La noche húmeda, triste y gris de la ciudad de La Plata nada tenía que ver con lo que estaba ocurriendo dentro del Microestadio Atenas. Como todos los años, el público se asegura de cumplir con su parte, la de llenar por completo el campo y las plateas, sin importar la fecha, el tiempo o el lugar. Por otro lado, Las Pastillas del Abuelo llevan su música, esa combinación entre rock y candombe, la pasión, y juntos crean la definición de la palabra fiesta.
Pasadas las ocho Atenas ya se encontraba repleto, con banderas flameando y narices de payaso por doquier. Luego de casi un año la banda de Piti Fernandez se volvería a encontrar con su público platense, y lo llenaría de halagos. Ya siendo las nueve, la euforia se desató en el segundo en que la banda pisó el escenario y cada uno se preparó en su puesto para interpretar el tema elegido para abrir, “Leer y Escribir”.
En la lista siguió “Absolutismos” de su último disco de estudio Paradojas, dándole lugar a “Amar y Envejecer” o más popularmente conocida por el público como “La Doctora”, que se llevó el primer gran pogo de la noche de la mano del solo de guitarra de Diego (Bochi) Bozzalla.
“Rompecabezas de Amor” dio pie al momento romántico de la noche, mientras que “Lo que tenga que ser”, rompió con ese ambiente íntimo y vio nuevamente a todo el club saltando. “Dónde Esconder Tantas Manos” la primera canción de Crisis que sonó en la noche fue uno de los puntos altos, lleno de emoción y con un clamoroso final protagonizado por Diego Vecchio en la guitarra y Santiago Bogisich en bajo.
“Permiso y Prometo”, siguió en la lista y puso a todos a bailar con el solo de saxo de Joel Barbeito, seguida de “Hasta acá nos ayudó Dios” y “¿Qué es Dios?” la oda a Diego Armando Maradona que fue interpretada con fulgor y terminó con todo Atenas al ritmo de “El que no salta, es un inglés”. “Hace años que es una fiesta La Plata”, comentó Piti con una sonrisa dibujada en el rostro, afirmando lo que ya muchos sabían.
“Me Juego el Corazón” y “Desde la postura” siguieron con el festejo, que llegó al momento cúlmine con “Locura y Realidad” y “Ojos de Dragón” una de las más esperadas, en donde volaron trapos y se entonó con pasión cada uno de sus versos. La velada continuó con “Solo Dios: Almafuerte”, del disco Versiones y con “Viejo Karma” en donde un desperfecto técnico obligó a los músicos a parar de tocar. Inmediatamente el público supo resolver el asunto y cantó cada una de las estrofas hasta que la banda de Piti pudo retomar la canción.
Lo mismo ocurrió cuando sonaron los primeros acordes de “Enano”, por lo que decidieron dejar el escenario, mientras el público, fiel a su estilo, seguía la letra. “No les importa nada, si hay banda o no hay cantan igual”, dijo Piti al volver, entre medio de los agradecimientos, y retomó esta canción a la que, sorpresivamente, incluyó unas estrofas de “La Parabellum Del Buen Psicópata”, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Sobre el final sonó “Otra vuelta de Tuerca”, la cual fue otro de los puntos altos de este recital, himno de los pastilleros. Le siguieron “Qué hago yo esperando un puto as”, y “Creatividad”, en honor al público que, según Piti, “es un honor que cuando pasan cosas como estas (haciendo referencia al incidente anterior), nuestro público tenga esa creatividad”. Volaron las púas y las listas, y así Las Pastillas del Abuelo se despidió entre aplausos y abrazos arriba del escenario.
Sin embargo, ese no era el fin. El líder de la banda volvió con una guitarra eléctrica para interpretar a solas “Hombre Mosca”, y dar un impecable final a lo que fue un gran recital, o, mejor dicho, una gran fiesta.
Fotos de Martín Dutil Fotografía
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