Muchas veces vemos a nuestra música favorita tomar partido en determinadas cuestiones, dando una mano a seres cualesquiera sean, en tanto se encuentren en situación de desasosiego. Pero también es cierto que se hace en tanto sea con cuestiones masivas, o catastróficas. Sucedió en el 2009 en el Argentina abraza a Chile (a causa del terremoto de ese mismo año) y sucedió este año también a causa de los damnificados –y nunca saneados- pobladores de la Plata.
Pero por cuestiones de no mucha repercusión, o donde no se ve afectada ‘mucha’ gente, eventos como estos no suelen pasar. Tal fue el caso de la Sala Alberdi, donde se presentó una banda como Vox Dei a tocar… para cerca de 80 personas.
Este caso fue una mezcla. Porque si bien el tema no tiene mucha repercusión en los medios masivos, sí fue algo masivo en cuanto a público, lugar, y convocatoria. La cita fue ayer, en el teatro Vorterix (Av. Federico Lacroze 3455) donde una suma de bandas se presentaron para darle su apoyo a la comunidad Wichi, a la cual iban a llevarle todas las donaciones que se obtuvieran hasta el Impenetrable Chaqueño. Las entradas se adquirían a cambio de tres alimentos no perecederos y volaron en cuestión de minutos.
Fue una ocasión por supuesto para que varias bandas que aún no nos suenan mucho de nombre –ni de radio- pero que vienen en franca remontada, se presentaran frente a un público expectante. Así pasaron por el escenario una parte de lo que se viene con Bestiario (atención al baterista porque es un fenómeno) y Cirse, que se mostraron “muy contentos de estar acá” y anticiparon que la presentación de su venidero tercer disco será en ese lugar.
Ya entrada la noche, y con el público que ya se olía una fiesta horneándose, empezaron las bandas estrellas. Suena la voz del Pity de Las Pastillas del Abuelo en bambalinas que tira un ‘gracias’ al cantito de “Pity tenía razón/ Pity tenía razón/ esto es una fiesta/ la puta madre que lo parió…”. No faltó nada en el tramo de Las Pastillas, sonaron temas como ‘Candombe de la resaca’, ‘Desde la postura’, ‘¿Qué vicios tengo?’ y el clásico ‘¿Qué hago yo esperando un puto as?’. Pity es la sinécdoque perfecta de la banda: se lo ve contento, saltando, cantando, pero tranquilo. En una palabra: feliz.
Pasó Tony ’70 con su funky en un shot de canciones –como le correspondían a las demás bandas también – por cuestiones de horarios. Aunque a las claras se notó que el resto esperaba lo que se venía. Salió a escena Salta la Banca y despertó el rugido de la multitud que estaba anestesiada. Los muchachos aprovecharon para repasar buena parte del repertorio de C.O.P.L.A. (Canto Obligatorio Para Luciano Arruga) que se vieron contestadas por gargantas que vociferaron hasta secarse (tengo al lado mío a una chica que cantaba con cada tripa del cuerpo las canciones).
Como cierre, apareció Kapanga para abrochar a todos a pura fiesta. “Estos son gestos que hacen bien al alma”, dijo el Mono, antes de agredecerle, además, a la familia Cabré, que se encargó de organizar todo junto con el grupo solidario ‘Integración Wichi‘. “Los Wichis son una comunidad recolectora, viven de eso. En una de esas habría que enseñarles a sembrar, para que vivan de lo que ellos mismos cultiven”, agregó. Y tras una demostración de influencias musicales al público, mezclando ‘Vení Raquel’ con la Marcha Peronista, o ‘Presente’ con ‘No woman no cry’ y ‘Mi paloma’, el concierto se cerró a puro pogo con ‘El Mono relojero’. Nada pudo faltar a semejante fiesta donde la concientización, aunque no pareciera, siempre estuvo presente. Un gran movimiento para una gran comunidad que, esperemos, logren lo que se propusieron.
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