LAPTRA nació hace 12 años con la edición del primer simple de El Mató a un Policía Motorizado. Desde entonces, la discográfica con base en La Plata, supo nutrirse de los diferentes artistas interesados en la autonomía musical. Es que el sello es eso: así lo define Tom Quintans, voz y guitarra de Bestia Bebé.
Los festejos comenzaron cuando el Kónex abrió sus puertas. A las 17 comenzaron a llegar los tempraneros, bajo un sol que proponía unos 28 grados veraniegos, propios de ropaje holgado. El festival alternó 15 bandas, durante 9 horas, en dos escenarios.
El ambiente emanaba amistad. Todos los artistas estaban desde el arranque, y en una suerte de trueque musical, muchos llevaban puestas las remeras de otras bandas del sello. La comunidad no se plasma sólo desde lo afectivo, sino también desde la fisonomía de cada grupo, ya que algunas bandas comparten músicos. Ayudando en los preparativos, coordinando el sonido, tomando una cerveza o charlando, la hermandad LAPTRA se expresó por todos los cauces.
Con las bandas alternadas en el escenario techado y el descubierto, el desfile indie arrancó con Los Subterráneos y siguió con Cabeza Flotante, Srta. Trueno Negro, Mi pequeña muerte, Súper 1 Mundial -que presentó temas de su nuevo trabajo homónimo-, Ayrton Senna, y 107 Faunos.
Los faunos fueron los primeros en emprender el pogo en el patio del Kónex. La banda platense, co-fundadora de la discográfica, le agregó un poco de jarana a la noche con un repertorio en el que estuvieron Pequeña Honduras, El Tigre de las Facultades y Calamar Gigante Nº8.
La maratón under siguió en el interior con los neuquinos de Atrás Hay Truenos, para que, media hora más tarde, el recinto llegase a su pico máximo de espectadores: era el turno de El Mató. El Chango, Pantro Puto, Doctora Muerte, Niño Elefante y Chatrán Chatrán interpretaron casi todo su segundo EP, Un Millón de Euros, y algunos de sus otros trabajos como Violencia, Chica de Oro, y Mujeres Bellas y Fuertes.
Dueños de la iniciativa minimalista del indie argentino, El Mató sabe hacer delirar con simpleza y potencia. No resulta raro que gran parte de los conjuntos LAPTRA tengan impresas sus influencias: punteos dulces y riffs distorsionados, dos guitarras fuertes en el frente y letras que ahondan en la metáfora de la poesía.
Clavadas las 22 se cerró el escenario del patio. Por quejas recurrentes de los vecinos, a partir de ese horario todo siguió en la “Sala de las columnas”. Mapa de Bits, Javi Punga, Hojas Secas -desatando unos pogos potentes bajo la voz de Lucas Jaubet– y Las Ligas Menores comenzaron a dar las últimas notas del festival.
Como en cada evento LAPTRA, el final de la fiesta está a cargo de Bestia Bebé. Los muchachos de Boedo tienen el poder de enloquecer a la gente, incluso cansada y con hambre (vale aclarar que el Kónex se quedó sin comida desde temprano). Tigre de Metal, Fiesta en el barrio, Luchador de Boedo, Jóvenes y viejos y Omar fueron algunos de los temas que cantó Tom Quintans, enfundado en un piluso de entramado militar. El clásico cierre fue Wagen del pueblo con Lucas Jaubet de invitado y coreando “Es un auto nuevo para mi, aunque para vos sea viejo, es una máquina total”.
La algarabía de los Bestia y su gente fue el broche perfecto para una jornada de alto vuelo. La música under de culto, agrupada en su máxima expresión de comunidad, festejó un nuevo cumpleaños de la discográfica que levanta la bandera de la música independiente.
Fotos de Martín Dutil Fotografía
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