocar la intro de “Magia Veneno”, que encendió aun más la euforia de los seguidores al ser precedida por “A veces vuelvo”, la cual fue cantada primero por la gente y terminó con un notable solo de guitarra. Ya al final de la canción, reparó en la presencia de una persona pequeña que estaba viendo el show desde el palco superior del teatro, y en un gesto sorpresivo, se bajó del escenario, aun con la guitarra colgada, y subió corriendo las escaleras para abrazarlo y saludarlo.
“¡Y vamos a tocar Dale!” anunció el cantante, una vez de vuelta en el escenario. La gente ya se preparaba para el estallido del pogo luego de la introducción y la primera estrofa. Sin embargo, un pifie por una desatención del Búho en la batería, desembocó en una nueva charla e intercambio de anécdotas con viejos conocidos del público. Luego de las risas, retomaron la canción, esta vez perfectamente ejecutada, y el teatro se convirtió en un mar de gente haciendo pogo. En el medio, intercalaron “Blitzkrieg Bop” de los Ramones, cantada por Macabre, y luego regresaron a “Dale: ¡Más fuerte, que lo escuchen Gustavo Cerati, Luís Alberto Spinetta, El Bocha Sokol, Pappo, Luca Prodan y qué lo escuche Gabi desde Villa Luro!” arengó el cantante, antes de cerrar el tema con el último “Dale”.
Envuelto en una bandera argentina enorme que le alcanzaron desde debajo del escenario, dijo: “No vamos a hacer bises, porque pensamos que es tomar al público de pelotudos”, aclarando que ya era inminente el final del recital. El cierre fue apoteótico, con un ensamble entre “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” y “Eso vive”. Los músicos, cubiertos por la bandera nacional, saludaron por última vez y se despidieron deseando “libertad, paz, amor, salud y, si es posible, dinero”.
Por Facundo Remi
Fotos por Martín Dutíl Fotografía
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