“Yo” (2013) es el primer trabajo del multi instrumentista Rodrigo González luego de su partida de La Cruda (mítica banda hard-rock de Santa Fé que él supo encabezar por 13 años). Un impasse por tiempo indeterminado en el 2008 llevó a que el santafesino se abocase de lleno en la realización de este disco. Fruto de su propia demanda y con el espíritu de una persona a la que le encanta la música y el oficio de hacer canciones, se alineó en el rol de productor, autor y músico principal de su propia composición.
Con un estilo de creación que él mismo ha comparado con “volver a la infancia y jugar solo en tu habitación”, podría resultar difícil desmenuzar lo que fue su presentación en The Roxy. A fin de cuentas, Experimento Negro es un conjunto de muchísimos aspectos (a veces, disimiles) que funcionan a la par y que, si así no lo hiciesen de manera apropiada, el esfuerzo en su intento y la emoción provocada será siempre lo que más importe y resalte.
El negro fue el dueño de la trasnoche de The Roxy… pero no estuvo solo. La luna de medianoche peleaba por recuperar su presencia y el terreno perdido desde atrás de las nubes, mientras la concentración en la vereda de Niceto Vega al 5542 procedía a ingresar al local con un andar relajado. No importándole que la noche de sábado no estuviese hecha para correr e instantes después de una resuelta apertura de telón, Aura despertó al Lobo Negro para, con su aullido, apurar la marcha de los ingresantes.
El Frágil Equilibrio (2016) es el tercer disco del conjunto el cual fue la excusa que les permitió enchufar sus equipos y pisar el recinto de Palermo Hollywood. Aura proporcionó momentos de calma y asentamiento quebrados por completo por la rasposa voz de Pablo Portela y el doble pedal de Juan Barrio desde la batería.
El inconfundible tom de piso flúo con el logo de Monster anticipaba la posible aparición de algún miembro de la extensa familia de Octafonic… y así fue. Mariano “Tano” Bonadio acompañó para hacer que Los Muertos Olvidados gritasen desde el diafragma y con arenga.
Con una mano robótica unida al micrófono y que apuntó al cantante durante todo el recital, Aura se mostró acústico en Renacer, para luego interpretar su versión de Sacha, Sissi y el círculo de baba de Fito Páez.
El Fuego exigió lo mejor de Nacho Montágono (bajo) y Demián Villareal (guitarra) para cerrar con la presentación, en simultáneo con el coro de las últimas notas propiciado por el público.
Uno de los tantos adelantos del próximo material a estrenar por Experimento Negro fue Suelto, pierdo, aprendo, en cuyo mensaje figuraba Suelto, pierdo, aprendo mi lección; Mezclo mundos híbridos. El proyecto de Rodrigo González es genuinamente eso: lograr que muchos híbridos convivan y confluyan en una misma dirección. Tal vez sea conveniente asimilarlo por partes para, de esta manera, comenzar a entenderlo.
El público se encontró con una banda que brindó momentos de sobra en dónde desplegar su calidad artística y técnica. Como ejemplo, estuvieron la Stratocaster de Francisco Romeau y la Gibson SG de Bruno Leurino en Toreando las tormentas y el desenlace que ambos acordaron para Vengo envuelto (regalado) fue de una distorsión tal que no te permitía parpadear.
Sumado a lo anterior, los juegos vocales de Rodrigo González (colocó el micrófono sobre su glotis para ciertos momentos de Brillame) y su ferocidad a la hora de emitir un mensaje (en Perdido x perdido, sus baquetas volaron en varias ocasiones y en 8 Sueños, sus pies casi no tocaron el escenario producto de sus saltos), le inyectaron al show empuje y energía. Causa de lo volátil e ingobernable de estas fuerzas, algunos momentos pueden haber trastabillado con acoples o resonancias molestas, pero todo se perdonó en pos de un gran esfuerzo y una entrega total.
Burro cuadrado, otro de los temas inéditos, contó con El Negro dándose el gusto de modificar su voz con lo que se asemejaba al speaker de un viejo radio de patrulla policial y el ya mencionado Suelto, pierdo, aprendo se adornó con un theremín.
González no perdió la oportunidad de invitar al cantante de Aura al escenario y ambos (totalmente improvisado) redondearon la despedida del Roxy con Uno es lo que hay.
En este “YO” hay un “nosotros”. Todos, público incluido, aportaron a esta idea.
Fotos de Sofía Pedraza para Rock And Ball
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