En la Plaza de la música el público estaba expectante. Mientras algunos buscaban su lugar, otros compraban alguna bebida para calmar la sed y amenizar la espera, conscientes del gran show que tendrían el placer de presenciar.
Pisando las 21:30 hs, el escenario se tiñó de luces azules, y se escuchó la introducción de Ciudad de pobres corazones, seguida por La ciudad liberada, canción que da nombre al disco.
La ciudad liberada está compuesto de dieciocho temas hechos para escucharlos y apreciarlos con otro tipo de sensibilidad. Es una obra muy actual que combina el “estilo Fito Páez” de siempre con melodías innovadoras y una lírica especial.
Wo, wo wo; Aleluya al sol; Tu vida mi vida; El ataque de los gorilas; Plegaria, fueron algunas de las novedades. Antes de cantar La mujer torso y el hombre con cola de ameba, el rosarino la comparó con La pelícana y el androide, canción de Luis Alberto Spinetta, “porque aún en el estado más absoluto de prohibición de la belleza y el amor, dos personas van a seguir intentando amarse”.
11 y 6; El amor después del amor; Polaroid de locura ordinaria; Circo Beat; Tumbas de la gloria; Brillante sobre el mic con las luces apagadas y los flashes de los celulares prendidos a pedido del cantante, Dar es dar; Y dale alegría a tu corazón entonada a capella a la par del público, protagonizaron los momentos más conmovedores de la noche.
Sin importar diferencias, las voces del público se hacían una sola para sumarse en los estribillos más apasionantes, los ojos de admiración les brillaban en paralelo y los cuerpos se movían a la par, al compás de las distintas armonías; dejando en evidencia, una vez más, que la mejor parte de la música reside en su capacidad de sanar, unir y llenar.
“Soy muy exigente con mis músicos”, mencionó Fito, y es algo que cualquiera puede percibir al escucharlos. El impecable desempeño de cada uno de ellos, y la excelsa voz de Evelina Sanzo, quien ocupa el lugar de corista, merecen un párrafo aparte.
Entre tema y tema, el cantante anunció que este sería el último concierto del año en Córdoba, pero que volverían en febrero “a tomar sol y vino con familia y amigos”.
“Hasta mañana, muchaches”, se escuchó a través del micrófono. El diablo de tu corazón sonó para cerrar completamente la velada, después de reiteradas palabras de agradecimiento y despedida.
Últimamente, se habla mucho acerca del “cambio” de Páez a lo largo de los años. Abundan comentarios tales como “para mi no es el mismo”, “me gustaba más lo que hacía en los viejos tiempos”, “esto no se compara a los discos de antes”, etc.
Claro que hubo cambios, pero la vida se trata de eso, de una constante transformación. Los tiempos avanzan, la gente muta, el arte se renueva. Y si, puede que no vuelva a haber otro El amor después del amor, pero ¿por qué no abrir los oídos, la mente y el alma, hacer a un lado los prejuicios y dejarse llevar?
“La música es el despertador de los más puros sentimientos”, dijo Fito antes de irse, quizá ya sea hora de dejarse despertar.
Fotos de May Suárez
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